RENOVACION. en aquella hora de recogimiento que sin quererlo, nos reducimos a. madre de la duda sagrada descen: simples cadáveres movedizos, puesto di desde mi balcón, que era un hombro que sólo es concebible el perfeccionaque me sostenía en la altura, para en miento en el continuo ajetreo del bien trar en los jardines de Epicuro, en y del mal. Pasar por el mundo sin compañía del viejo Anatole France, haber estado en la honrosa sociedad convencido, eso sf, de que no había de los siete pecados capitales, es exacde hallar la fuente destinada a calmartamente lo mismo que olvidar el beso mi curiosidad, sed la más cruel. cotidiano que debemos a nuestras herAl abrir el libro vi salir, como de manas, las virtudes desnudas y tenta.
las puertas de un antiguo claustro, doſas. Porque, es indudable; quien lleno de penumbra y humedad santa. ignora en absoluto el mal, po pondrá mente. olorosa, a na dionja al parecer por obra el bien, Estará inmóvil, enhecha de cera, toda blanca; tenía los cogido de hombros, sentado viendo ojos verdes semejantes dos esperan correr la existencia, sin derecho a zas apegadas ya; y pesaba tan poco reir de aquel que para despojarses sobre las baldosas, que sus pasos no del fango que le ha manchado el cuersé ofan en la inmensa quietud conven. po durante la jornada, se deteoga a la tual. Era Sor Ana, cuya alma tuyo en vera de ut tio, temeroso el mundo el cristalino y melancólico cerse, conforme en la contemplación resbalar de una lágrima. de su reflejo que la linfa, al discurrir Andaba despaciosa la cabeza in entre las peñas, altera, pero DO ATTAS.
clinada; las manos juntas hacían pen tra. Tan pecaminoso viene a ser resar en un corazón sin sangre tranqui: chazar por completo los vicios como la, camino del confesonario. Llevaba. las virtudes. Pues igual suerte se por temor a las faquezas de la memo llega a la descomposición del agua. ria, dobladas las páginas del breviario estancada practicando el bien en ol.
que la acusaban de cualquier pecado, vido del mal, como rindiendo pleiteentre los cuales ninguno asumía el sia al mal por ignorancia del bien.
valor de la mortalidad; reduclagse to. Recuerdo que Oscar Wilde bi interdos a distracciones durante los oficios; pretado eo mito pleno de gracia, este vanos pensamientos mientras la euca dolor de palpar las pasiones y no senristía reapimaba la tragedia universal; tirias: Bajo el ímpetu solar que en sepsualidad en la alimentación exigua complicidad del aire violentaba la miipor cierto, y azás ingrata. Jamás otra sión de las cortinas para prestigiar de falta turbó la armoula de la existen luz un retablo, se detuvo una mañana cia de aquella boepa religiosa, que Dorian Gray ante su propia laya, reguardó bajo la pieve del hábito de las cogida hábilmente en el lienzo por un hermanas berpardinas, la nieve inna. artífice devoto de la verdad. Hasta culada de sua cames y su alma de entonces no supo que era bello. nieve inmaculada, hasta que, tísica, claro está, que su sorpresa tenía encuando aun 10 contara veintiséis afios, trañas de jábilo. Mas he aquí que al al llegar un invierno cruel, siempre punto la filosofía vulgar y superficial menos helado que su existencia, rodó vido a entristecerlo. Reflexionó que sobre el haz de la tierra, como una ed a todo babla de concluirse. Por lágriba, melancólica, cristalina. manera que el oro de los cabellos se Ni fué buena, ni mala tampoco: no trocarla muy pronto en plata. se envivió.
friaría la azul caricia de sus ojos en En realidad, la vida hay que con cuyos párpados se claraban las pestaquistarla día por dla según manda fas espesas cual en un acerico; tamnuestro siglo, al indicarnos la reno bién los labios, a la sazón de orgulloso vación, que de lo contrario. caerá so bertejo, se tornarfan en pergaminos bre nosotros, separándonos de todo donde sólo se leyese la frase del tedio; Cono una losa, de donde se deduce y la tersa piel se agrietarla como un Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.