38 RENOVACION timiento bajo, abierto a cuanto se eleva por encima de la 112. 99 informe y grotesa que acumula con sus gestos la mecliocrflad de los honbres. tan exquisitas gracias une la sencilla canıpánola su modestia: se manis fiesta a los primeros parpadeos del dia: pero Jaexo, hacia las opce, cuando la fior advier le que el sol y los forgbres la contemplar con admiración y encanto, se ruboriza tib poco y esconde sus gracias tras una cortina de los pétaloa dormirlos.
Alegria de la maflana fué, el corazón de la mujer que prsó a mi lado conia mafana de primavera es lo mis crudo del invierno, Cowo mayo de sol en el fondo más oscuro y frio de una cárce un dia de congoja y de alvtimientos Yo había descendido llasta el antro nás 16brego del hospital. En mi cabeza florecia. Ia desesperación y una cadena de duyustias ttle parecian las horas, borribles como furias.
Un jueveg, ya da tarde, vino UDA joven campesina de ojos negros, de tez morco y encendida y se puso a mirarme. Baje la.
cabeza y con la vista al pavimiento, Tome y no esté así, tan triste me dijo y me alargó una fo dió del seno.
Gracias, sepuse, y le besé con feryor la mano.
Calcularia aquella mujer cuánto bien iria resultar de su sencilla acción! Estoy seguro ro que tio. Qué fue de la buena truchacha de la cual, y en la calle, nunca supe trás?
No llegué a saberlo, lo que sí sé, es que gtiardo corto una reliquia los despojos del Oloroso ramillete y el recuerdo de la nato cariñosa que lo dejó en la mia haciéndome comprender cótuo en una forma tan simple es posible hacer tanto bieu a un bonibre abatido, angustiado y solos.
Al terruinar la lectura de su cuento, el autor se enjttgó los ojos y puso a la vista de los demis uu ramito seco. Toué el ramo y trate de encontrarle algúa perfunt, yine pareció que tenia el de la belleza tuisnin.
Pascualina Lilla González Por encima de la verja verde de la ermità.
del Rosario se alzan, como banderas de gloria, las alegres, lus rosadas florescencias de la bellísitha. Siguenlos en su peregrinación hacia el espacio, madreselvas silvestres, azut les campanulay, Eo las eras hay rescdas, handiegos, romeros, violetas, lirios, HATTON y rosas. De esta de cuentan algutad varie cales: rosas de Jericó, de Castille, Marisca los y principe negro. Un durazio eu flor domina el centro y en el tapial del fondo una tribu de guarias solteras esperan la ya cercana fecundación. lo largo de) jarditi, por entre manojos de yerbabuefte, discurre ut arroyuelo tleshojando las riqla, arregtinas de uti pocpa de cristal, El Padre Apolonio, el solícito jardiaero de la Virgeft, acaba de hacer 41. potable descubrimiento. LAS COSAS SE VAN.
El buen cura se lleva de espanto. Horror, liorror, Horror!
Se santigua y se promete sorpreniler en flagrante delincuencia al sacritego ladrón por medio de una vigilaucia estricta, El acuello comienza desde el día siguiente al amanecer. Oculto hacia el foarlo del jardín, el celoso guardián vigila, obserra, anota. las seis, un senzoutie catra rolando por encima de la eralita, me detiene sobre el durazno, hace ta breve registro de flauta, pero en eso descubre en su escondrijo al Padre Apolonio, siente miedo y se larga muy asustado por sobre la verja. las seis y cuarto una sonrisa (le sol cae sobre las flores, y dos minutos después ochocientas mariposas inundan el jardin trayendo no se sabe qué clase de encarga para las rosas; cumplila ta misteriosa matána, las mariposas levaritan el vuelo y ec pierden en el espacio azul. las siete u zopilote se encaran en la cruz de la ermita y tonia ud baño de sol con las alas extenditlus. las ocho, nueva ciutajada para las rosas: uba.
comisión formarla de diecisvig abejas por lo menos, vienen y les courersao de algún asunto inportante. a las ocho y pico uno de los rogales se agita y se oye ruida como de tallos que Be rompen.
Un extraño calofrio recorre la espatria del Padre Apolonio, Abandona el escondrijo y Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.