. 98. RENOVACION. BY. una Magdalena salieron del grupo, bermanos, y sin poder creer lo que compungidos, y dijeron timidamente: oía, levantó en sus brazos dichosos Yo fuí. aquella heroicidad, El padre la mito breves instantes, tan chiquitilla, que se perdia eutre sus Claudia González Rucavado polvando ilusiones. Para el Dr. Eduardo Uribe, con cariño.
Siempre me había interesadio inucho de ella, vi unos papeles amarillentos, la figura de aquel viejo: alta, cenceña, muy doblados.
que se movía con elegancia y agilidad Aquí tiene ini más encantadora a pesar de sus ochenta años. Me gus. historia de amor, aquella cuya pemotaba contemplar su rostro completa ria más anjo, niente afeitado, con perfil de sutiga. Desdoblólos lentamente y con devomedalla ronjaua, coronado por una ca ción. Su rostro estaba conmovido por hellera blanca y abundante, metido couua expresióu dę terpurá. Alextender alto crelto, entre ouya blancura se des. las hojas sentí un oior vago, suave tacaba el gran lazo negro de la corbata Lo recouacſ: el olor que para mi tienė de raso. mí me parecia un retrato el recuerdo.
desprendido de uno de los lienzos que Hace algunes neses wurmtrocolgaban en las paredes de su sala, registraba en la biblioteca y tropecé tauto se asemejaba a sus antepasados, con uo viejo libro que era como mi nobles y honrados viejos por cuyas ve: breviario cuando yo era un muchacho nas corria sangre hidalga. Yo le decla de dieciocho. Un dulce poeme. Claro, que con su figura habría hecho lo cuando el corazón es joven busca aliabate encantador del siglo XVIII y go mnento solamente en las páginas que zaba imaginándolo con la levita de destilan amor. Pues bien, deutro de el amplios falciones, con tricornio, cal hallé esta carta. Le ayudaré a leerla.
zones hasta la rodilla, zapatos esco está escrita con letra algo torpe y con tados adornadas con liebilla de plata ortografía irreverente, pero eso poleimy haciendo sus gestos elegantes con pedirá saborear el sentimiento que me sus manos pálidas que salierat de an: vía la pequeaſta mado que la escribió.
chas mangas que tuviesen vueltas de Lemos: encaje blanco en los puños. Andrés, ni querido hermano A1Sobre él había tejido yo multitud de drés: Cuántos días hace que no estás historias, muchas de ellas amorosas con nosotros! No he sabido todo lo que Mi fantasía, como una bada de los te quiero llasta que no te has marchado.
tiempos dorados, lo tocaba con su va La Caso nie, parece fría, ingiensa y no rita págica, y el viejo señor volvía tego ojos para ver a los que quedaron ser un bello michacho adorado por sino para mirar el vacío que has dejado.
las mujeres.
Mi madre me regaia a cada rato pues. dice que nada hago como se debe. La Que he sido un hombre afortunado costura no adelanta porque a medio en amores! Ah! bija pia! Qué lejos se hacer el hilván, nie quedo pensando han ido los buenos tiempos de la ju. que te has ido tan lejos y que atrien Ventud! el anciano, apoyando laca sabe cuándo volverás.
beza en el respaldo de su sillón, cerró. El maestro vibo tipa noche, pero no los ojos como para ver en su interior. pudo darme la lección, porque me puse Venga acả, mi bija dijo levan llorar. quieres creer, Andrés? El tándose y llevándome delante de su. pobre viejecito al vermę llorar, inclinó.
tiesa. Abrió una gaveta y en el fondo su caleza y lloró conmigo ration Este documento es propiedad de la Biblioteca Nadonal Miguel Obregón Lizano del Sistema Nadonal de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.