Guerrilleros

REPERTORIO AMERICANO 168 Enrique Labrador Ruiz, viajero de la angustia BRIXENCH Enrique Labrador Ruiz colecciona el enUN CREYON CUBANO sueño en Reina 108. Para este escritor La Habana abre un viejo abanico de colores cerca del lento y fabuloso Barrio Chino. En su biblioteca las horas se detienen en estatuillas de marfil, en barrocos y relucientes objetos de porcelana, en agresivas máscaras de Oriente.
Por Vicente GERBASI En su casa Pablo Neruda ha apresado en (Envío de en La Habana. un gordo frasco la cromática magia del mar.
La anémona marina y la retorcida caracola napodrían reducir a nuestra propia caricatura, carada; la convulsa rama de coral y el vidrio Los espejos nos muestran, apaciblemente, la ultravioleta pacientemente gastada por las olas; que somos; las caricaturas, violentamente, lo el alga de frágil verde y la porosa piedra esque podríamos llegar a ser.
trellada; la esponja, la geografía del abismo y En la azotea de su apartamento, en media el reflejo del alba en el agua.
de techos habaneros, Enrique hace, al levanEnrique Labrador Ruiz vive en una bibliotarse, media hora de ejercicios con un par de teca museo, en medio de una decoración cuimuletas, mientras lo miran asombrados dos dadosamente realizada como para que en ella pequeños morrocoyes que hace poco le mandó pueda habitar la soledad y dialogar en la peen avión desde Ciudad Bolívar, Venezuela, el numbra con esa misteriosa pianista con rostro Profesor Sifontes, un venezolano que se conoy vestimenta de monja, de novia y de muerte, ce la vida intima del Orinoco.
que el gran pintor Fidelio Ponce ha colgado Entre cajas de tabaco, revólveres, pistolas, entre los libros y las pipas de Enrique.
objetos de bronce realizados por el genial Re Todo coleccionista es un descentrado bajes, uno de los dueños espirituales de New me decía hace poco este inmejorable amigo cuYork, está su ya prediluviana máquina de esbano, mientras paseábamos por el ancho malecribir, de la que han salido sus raras novelas cón de La Habana, de esta Habana tan parecigaseiformes y sus cuentos de demoníaco dinada en algo a Nápoles, de esta Habana que el mismo. Actualmente Enrique Labrador Ruiz mar toma por la cintura, mientras ella toca escribe la angustiante biografía de un maniquí.
una joven guitarra sensual.
Encontró a su personaje ya muerto, descoloriTambor, tamboril, tamborilero de Africa do y con un brazo desgarrado, en un oscuro y América. Són en la brisa del sur, en la palrincón de una sastrería bananera.
mera, en la bahía de la noche iluminada, en Enrique escribe en una penumbra presidila mañana que sostiene lentas gaviotas en el da por los grandes pintores contemporáneos de aire de los grises edificios. Aquí la piedra anCuba: Amelia Peláez, Fidelio Ponce, René tigua y la flor de los jardines; la áspera muPortocarrero, Carlos Enríquez, Cundo Bermúralla hispánica y el flamboyán equinoccial; las dez, Felipe Orlando, Luis Martínez Pedro, calles con sombrillas; las muchachas con ligeLabrador Ruiz en una calle de Mario Carreño, Jorge Arche, Víctor Manuel.
ros trajes que recuerdan tiempos helénicos; los La Habana. 1939.
Para estos extraordinarios creadores, color y galgos que van a lamer los arrecifes de coral.
movimiento son una sola cosa. Ponce logra, En un español muy francesamente pronuninclusive, el dramatismo del color.
ciado, el hierético poeta negro de Haití, Rouslosofía, el ensayo, la novela, el cuento, los Para Enrique Labrador Ruiz la literatura san Camille, nos dice cuando de pronto se apa alucinantes libros de viajes.
es vida: movimiento y color.
rece en silencio a esta ciudad. La vida del hombre es un extraordina Por eso, como hombre y como escritor pre ¡Qué Havana. Queeeee. Havana! Es rio viaje. Cuando no se puede viajar en barco fiere por sobre todas las cosas el viaje. En el la ciudad donde uno siente más sed, porque o en avión, hay que hacerlo en la lectura. Pe viaje se unen la realidad y el sueño. En ellos siente sed de ella misma.
ro viajar, viajar, siempre viajar, caer de pron la imaginación se hace realidad, y la vida, reEnrique Labrador Ruiz prefiere a La Ha to en lejanas ciudades, cruzar comarcas salva gida por el misterioso destino, se enriquece de bena de noche, ruidosa e iluminada, con anchos jes, llegar a parajes que antes sólo han existido maravillosas experiencias.
bares hasta en la puerta del cementerio, con en nuestros sueños.
Vive inventando viajes. Hace poco fué a barcos que pasan como grandes ataúdes rodea Unos cuantos libros de cabecera están en Nueva York con el único y fantástico objeto dos de cirios entre montañas de carbón relu un mueble giratorio: Dostoiewsky, Balzac, Poe, de ver la más grande nevada que le ha tocacientes bajo las estrellas, y acordeones de ma Kafka, Melville. Claro, es Moby Dick. la do en suerte a aquella urbe. Días después fué rineros. Prefiere a La Habana de noche, por ballena blanca, la anónima aventura de los a Venezuela. El Orinoco le sorprendió de tal que el día es para su biblioteca, para sus no océanos, las soturnas tempestades ululantes enmodo, que al verlo se lanzó a sus turbulentas velas gaseiformes y sus cuentos neblinosos. tre las flotantes montañas de hielo, las tranaguas. En la Guayana, allá, donde según la Entre mis libros en la penumbra de mi quilas noches de los mares tropicales que imleyenda, se esconde El Dorado, quiso visitar biblioteca, yo soy el gobernador del mundo pulsan lejanas músicas de estrellas, la muerte las mansiones verdes. Anduvo por la ruta nos dice así como tú eres el jefe civil de una tendida en las aguas, con brazos y cabellos de Marcos Vargas, el personaje de Rómulo Ganube, según Andrés Eloy Blanco.
los ojos vueltos hacia las nubes y el lento vuellegos, y en los parajes más sombríos de la en verdad su biblioteca museo es un lo de las aves migratorias.
selva oyó el grito lúgubre de la araña mona, mundo, un maravilloso mundo. De México, Sí, este es el mundo de Enrique. Le hubie la voz de Canaima, el demonio de los indios.
de los Estados Unidos, de Colombia, de to ra gustado pescar ballenas, o andar por las nie En la Gran Sabana, una alta meseta venedos los países que ha visitado, se ha traído las ves del Gran Lama, o buscar la muerte como zolana, que cercada por caprichosas convulsiomás raras y antiguas ediciones, los más sub la buscó Gauguin. Por eso cuando no viaja nes geológicas, se extiende hasta la frontera yugantes títulos. Hay en su biblioteca toda está entre sus libros, como la bestia herida se del Brasil, se hizo amigo de los caciques indiuna serie de libros sobre el mar. Es gran amigo refugia en su cueva.
genas, quienes en una bulliciosa fiesta nocturdel profesor Beeb, el hombre que en su batis Su dramática nostalgia de viajes le ha per na, iluminada con fogatas, le ofrecieron típifera ha descendido a la noche imperturbable del mitido darle extraña forma a su existencia. No cos presentes que ahora guarda en su apartaocéano, a los silenciosos abismos, allí donde es un tipo monástico, pero sí le gusta encerrar mento entre otros recuerdos de lejanas geogradescansan los barcos hundidos, los esqueletos se para vivir imaginando, recordando, recons fías.
de los monstruos marinos; donde los ahogados truyendo días. Le gusta tener ante sus ojos las Es amigo del pseudónimo, pero nunca ha han construído sus negras ciudades iluminadas cosas que ha recogido en sus viajes. Cuelga usado ninguno porque sabe que su nombre por raudas constelaciones de peces fosforescen de las paredes armas de guerrilleros, sombreros posee la calidad rebuscada de los pseudónimos.
charros, idolillos, animales disecados, pipas, reMuchos de los que se cambian el nombre lo Enrique Labrador Ruiz guarda la poesía tratos, hacen porque con el propio no podrían ir a de todos los tiempos en volúmenes empastados Este escritor no usa espejos. Prefiere mi ninguna parte. En su libro Papel de Fumar a manera de sabrosas tablas de chocolate. En rarse en las numerosas caricaturas que tiene en que subtitula Cenizas de Conversación, nos lujosos estantes de madera labrada, están la fi su cuarto. Sabe que las furias de los días nos recuerda que Boccacio se llama Giovanin di tes. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica