428 Apuntes prensa y en todas partes, resultaria imposible para mi ignorar que Dios ha sido más generoso conmigo que con la mayoría de las mujeres. Lo censurable seria fingir que lo ignoraba.
Tenía razón Lillian Russell, que era la más sencilla y la más bondadosa de las mujeres. Aceptaba como un hecho su belleza, pero no le daba exagerada importancia.
Varios críticos teatrales censuraban, en una de las obras de Fitch, que el principe que aparecia no era suficientemente regio. Fitch se quejaba conmigo, diciéndome. Cómo lo saben? Jamás han conocido principe alguno. Yo cuento entre mis conocidos a una docena de ellos y pueden creerme, los principes son como los demás hombres. sólo que un poco más humanos. Son los insignificantes los que actúan como se suponen que deben actuar los principes.
Las pocas relaciones con principes que he tenido, confirman la anterior observación. Hace unos diez o doce años, mi hija y yo ocupábamos una mesa en el comedor del Hotel de Madrid, de Sevilla. En una mesa contigua estaba un caballero de barba rojiza, que daha evidentes muestras de la simpatia que mi hija habia despertado en su ánimo. No srbia quiénes éramos ni nosotros sabiamos quién era. Poco después lo encontré sólo, en el vestibulo del hotel y, tras cambiar los saludos de rigor en tales casos, me sugirió un paseo a pie. La noche era magnifica. Caminamos algunas calles; charlámos de España y los Estados Unidos. Me dió la impresión de que era un hombre seaci.
llo, bien informado algo por el estilo. Creo banquero. Un poco sorp disgusto, me respondió klenburg. Era el Pri No recuerdo quién un grupo de monarcas boda real. o a alguna celebraria en una capit ria eran soberanos de constituía una grave en que habrían de mov dor. Resuelto al fin el cipió la marcha. El cab luntariamente habia esc do VII de Inglaterra.
suceso, pero en todo quien por encima de de su derecho de encab satisfecho con ponerse Durante uno de mi tré con un acaudalada americano. Me veis com de hacerlo cuando supo jaba en segunda. Por Paris, al Barón de ingerencia económica mis comedias. Era un mundo. Tenia una su mejores barrios de la