ADELANTE San José, 28 de Febrero de 1953 SAN JOSE. PEKIN (UN VIAJE LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS)
Por ADOLFO HERRERA GARCIA EL ARTE FOR EL ARTE: número de Selecciones en una mano y la otra apretando Con nuevos pasajeros nos elevamos con destino a Mon la cartera cerca del corazón!
treal pasada la una de la mañana. Después del despegue, Al fin comprende que si él no tiene sueño, eso no es cuando ya los pasajeros podemos desamarrarnos de la faja motivo para que él impida a los demás dormir, y entonces de cuero que nos une al asiento, comenzamos todos a aco a paga su lamparita. Yo, dándole un amplio vuelo a la comodar los bolsos de mano, a levantarnos para bajar la albija, que ya se me figura la capa de un torero, vuelvo a mi mohada del estante de arriba, a pedir la cobija, a quitarros asiento, mientras Otelo, bajito, por la famosa rendija, me los zapatos, a ponernos cómodos. Es que haremos ahora aplaude: el tramo La Habana Montreal sin paradas, y llegaremos ¡Muy bien. Muy bien!
amaneciendo. Hay que hacer todo lo posible por dormir.
Ya todos estamos envueltos, de la cintura para abajo, Eduardo hombre expedito echa el asiento para recostados, acostados a medias, con la frazada azul del avión.
atrás, apaga la luz de leer que hay sobre su cabeza y a poHabemos más desvelados. Uno de ellos es el muchacho pálico, su respiración acompasada, su cara satisfecha, me indido, delgado, con aire de debilidad, que se montó en La Hacan que duerme. Yo lo envidio. Ese proceso naturalísimo de bana, y que da vueltas en su asiento sin poder conciliar el dormir es para mí en todas partes, y más en un vuelo, una sueño. Otro es un niño. Tiene diez años y sus padres, resicosa llena de complicaciones, de sutilezas, de mañas. Echo dentes en La Habana, lo mandan en avión a conocer a su también el asiento para atrás, y cierro los ojos. Pero una abuelita, en Londres. Adelante, sólo veo, saliendo y metién.
luz, cerca de mí, prendida, me estorba. Me vuelvo para el dose por un sillón, la brasa de un cigarrillo.
otro lado. La luz sigue buscándome la retina a través de los Me despierta un ruido de tazas y platos. Está amanepárpados. Doy más vueltas. Siempre la misma luz, como una ciendo. La camarera. pelo castaño, alta, sonrisa simpática navajilla de afeitar, rasurándome las pupilas. Todos los pay el camarero narigón, serio, brillantina en el pelo nesajeros han apagado sus respectivas lámparas. Sólo eza gro preparan el desayuno. Descorro las cortinitas de la maldita luz es la única encendida abordo! Nervioso, me leventanilla. Abajo está el Atlántico, a la altura de Nueva vanto y le hago una cara feroz al señor de atrás, en nom.
York, gris perla, moteado de blanco, bajo el sol que está bre y representación de todos los pasajeros en vela. El se.
maciendo hacia donde vamos.
for se asusta de mi cara. Es un hombre gastado, cordinflón, Poco a poco los pasajeros despiertan y se incorporan.
con un rictus de odio y amargura en la boca, acostumbrado Algunos están abotagados por el sueño y la mala noche. Se a ordenar, con gestos, desde la altura hipotética de su billeremarcan las arrugas de las caras. La estudiante está más tera repleta. Para seguir descansando hace este viaje a Euachinada que nunca. Con pena oculta el rostro añejo. Pero ropa, saliendo de la aldea o la ciudad latinoamericana dontodos vamos despeinados, con las corbatas fuera de lugar, de tiene la tienda, la finca de café o la fábrica. Es de apacon los ojos enrojecidos. Es el momento del amanecer en un riencia grosera, basto en sus maneras, inculto hasta en esas avión, que tiene tanto del despertar de una juerga.
gotas de sudor que le corren por el cogote mantecudo. En Una entrada rápida el lavatorio, una afeitada, un chami indignación de desvelado por su lamparita, imagino que puzón en el agua, una peinada, y todo el mundo aparece deses un egoísta, indiferente a todo lo que no sea el deslizar pués pulcro y brillante.
de su vida sin tropiezos, de las monedas hacia su caja fuerPasan la bandeja con el desayuno. Abajo el Atlántico te y del bolo alimenticio a través de su tubo digestivo, bajo es una mancha serúlea con salpicaduras blancas. Pero en el aroma del puro, en las sudorosas digestiones de la siesta toda la costa impera el color gris, sobre el que van resalcon eructos.
tando ya las casas, los puentes, las carreteras, las granjas.
Sigue asustado de mi figura. no es para menos. Yo De repente vemos un río. Quiero saber cuál es aquel estoy de pie ante él, descalzo, en el pasillo de la cabina, con río. Busco el libro que dan abordo con los mapas. Pero Otela cobija colgando de un hombro, tal si fuera la clámide de lo, siempre servicial, dice un nombre, que desde mis tiemun senador romano, en pose estatuaria. Descubro que no pos del Liceo no volví a oír: apaga la luz porque está leyendo. Con que este hombre. El San Lorenzo!
lee. qué es lo que puede leer este hombre de sexto graLo atraviesan dos puentes abajo de nosotros. Se ve codo? Allí, cerca de su mano inculta, que añora el foete en mo una cinta ancha de color plomo, que se deshilacha hacia las cogidas de café, está abierto el último número de Selecel mar. Hay lanchitas amarradas a los espigones de sus ciones. Naturalmente! Yo, más indignado todavía porque riberas. Toda la vida de allá abajo, de los agricultores, de no comprende aún que debe apagar su lamparita, me acolos oficinistas, de los obreros, de los pescadores, comienmodo mejor la cobija que se me está escurriendo a lo largo za a espabilarse a los rayos del sol, tibios, ya de otoño, que del cuerpo, y pienso, rencoroso, que aquel hombre que vive salen del montón de nubes del Este.
en el santo temor del diablo, está bien que se instruya en Otelo, muy peinado, de sweter. cigarrillo en la boca Selecciones. ese pote fiambre en que se mezclan supersdespués del desayuno, nos informa que vamos a llegar a ticiones de la Edad Media con nociones pseudo científicas Montreal. y por serlo a medias más repugnantes todo con ese saEl uchacho que se montó en La Habana, viene a habor artificial que deben tener los huevos sintéticos hechos blarnos, porque nos ha oído conversar en español. Estudia en laboratorio, la Coca Cola y los tamales en lata. pintura. Va para España. Desembarcará en Amsterdam pahombres así, incultos, bastos, egoístas, seniles, son los que dan la tónica a los gobiernos occidentales. con el último (Pasa a la Pág. 6)
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