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RENOVACION en que nos sentamos cuando éramos maestro: Mire Ud, ni señor maestro muy chiqtillos. Han pasado ya varios Roque, ro lo castigue, que es más diaños y ahora. dicen que yo soy una vertido estar mirando esa ardilla, que mujer y tu uo hombre. Pero verdad los cartelones con sus letrotas negras.
que no somos viejos? Tu tienes dieci. Andrés y yo hacíamos igualito. Al ocho y yo dieciseis. Mientras mareha oir tu pombre el buen viejo se cosmoba por ese camino quie Lenos recorrido vio y el hijo de Juati Pedro do fué juntos tautas veces y que desde que tú castigado.
tcfuiste, me parece it adiós muylargo, Pronto termino, Andrés, otras 14muy largo, he vtielto los ojos a esa épo neas y ya no más. Te quiero decir ca, en que no éradios más grandes que de los yigüirros: Ya no cesan de can.
tu hermano Juan y he creído vernos tar en las tardes; se pone el sol y venir por ese camino, bacia la escuela: ellos como si tal cosa, con sui canto tu con los calzones por la rodilla, el tin quejuinbroso y largo que se me.
conubrero metido hasta las orejas. y la nete en el alma lo mismo que una alforja con el almuerzo a la espalda. tristeza. El invierno se acerca, ellos Eu los días de lluvia, te quitabas las son sus beraldos y a mí me agarra una botas y me obligabas calzáruelas angtistia al pensar en el inmenso soni.
para que no me llenara los pies de do de la lluvia, y en las tardes en que barro, Achará ttis piecitos tan blant sólo se ve el cielo negro como a través cos que se hundan en ese barro tan de un enrejado finísimo y cristalino!
negro decías. tu quedabas des. Yo soy hija del sol, Andrés, amo los calzol Ayl Andrés, cuánto te quiero! dias radiantes en los que el cielo es Los chiquillos de los Serrano son los azul y cantan las cigarras. que ahora se sientan eu nuestro banco. Esta tarde, antes de escribirte me Yo pedí al maestro permiso de entrar fuí a la troje, para pensar en ti y que para sentarme en él: todavía en una nadie me interrumpiera. Desde allí esquiva están nuestros nonbres que vela el roble que está cerca de la tranTabaste con la cucbillita que te regaló quera, bajo el cual te ibas a leer eu el tío Jacinto una vez. Por la ventana los mediodías. El sol se puso y coabierta, el bosque de conchudos y len menzaron a salir las estrellas y atratiscos bajo los cuales jugailos tanto! vés de las hojas del roble, vf brillar Pepsé en lo mucho que te gustan los aquella tan lzınıinosa que tú me decías conchudos, de los que dices, son los se llama la Cabra que va con sus tres árboles más bellos que conoces, foon cabritos, tres estrellitas chirrisguitisu follaje crespo, sus ramas que se ex cas. Pues bien, tiendeu con una armouia tan descui. estaba eotre el árbol y como es tan dada y sus troncos adwirables. Ves inquieta y además el viento movía las como recuerdo tus palabras? Cuánia hojas, yo imaginaba que era un pájapog distraíamos mirando desde la sala, ro de oro y plata que brincaha entre el bosque, oyendo captar los jilgueros las ramas. Allí, tirando esa estrella y y mirando ir y venir aquellas abejas pensando en ti, me estuve hasta que de jicote barcino, cuya miel olía a do senti mi madre llamarme res de jaral y que tenían su panal en Cuáudo volverás? Ya sé que te irás el árbol más grande. Los chiquillos de al extranjero, muy lejos, del otro lado ahora también se distraeu, y. el viejo del grati var. Ay! virgen inía del maestro da puñetazos terribles en la Carmen, quisiera wuorir! Hoy he desmesa como en nuestro tiempo. ligú hojado una niargarita. Volverá? No rate que iba a poner de rodillas al hijo volverá? Ay! Andrés, y me dijo que de Juan Pedro el del Roble, porque en 110. Pero yo no hago caso. Verdad.
vez de deletrear en el cartelón, hacía que 110 debo sufrir por lo que me cotituuecas siguiendo los brincos de una testó la margarita. Ardilla que jugaba entre las ramas de Adiós.
los árboles del bosque. Yo dije al a: Lucia.
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