204 APUNTES El futuro dictador no la oye. Ha cogido un volumen de Leopardi y se abandona al encantamiento mortal de su melodioso pesimismo. Qué soy yo, Raquel? Dímelo murmuró de pronto. Como ves, puedo hacer política y no tengo bastante paciencia para esperar los resultados. Quizá he hecho mal en abandonar la literatura. El folletín que dí a Avanti. Claudia Porticella o la querida del Cardenal. dobló la tirada. Pero, no es eso lo que me interesa. Hacer novelas populares, nó, por misericordia! Era más feliz de albañil. Al menos, se ve lo que se hace, se está seguro de construir una casa.
Al fin Benito se calla y permanece sentado sobre la cama, con las piernas colgantes y los ojos en el vacío.
Entonces ella le habla dulcemente de su in.
fancia, de su padre, de mamá Rosa de aquel día te acuerdas. que condujo los ganzos de Pedrappio hacia el vergel de Joseíto.
El hombre vencido se revigoriza al contacto de los recuerdos. El campesino asfixiado por los libros recobra su valor, encontrando su infancia entre los labios de su mujer.
Entonces cogía el violín y se ponía a tocar romanzas, con la corbata deshecha y su hermosa cabellera inclinada sobre el instrumento, como si fuera sobre el seno de una mujer.