231 RENOVACION Ja calumnia ni la perfidia las que produ pudieran favorecer la causa de la religión, cen en este mundo la mayor parte de los sino porque era para ellos una fuente de males. es la mentira brillante y dulce a un ennoblecimiento. Quisiera en este momentiempo, la falsedad amable, la mentira to ver brillar en el corazón de nuestros patriótica del historiador, la mentira del artistas y de nuestros artíficer el. cspiritu sectario celogo, la mentira piadosa del o Lámpara de la Verdad, no porque esta amigo, la mentira indiferente de cada uno práctica leal por parte del artífice sirviese de nosotros para consigo mismo. Esto a la causa de la verdad, sino porque yo es lo que arroja este negro misterio sobre verla con gusto a todos aguijoneados por la humanidad. No mintamos jamás. No el acicate caballeresco. Es maravilloso ob.
consideréia la mentira como inofensiva, seryar cuánta fuerza y universalidad ericomo fúlil o como involuntaria. Descar cierra este sólo principio, y cómo de su témoslas todas; fútiles o fortuilas; no conocimiento o de su olvido depende la dejan de ser el hollín del negro humo del mitad de la elevación o de la decadencia abismo. Es preciso purificar nuestro co de todo arte y de todo acto del hombre.
razón, sin cuidarnos de averiguar cuál Me he esforzado eu mostrar su extención mentira es la más densa o más negra. La y su potencia en pintura: y se podría esverdad, como una bella letra, no se ad cribir un volumen en lugar de un capítulo quiere más que con la práctica. Es más sobre la influencia que ejerce todo lo que simple una cuestión de voluntad que de es grande en arquitectura.
costumbre, y no creo que una ocasión cualquiera de practicar o de adquirir se III. Se puede creer en el primer momejante hábito puzda pasar por inocente. mento que el vasto dominio de la imagiHablar y obrar con toda verdad constant nación semejante al de la mentira. No, te y exactamente, es cosa casi tan difícil la imaginación es el llamamiento voluntay meritoria como hacerlo bajo la amena rio a la concepción de cosas ausentes e za del castigo. Sería curioso hacer cons imposibles; el goce y la nobleza de la tar cuántos hombres, según yo imagino, se imaginación radican en parte en el contemadherirían al ricsgo de perder su fortuna plar y el conocer estas cosas ausentes o o su vida por uno que se sujetase al riesgo imposibles; es decir, en el darnos cuenta de alguna cantidad de enojo colidiano de su ausencia real o de su imposibilidad Así, puesto que de todos los pecados tal en el momento de su presencia o aparente vez no haya otro lan completamente con realidad. Cuando se abusa de la imagitrario al Todopoderoso como este de la nación se cae en la locura. Es una faculmentira, ni ninguno que esté más despro. tad noble mientras reconoce su idealidad: visto del bien de la virtud y de la vida. en cuanto cesa de reconocerla es la dees ciertamenle una rara insolencia la demencia. Toda la diferencia consiste en el caer en lan odiosa falta a la menor len hecho de la vista, en ese hecho en el que tación, o sin tentación a veces, y muy no hay decepción. Nuestra dignidad, digno del hombre honrado decidirse a que, como seres espirituales, exige que podamos sean las que fueren las mentiras o las fal inventar y contemplar aun lo que no exisBedades a que el curso de la vida pueda te; nucstra dignidad, como seres morales, conducirle, ninguna turbe la serenidad de exige que sepamos y reconozcamos al sus actos y de sus decisiones o disminuya mismo tiempo que esto no existe.
la realidad de las satisfacciones de su elección.
III. Pero desde que comenzamos a II. Siendo este principio justo y sabio interesarnos en las energias del hombre, respecto a la verdad. iqué necesario no nos encontramos inmedialamente operanserá en interés de las satisfacciones que do ante un ser de doble naturaleza. La ésta origina! He reclamado la expresión mayor parte de su ser parece estar acompadel espíritu de sacrificio en los actos y los nada de otra parte opuesta, ficticia, que placeres humanos, no porque estos actos por sus riesgos y peligros no la rechazan ni. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lízano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.