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88 REPERTORIO AMERICANO Adiós al Buen Borincano La vida de un periodista del pueblo está Por Sergio ALPIZAR siempre salpicada de cosas trascendentes. No hay tiempo ni lugar para pensar en sí mismo. En el Rep. Amer. Es una entrega total y definitiva a la existencia que bulle y se agita a su alrededor. No puearroja la pleamar del capitalismo norteño.
de haber espacio para lo que no sea la palpiEn aquella ergastula sufrió afrentosos vetación afiebrada que no admite espera de jámenes, trabajos de forzado, capaces de anilos hombres en pugna perenne por un mejor quilar a un hombre en corto tiempo. Aunque vivir, por la quiebra de los grilletes que le esno sin quebranto, la espléndida constitución torban el paso alígero hacia senderos de elevamontañesa del Buen Borincano le salvó de la da trasmutación redentista. En el constante, inruina definitiva, tal como maliciaran sus verinterrumpido bregar de una Redacción, en ese dugos. Cierto día le sacaron de la prisión, peflujo y reflujo agitado de hombres y de cosas, to ahí no terminaban los suplicios. Una torel pensamiento, como dardo acerado, se clava tura moral, aún mayor si cabe, se le imponía.
en el blanco de la distante lejanía, pasa revista Tendría que residir forzosamente en New York en disparado tránsito a hechos y acontecimienpara cumplir el resto de la condena de siete tos, vinculando sus íntimas y conexas relacioaños, estrechamente vigilado como criminal penes. Todo ello irá después al hombre y la muligroso. Pero así como antes en el encierro no jer, a la masa anhelosa de nutricio saber, en pudieron doblegar su recio temple los afrentoun estrecho sístole y diástole de mutuas ensesos tratamientos, ahora tampoco pudieron hafianzas.
cerlo. No claudicó un instante pese a tentaEn esa Redacción, donde pertenecer es hondores ofrecimientos de soborno; no arrió el esroso timbre de privilegio, tuve la emoción inoltandarte independentista en sus manos sin temvidable de conocer al Buen Borincano. Venía blores cobardes, sino que lo alzó aún más trede New York, la Babel de Yanquilandia, con molante y señero, batiéndose de nuevo, como los ojos encendidos de profunda inquietud. En ayer, con los poderosos molinos de viento de la su mirada se advertía la honda huella de una ficción democrática norteamericana.
inextinguible llamarada de tragedia sin dimensión. En el rostro se reflejaba, con precisos Juan Antonio Corretjer III contornos, la sombría nube de la pesadumbre, de un hondo dolor largamente contenido. LleDesde las páginas valientes de Pueblos Hisvaba aún a flor de labios la amarga coyunda bo de despertar a todos aquel muchacho, a panos reemprendió la batalla inconclusa por la del desterrado, la sed inextinguible del patrio quien apenas despuntaba el bozo, inclinado lartormenta del 36. Ya entonces una nueva y ta proscrito por los esclavizadores de su entra gas horas sobre abultados libros, ensimismado fúlgida conciencia se había hecho carne en su ñable Borinquen. Lentamente, con voz pau en profundas meditaciones, en soliloquios feexistencia. En las interminables y desveladas sada, entrecortada por los recuerdos punzantes bricentes. Dialogaba con Hostos en la Peregrinoches de Atlanta pasó acuciosa revista a los como darnos de fuego, me relató su historia, nación a Boayoán, y con Betances a través de acontecimientos pasados y encontró fallos senla noble y hermosa Historia de su existencia. los senderos de su prosa candente, áspera y sibles y negativos procederes. No le invadió el Yo la relato ahora con muchos e inéditos epi aguda como hoja de acero; y también con Jopesimismo derrotista, no se dejó atrapar por sodios que manos amigas pusieron en mis ma sé Martí, el guiador profético, artífice burilalas malas del desgano y la desilusión. Tuvo nos sin que él lo supiera.
dor de los Versos Sencillos, carne palpitadora presente en las pupilas la imagen de Hostos preEl Buen Borincano abrió sus ojos en Ciales, de su tierra guajira. Aprendió con Antonio dicando su apostolado hasta la misma hora de atalaya de montañas retadoras. Tras de los Maceo que los derechos no se mendigan: se la muerte en tierra extraña, y la de Betances, juegos de la infancia, en las veladas familia conquistan con el filo del machete. llamando a la pelea con el último aliento del res, fué sabiendo que había nacido en país es Martí, a conocer el pleno sacrificio personal estertor agónico.
clavizado, en cuyas escuelas estaba ausente la para ofrendarse en plenitud a su pueblo. Hos Los hombres hacen la Historia, pero esta enseñanza de la Historia patria. Supo de la tos le templo el ánimo en la apostura ejempla Historia puede sar varia y distinta de acuerdo bios de su padre y los viejos patriotas, que rizadora del incesante batallar, sin aspirar a con el enfoque con que sea dirigida. El imPuerto Rico había tenido épocas de orgullo mayor recompensa que el recuerdo pulso Nacionalista había sido gallardo empuje sas jornadas por la libertad. Que en el lejano, mente agradecido de los hombres del pueblo. y viril apostura, pero no era este el salvador 1868 los mambises se alzaron en la tierra le Asimiló del jíbaro la entereza en el sufrir in camino que exigía la salvación puertorriquegendaria de Lares para conquistar a filo de teriso de la adversidad, la sobriedad y sencillez ña. Ni el personalismo egotista trasnochado, machete la independencia, frustrada en la de de la palabra y el juicio profundo, sin ador ni las actitudes sectarias excluyentes podrían rrota de El Pepino. Aprendió entonces que nos equívocos.
constituir el sendero de triunfo. El Buen BoPuerto Rico había dado a la vida hombres Con el rico bagaje se fué por los caminos rincano supo de Marx y Lenín que el proleinsignes e iluminados de titánica talla: Euge de Borinquen a decir los anhelos de la patria tariado, unido al campesino, era la fuerza monio María de Hostos y Ramón Emeterio Be oprimida, del hombre atado a la cadena del triz y dinámica capaz de mover hacia adelantances, eternos peregrinos de la Libertad. Supo suplicio, sin horizontes de justicia. Armado te el motor de la Historia. Aprendió que los de la heroica muerte de El Leñero, Capitán de caballero andante del patriotismo, estuvo des movimientos populares tienen su instante de Lares, mártir de la liberación nacional. faciendo entuertos, enfrentado a los poderosos flujo y reflujo, de avance y retroceso, y que, molinos de viento del imperialismo yanqui. La a veces, por un paso adelante hay que dar dos II treintena novecentista le encuentra en la tarea hacia atrás. Esta batalla urgía guiadores de ardorosa de reclamar la Independencia para su pulso firme y nervios acerados, timoneles reDesde entonces al Buen Borincano se le Borinquen. Eran los tiempos trágicos y som sueltos y sapientes que llevaran hacia puerto clavó en el pecho, muy adentro, una inquietud bríos de la gobernación del General Winship, abrigado, sin estrellarlo sobre arrecifes y escoque nada ni nadie sería capaz de extinguir. señor de horca y cuchillo. la solicitud patrio lleras, la nave popular. Así supieron hacerla La primera lección de patriotismo y dignidad ta borincana respondió el Mayoral yanqui se Lenín y Stalin en la creación del gran Estado había encendido la llama inapagable del anhegando a tiros de ametralladora las vidas flo Socialista, donde está ausente la explotación del lo redentista. cuando adolescente, en el ins recientes de los mártires libertarios. Fué un ven hombre por el hombre, donde los medios de tante que el hombre nace al mundo con imdaval de muerte y espanto que enrojeció las producción corresponden a la colectividad en pulsos risueños, el Buen Borincano no podía calles y plazas de Borinquen. Acusado de cons progreso creciente, liberada de los zánganos careír agobiado por el dolor de un hombre sin pirador igrande crimen el de luchar por la pitalistas que estorban el trabajo creador de patria, libertadl el Buen Borincano fué sepultado la colmena proletaria.
El alba de la vida le sorprendió en la ári en la mazmorra de Atlanta como preso de co Con un nuevo horizonte de plenitud mar.
da brega por la libertad, Cuánta extrañeza by. mún delito, acompañado por los derelictus que xista, el Buen Borincano reemprendió las sen.
con perenne Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica