DemocracyJoaquín García Monge

316 REPERTORIO AMERICANO pre jamás allí está su figura, como de punti.
llas en el borde de esa manera de amor, balanceándose graciosamente. Me refiero a Quinto Horacio Flaco, y lo que quiero decir al hablar de su actitud, está de manifiesto en el cantar que le hizo a aquella niña campesina que conoció en su granja sabina, la pequeña a quien llamó Chloe, que significa verdor tierno. brote de hierba, tan fina, tan humilde, tan linda ha de haber sido, muy pálida, sin duda, y con un tinte verdáceo en su palidez, que le sugirió su nombre al poeta. Evítasme, le dice Horacio: evítasme igual que un cervatillo que por montes sin senderos busca a su madre llena de temor, no sin vano miedo del viento y del susurro de las hojas que menea. Tiembla su pecho, tiemblan sus rodillas, quier la primavera mueva las hojas frágiles, quier las lagartijas verdes hayan removido las zarzas. no obstante, no te persigo como fiero tigre ni como león de Getulia para despedazarte.
Está enamorado de ella Horacio. La ama.
Pero ella es todavía demasiado tierna para recibir su amor, y le huye al lado de su madre que también se inclina a sospechar de él. Porque Horacio se presenta apasionado de ella en vez de haberle conocido adoración, y en esto es en lo que no llega a alcanzar la perfección de Sahaja. Pero ese amor persiste en él. Ya ha llegado a aquella prudencia de la que tiene fama, y ahora aconseja a Delio a guardar un ánimo parejo en la fragosa adversidad, y en el tiempo próspero, a guardarse de una insolenta exultación. Porque, por fuerza, le dice, dejarás los sotos que compraste; dejarás tu casa y tu granja que baña el flavo Tiber. Un heredero poseerá el cúmulo de riqueza que allegaste. seas rico y desciendas del remoto Inchus, o pobre y de linaje innoble vivas al aire, víctimas serás de Plutón, que a nadie compadece. Todos somos forzados al mismo fin. Rueda la urna para todos, y más tarde o más temprano para todos ha de salir la suerte que nos embarcará al destiepro eterno.
Ha llegado Horacio, en su segundo libro de odas, y en el discurso de sus años, a aquella madurez en la que la vanidad de la vida y el misterio de la muerte inevitable, lo asaltan y confunden como en medio de una espesura sin salidas; y así será con todos los hombres de sensibilidad fina. En ese instante se le ofrece la salvación, en el amor de aqueIla niña. Pero le preocupa que sea de condición servil, como debe de haber preocupado a Chándidas, aunque la historia de éste no lo diga. Horacio presenta su cogitación en forma de una charla con un imaginado enamorado fiero de una joven sirviente, a quien le arguye que es conforme con las costumbres de la nobleza y aun con la de los grandes reyes sentirse enamorados de bellas sirvientes. La esclava Briseida conmovió al soberbio Aquiles; Tecmessa excitó a su señor Ayax. hijo de Telamón; Agamemnón mismo ardió en deseo de una virgen violada en medio de su triunfo.
Horacio está aquí a distancia del grosor de un cabello, de alcanzar Sahaja. Pero no lleva el argumento a su conclusión lógica. Lo interrumpe con una carcajada. Amigo mío, no sospeches de mí que ya voy para cumplir cuarenta!
Mas no acaba allí la cosa. Ni la lógica ni la risa pueden apagar por completo en Horacio aquel amor espontáneo. Chloe ha dejado de ser tímida. su vera es una muchachita gárrula, y él ahora la lama, por eso, Lálage; y la compara con la vaquilla que aún no puede soportar coyunda de yugo en la cerviz, ni sirve para la labranza en yunta, ni aguantaría el ímpetu del toro abalanzado de amor. El la sigue en su afición por los reverdecidos prados, ora mitigando el calor en la frescura de los ríos, ora retozando con los becerros bajo los húmedos saucedales. Sabiamente reprime el apetito de la uva agraz, sabiendo que a su tiempo el cambio del otoño dará al racimo lívido tinte de púrpura. Sumido en dulce melancolía piensa que bien pronto Lálage ella misma, con osada frente, se buscará marido, y que ni la falaz Foloe a quien tanto aman, ni Cloris de hombros tan bellos que brillan como la limpia luna en el mar nocturno, serán tan hermosas como Lálage. No, ni el gnidio Giges (porque Horacio ha de reir su gracia) que colocado en un coro de doncellas engañaría con sus cabellos sueltos y con su rostro ambiguo a los más sagaces ojos que no le hayan conocido, podrá compararse con ella.
nosaquello de Al cuor gentil amor sempre ripara aquello de Giovinetta, tu sai ch son tuo servidore. de que hay un amor que es animal, todos estábamos acordes, pero que aun este amor puede volar alado y nutrirse del azul del cielo. De los amores que trascienden lo que es perecedero en el hombre, por encima de todos reconocíamos al que la Virgen encarna. Luego nombrábamos y describíamos aquel amor que Isolda y Ginebra inspiraron, y Helena antes que ellas, y la triste reina Dido, el cua. por estar impregnado de deseo y ser esencia de deseo, y por ceder a ultranza ante el deseo, es adultero, pudiendo haber sido perfecto, sin mácula, de no haber sido así. habiendo advertido esta cadencia, solíamos tomar el tema en ascendente, y elogiábamos la tercera manera de amor que sobrepasa lo que es puro animal, elogiando a Sahaja y Chándidas, Horacio y Dante.
Una vez estaba Jean Fouquet con otros, recién llegado de vuelta a Francia después de haber viajado, y nos habló con gran entusiasmo del estilo de la pintura toscana y del que había surgido en Flandes bajo la maestría de los hermanos Van Eyck, Huybrecht y Jan; estilos que Fouquet se empeñaba, nos contó, en armonizar en un tercero, para gloria de Francia; y bien que lo logró. Tomó parte con nosotros en discutir el amor, y habló con gran sabiduría de Dante. La Belle Agnes fulgía de encantada y dulcemente insistió en que allí mismo Fouquet le hiciera un dibujo de Beatrice en Florencia, a lo que Fouquet accedió haciendo con asombrosa rapidez un fino dibujo de líneas exquisitas, dando a Beatriz los rasgos del rostro de la Belle Agnes en niña de unos nueve años. Mucho quise poseer ese dibujo, y la Belle Agnes me lo dió en recuerdo. Pero Etienne Chevalier dijo haber hecho voto ante el obispo de Melun, de dar para el coro de su catedral de Nuestra Señora un díptico, y le pidió a Fouquet que lo hiciera, en la una ala él, Etienne, de rodillas como conviene al donador, y en la otra la Belle Agnes en guisa de la Virgen a punto de darle el pecho al Niño. La primera vez que ella posó para ese cuadro, se abrió el corselete y dejó el seno al descubierto. Su belleza me hizo desmayar.
mor; pero también Estas cosas las recuerdo, primero, porque es deleitoso hacerlo y me conforta el mal huporque frecuentemente fueron tema de nuestras conversaciones en la corte de la Belle Agnes, bajo cuyo gentil cetro Alain Chartier y Etienne Chevalier y Cristina de Pisán, y aun soldados como Dunois y muchos más, solíamos celebrar las clases de amor que hay y los amantes que han sido. Dulces voces a tono con finos instrumentos irrumpían muchas veces nuestros discursos para resolvernos en música las proposiciones. Oh, cómo Cristina, con su bella voz que la edad ponía trémula, cantaba en su idioma materno Estas noticias: México, 27 de Nov. de 1948.
Señor don Joaquín García Monge.
San José de Costa Rica.
ya perdurable su nombre, uno de ellos Los Mayas, que publicó antes de morir y tradujo al español Adrián Recinos. Todo está listo para celebrar del al 15 de enero próximo la Novena Sesión del Congreso Mexicano de Historia, que concentrará su atención en el estudio de problemas vinculados íntimamente al Estado de Guerrero. Se dan ya los primeros pasos para fundar la Editorial Bonampak. que se dedicará exclusivamente a temas de Chiapas. Acaba de apatecer Juárez, católico, apostólico, romano, por Angel Taracena, justamente el mismo año en que se cumple un sig! o de publicada la famosa carta del gran peruano doctor Francisco de Paula González Vigil, en desafío a la Curia Romana. En La Habana está preparando su biografía de Juárez el gran periodista José María Capo. Nada más por ahora y un zo al amigo entrañable, Muy recordado don Joaquín: La caída de Rómulo Gallegos ha producido consternación en todos los que anhelamos para esta América. la marcha ascendente de la democracia y la consideramos un rudo golpe contra los que siendo preparados para dirigir, han de luchar todavía contra los intereses creados de la barbarie. Quiero trasmitirle algunas noticias para Repertorio Americano: La Sociedad Mexicana de Antropología acaba de rendir magnífico homenaje a la memoria del doctor Sylvanus Griswold Morley, recienremente fallecido, uno de los auténticos conocedores de la cultura maya, como lo atestiguan las exploraciones que emprendió bajo el auspicio de la Institución Carnegie de Washington y los libros y monografías que hacen Si quiere suscribirse al Repertorio Americano diríjase a FAXON Cº Subscription Agents 83 91 Francis Str.
Back Bay Boston, Mas.
Rafael Heliodoro VALLE. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica