338 REPERTORIO AMERICANO a manera de confesión, de lavaje espiritual, surge de aquellos versos: No te cojas del brazo de ninguno. El dolor humano deja de ser augusto desde el momento que encuentra su consolador. La caridad es una virtud, pero desecharla, sincera y enérgicamente, es otra virtud más grande. para añadir que casi todas las amistades constituyen una esclavitud.
Frente al panorama desolado de la tierra, donde el milagro del bienestar, la felicidad y la fortuna son vanas quimeras, pues que sólo el hombre por su propio esfuerzo y condiciones del trabajo creador entrañan toda la realidad, Almafuerte es uno de los seres humanos que más han sufrido con singular estoicismo.
Pertenece el poeta a la rara estirpe de los mortales que han padecido mucho, a aquellos seres que, en el anónimo, penan y luchan y tamLién forman parte en el séquito de los que sufrirán mañana, porque el fenómeno de la vida como el de la muerte son dos accidentes casuales, encadenados por eslabones invisibles que atan a la humanidad y a nuestra naturaleza.
El poeta quisiera engañarse, y consigue lograrlo a instantes, imaginándose un mundo de perfección donde al débil hijo de la tierra tender, supieron fraternales brazos; en los fértiles surcos de la tierra; los fragantes pétalos del libro y hasta el humilde césped de los campos como dijera el gran González Prada, pudiera el humano respirar el culto a la belleza y la gracia, la aspiración a lo viril y sano, la augusta libertad de la conciencia, el infalible método del sabio. bienes eternos cual cumbres erguidas, como chispas de encendidos astros a la doliente humanidad legados, pero siempre tuvieron, para el bien, los hombres memoria infiel y corazón ingrato. si ciertamente, nacemos a la vida como imposible sueño realizado y por ello hemos de contristarnos, gemir y llorar lágrimas de sangre por aquellos que mañana pueden sufrir, es en el presente, rodeados por las cosas comunes con las que convivimos, las que roban nuestros aranes y acreedoras a nuestra pasión, a nuestra emotividad.
Nuestro bardo, profeta del porvenir, cuyas estrofas adquieren contornos más volumi.
nosos en el tiempo que pasa, se sucede y renueva, aunque para bien no siempre, lleva el amor en su pecho de anchurosa ternura. De su angustia sin medida, de sus azares tortuosos, contrariedades y reveses en la vida, nos hablan con profundo lirismo elocuente que le hicieron incrédulo, huraño y sentimental aquellos versos que respiran bondad, afecto y cariño singulares, perfectos como sólo el sentimiento poético de los más grandes aedas puede concebir, que parecen arrancados de la misma entraña de la existencia. En ellos se ha volcado con toda emoción, con su riqueza, que deposita en la balanza de todos los amantes, apasionados y llevados en el conjunto del corazón birviente: Quiero ser las dos niñas de tus ojos, las metálicas cuerdas de tu voz, el rubor de tu sien cuando meditas y el origen tenaz de tu rubor. Quiero ser esas manos invisibles que manejan por sí la Creación, y formar con tus sueños y los míos otro mundo mejor para los dos. Eres tú, Providencia de mi vida, mi sostén, mi refugio, mi caudal: cual si fueras mi madre yo te amo. todavía más! Tengo celos del sol, porque te besa con sus labios de luz y de calor. Del jazmín tropical y del jilguero que decoran y alegran tu balcón!
Mando yo que ni el aire te sonría: ni los astros, ni el ave, ni la flor, ni la Fe, ni el Amor, ni la Esperanza, ni ninguno, ni nada más que yo. Eres tú, soberana de mis noches, mi constante, perpetuo cavilar: ambiciono tu amor en el placer por un momento y resucita bescomo la Gloria. todavía más! Yo no quie tializado con todos sus morbosos atavismos.
ro que alguno te consuele si me mata la fuer Como en Tolstoi, es toda cordialidad, cariño.
za de tu amor. Si me matan los besos insacia afecto: la fusión de sentimientos; unión de bles, fervorosos, ardientes que te doy! Quiero almas elevada a la última potencia. Es entenyo que te invadan las tinieblas cuando ya para dimiento y comprensión, es poesía que trasmí no salga sol. Quiero yo que defiendas mis ciende del alma, a través de los ojos y la bodespojos del más breve ritual profanador. Quie ca, es la confluencia de dos ríos, o muchos to yo que me llames y conjures sobre labios y ríos caudalosos que se encuentran y siguen el frente y corazón. Quiero yo que sucumbas o cauce de sus remansos. después de haberle enloquezcas. Loca, sí, muerta, sí, te quiero alzado en sus estrofas hasta rozar los astros, yo! Mi querida, mi bien, mi soberana, mi re tócale a la humana grandeza del poeta dejarfugio, mi sueño, mi caudal, mi laurel, mi le abandonado en el espacio, en toda su pureambición, mi santa madre. todavía más! za, con todo el fuego de alma apasionada, paResulta casi increíble concebir que tal poeta ra ser mimado siempre, por el viento y la haya creado tanta belleza, y con emoción e lluvia, como una antorcha florecida eternaintensidad tales que se vuelve autoritario hasmente por el querer, para que no se apaguen ta en el ruego. No obstante, pensemos que las estrellas y hacer de mi gloria una diadeA! mafuerte es un producto bravío de la pam na; de mi mente, una túnica de grana; de pa salvaje, domesticado por el tormento. De laureles y aplausos una alfombra; de mi pecho ahí su temple broncíneo, el torrente eruptivo y mi sangre una muralla! Porque yo tengo de sus versos encabritados que barren con lla virtud en mi alma para llenar de admiración mas devoradoras un suelo fecundo, propicio los siglos si una mirada tuya me lo manda.
a todas las conquistas. Sus composiciones pro. Cuánta desilusión y contrariedades tantas ducen la sensación de encontrarse encarceladas, han debido martirizar al asceta abandonado, en una prisión cuyo paisaje constituye espan cuya vida intima sin ser un misterio, le había to y ruina, desigualdad y dolor, a las que es hecho misántropo. El anecdotario almafuerteatuvieran vedados por amurallados cotos la li no es copioso y chispeante. En él refléjase, en bertad del pájaro, de la diminuta hierbecilla, toda su dureza, el carácter adusto y avinagrado, del viento y la lluvia, del sol y las estrellas.
mas no por eso dúctil, maleable, sino tajante este mandato de fatalidad, pesadumbre in y en cierto modo, virulento. El trato con percierta, pero que evidentemente le roe las entrasonas encumbradas, pero vacías de sentimienñas y calcina sus huesos con cauterios infor tos, inspirábanle no oculta repugnancia. Los Thes, le hacen revolverse en agonía lenta, en la personajes relumbrantes, flexibles al aplauso desesperación. En medio de este tormento de ya los grandes acontecimientos, enardecíanle muerte, quédale todavía una fibra sensible, la al extremo de producirle asco, porque entendía cuerda emotiva de su alma poética por esencia, que no puede prestársele un servicio a la hupara olvidarse, por sólo un instante, de cuanto manidad de que uno forma parte, pasándole le martiriza y así surge violento, huracanado factura por honorarios. El poeta es el porvehasta en el momento, en el instante en que nir inmediato que troca en realidad el futuro piensa cuántos otros, que no vemos ni cono a través del pensamiento, del sentimiento, docemos, que no conoceremos nunca, yacen en nes no a todos los seres comunes. Su misión tre las garras de un padecer que no termina reside en cumplir con su deber en el concierto de los habitantes del mundo, llenar su objetiNi en Rubén Darío, ni en Guerra Junvo, es decir, ocupar su lugar de hombre entre queiro concebiríamos la fogosidad con que el conglomerado universal. La naturaleza le Almafuerte, de un asunto tan común cual es ha impreso esta grande condición que recibe el amor, ni tan intimo y personal, que recorre de los dioses cuyas palabras entendemos solala historia de la humanidad desde su nacimienmente por boca de los poetas. Hacer poesía es to y siempre con la misma frescura e intensiposeer el secreto de las cosas vivientes, recibir dad llega de generación en generación con su como en confesión, su mensaje, que trasmite antorcha de triunfo como la única conquista desde la tormenta centelleante que retumba en de lo eterno, consigue imprimirle acentos tan el firmamento y a veces parece hacerle pedazos, firmes, decididamente violentos y no por ello hasta la débil brizna que la brisa lleva en sus menos sentimentales. es que Almafuerte es alas suavemente; desde el dolor de la madre un genio, un visionario, un poeta del tiempo que cada día muere un poco más e impregna en el que el hombre es la única realidad y toda al hijo de sus entrañas el vigor con que desea fortuna. Así como nosotros no podríamos su concebirlo y el cariño que pondrá en cuidarle ponernos la tierra asolada y desierta de seres, y librarle de las asechanzas de la vida, soldántodos sus bienes carecerían de valor material, dolo a su corazón después de haberle cerrado desde luego, y moral, figurándonos que úni el paso con cien murallas a las adversidades que camente los astros serían los llamados a aprepudieran lastimarle, hasta el triunfo y la de ciar sus bellezas, ante el afortunado milagro rrota, sinónimos como la vida y la muerte.
de la existencia, el poeta canta a la creación Ser poeta equivale a ser humano, identificánmajestuosa, a la inmensidad del espacio, a to dose con la inmensidad del dolor de los seres das las cosas que de nuestro suelo ubérrimo y las cosas; interpretar su majestuosidad y alesurgen, en la persona del hombre. Para él la grías y dar a cada cual, en lugar y momento, figura humana es el todo, pues que nada hay con justicia, el premio de la virtud.
que no transforme, que no modifique, amolde De ahí que cuando Leopoldo Lugones rey cambie de lugar.
gresaba a la capital bonaerense, en brazos de ¡Qué notas sentimentales, no arrepenti ia gloria, luego de un viaje por naciones amemiento, que sería común en otros poetas, no ricanas e hipaba, emocionado, ante las demosimpone en sus versos! El vió el amor como una traciones populares que se le hicieron, Almanecesidad por el que la historia viene claman fuerte, arrinconado y olvidado de todos, al do a gritos y sollozos desde sus albores, en ruido de tanta farándula, exclamara sin jactanuna incomprensión doblemente triste. Pero lo cia: todo eso pasa, sin dejar rastro apenas, que nosotros podríamos entender como tal, no y Almafuerte quedará porque aunque viejo, es en el poeta afecto libidinoso, carnicero, cho carcomido, lamentable, como un roble centeque de pasioneas momentáneas que se ahogan nario. era un hombre que servía para algo, nunca. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica