RENOVACION 101 Yo no me atrevia a interrumpir el encantadora: criatura que teoía una silencio di a levantar la cabeza. voz y unos ojos de seda. Siempre que Al cabo de un rato; el viejo posó la recuerdo, la veo truy pequeña, couna piano en mi hombro.
gida confiadamente de mi hapo, con Qué dice usted, hija mía. su cabello oscuro y corto cayéndole bien señor alborotado sobre la tiuca; el vestido Pues bien. Do volví inás. Sir mar hasta la rodilla, el delantalcito azul y garita ftié para ella una verdadera los pequeños pies desnudos, blancos. zalioti. Mi padre mie envió al extrao. Yo no podía mirarlos hundirse en el jero, ea donde estuve muchos años, barro del camino. Era para dil como Cuando Tegresé, la vida de la ciudad si una pareja de palomas albas se manthe robaba todo el tiempo, después me charail 5119 alas inmaculadas.
casé. Qué quiere usted? La esposa, los Lo que ha sido de ella, ofgalo usted: hijos. y qué se yo! Las piás de las Hará unos tres meses que ballé esa veces el corazón humano es demasiado carta entre el libro del poema. Me puse grosero para comprender los delica a llorar. Muchos años hacfa que el dezas que le salen al paso. No tiene recuerdo de la muchachita que tanto ojos sino para lo que brilla con brillo me quiso, dorinía en el fondo de mi deslumbrador y sin saberlo aplasta la corazón, pero despertó vivo y fresco florecita que adorna el sendero por como si hubiera sido el día anterior donde transita. Déjene usted hacer cuando la dejé. Allí estaba frente a frase que les no sé dónde mí cou sus ojos pardos unas stiaves gtie y que punca he olvidado: Luz de fue. los de las palomas, deshojando la targo fatuo cego mis ojos, y pasé junto garita simbólica y murniurando. Vola mi dicha y la pisoteé sin conocerla. verás No volverás.
Dios me perdone, pero no volvil. Yo tenía noticia de que niti padre cómo la conoció usted. había perdido la finca al padre de. Su padre era inandador de tina Lucía, pero vada más. Me indagué y hacienda nuestra en la que vivimos supe que ahora tin hijo era el dueño hasta que yo tuve dieciocho años. Jun de ella y que en ella vivía con sus hijos tos crecimos, juutos aprendimos a leer y sus nietos, y juntos supimos como se aina.
Partf. Llegué al anochecer:uba parte Por qué no volvió usted? Ah, se del caserón había sido derribada, pero bor fué cruel.
el ala derecha aún queda en pie. Alli Sí, es verdad. Oiga usted: citando está todavía el roble y a través de su se empeñan en cultivar mucho la ca follaje brillaba con su luz inquieta la heża, a menudo el corazón pierde la estrella de la cual Lucía ine hablaba betoria. Mientras las manos de secos en su carta, y siempre. como si na y viejos nitaestrcs audan afapadas po hubieran pasado todos los años que dando, cortando y rastrillando en hän entorpecido mis mienibros y llelo que ellos llaman inteligencia, nado de canas mi cabeza la estrella uaciéndolo apto a uno para ir por de Lucía conservaba su brillo infantil esta vida tirada a cordel y empedra y parecía, como ella dijo, t1f1 pájaro da de conveniencias, el matorral se de oro y plata que saltara entre las apodera del corazón, y ahoga la si ranas.
wiente de dulces florecillas que la ju En torno de la casa reinaba una paz ventud desinteresada, al pasar como ipinenga. En el palomar se arrullaban una golondrina, dejó en Quiere us. las palomas y allí cerca, en la fuente, ted saber que ha sido de aquel pęda parecía que muchas voces, graves. cito de ideal que la vida puso en mi ubas, argentinas otras, voces de viejos camino y que se llamo Lucía. de jóvenes y de niños, murinutraban Era muy linda? pregunté jute ago infinitamente melancólico. Por rrumpiéndolo: las ventanas de la derecha salían bat. Linda! Tal vez no, pero era una das de una luz tranquila que iban a. las venta Este documento es propiedad de la Biblioteca Nadonal Miguel Obregón Lizano del Sistema Nadonal de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.