APUNTES 41 española de fin de siglo, se parece a la de Pe.
reda y a la de mi padre, amigos fraternales; y a la de otros contemporáneos, incluso a la del gran amigo de los tres, desde la acera de enfrente: Galdós. Conozco también la pasión con que el insigne crítico santanderino defendió, en privado y en público, su posición histórica en la cultura de España. Pero nunca tuve, hasta hoy, la idea precisa de lo que esa posición significaba y de lo que querían decir las posiciones opuestas. Ahora he comprendido, una vez más, que todo está unido en la vida de los pueblos por lazos secretos y llenos de sentido; y que, acaso, lo que tiene conexión más íntima y más fecunda para el futuro no es lo similar y parejo, sino lo contrapuesto y divergente.
La España de hoy, como todas las etapas vitales de un pueblo, no es hija de una tendencia liberal o antiliberal, sino de la pugna entrañable de dos movimientos opuestos, pero en lo hondo enlazados por las mismas raíces: por las mismas preocupaciones esenciales del pasado venir de la raza. esos dos movimientos no tuvieron sus representantes genuinos en los hombres políticos, que hablaban cada día, y mandaban o perdían y concitaban sobre sus idas y venidas la atención superficial de los cronistas; sino en dos hombres, no diremos que obscuros, pero sí apartados del bullir oficial. Dos españoles cuyos retratos no se publicaban a diario en los del por