REPERTORIO AMERICANO 377 MACHADO, España Por Juan REJANO (En El Nacional. México, 27 de abril de 1949. El recuerdo de Antonio Machado acom de Machado en los primeros días del exilio paña a la emigración republicana española desespañol fué como el desgarrón más hondo er de el día en que la tierra fronteriza del Pirila carne de ese pueblo que tantos había sufri neo arropó el cuerpo del poeta. No fué Madc durante tres años de batalla.
chado un político militante. Tampoco lo que generalmente entendemos por un hombre popular. Estuvo a punto de serlo durante nuestra El recuerdo de Antonio Machado, digo, guerra de liberación, y de hecho lo fué entre acompaña a la emigración republicana españo los milicianos que defendieron la libertad del la. seguirá acompañándola. Ya comprende suelo de España. Pero, antes, su nombre sólo réis por qué. Cada año, con más o menos reera conocido y reverenciado por una resonancia, unos grupos u otros de emigrados ducida masa de lectores. Yo he dicho, en otro han venido conmemorando la figura del poelugar, que a ciertos poetas. quizá a los más t2. Este de 1949, al cumplirse diez de su muergenuinos la popularidad suele deparárseles.
te, también habrá conmemoración. en granen ocasiones, por motivos ajenos a su obra.
de. Por primera vez, desde nuestra salida de Un ejemplo: sin el Romancero gitano, que a España, se ha querido que el nombre de An mi entender es lo menos poético en la poesía tonio Machado se pronuncie y glorifique en de Federico García Lorca, y sin su trágica muerun marco de magníficas proporciones. En el te a manos de los falangistas, que conmovió Teatro de las Bellas Artes. Allí, el próximo día al mundo entero, la memoria del poeta grana2 de mayo, la Unión de Intelectuales Espadino no gozaría hoy de la inmensa populariñoles en México, con la cooperación de la comdad BAIXES la rodea. ahora mismo, en Améque pañía dramática que dirige Cipriano Rivas Cherica y en España, la obra de un poeta como rif, llevará a la escena una comedia del propio Antonio Machado, de tantos quilates, por lo poeta, desconocida hasta ahora, y el gran piainenos como la de Lorca, no lleva consigo ni la Antonio Machado nista mexicano Miguel García Mora, interpredécima parte de esa popularidad. Sin embargo. Grabado del colombiano tará la sonata de Rodolfo Halffter Homenaje a es Machado, y no otro, la verdadera sombra Antonio Machado, y el poeta León Felipe leVillaronga. tutelar en que se ampara la emigración repuvantará, una vez más, su voz justiciera en una blicana española. Por qué. De qué causas oración de vivas inflexiones españolas. Máxiarranca este fenómeno?
mos honores. más dilatado plazo, mayor Hay algo en la vida y la obra de ciertos la vida que la creó. Horas de infancia y melan solemnidad. está bien que así sea. No rehombres que, aun limitado a un pequeño ám colías de un gran amor truncado, paisajes en zan algunos ya por la España republicana?
bito, trasciende al espíritu de los demás por trañables de la patria y sones íntimos de una ¿No se atreven, incluso, los sapos iscariotes a caminos a veces desconocidos. La obra y la sabiduría proverbial tienen expresión, a través apropiarse el nombre de Machado, de Lorca vida de Antonio Machado contenían ese algo. de la melodía inaprehensible del tiempo, en su y de otros poetas asesinados? Pues digámosles Poseyó Machado una humanidad ejemplar: pu cbra poética. Que para ser popular, purísima ahora, ahora que el tiempo parece aliado sureza que sólo con humildad sabe expresarse; mente popular, no necesito de los chafarrino yo y no nuestro, que, sobre el tiempo y las comprensión que ni ante los oscuros enigmas nes localistas ni del asendereado folklore. Co desvergüenzas internacionales, está nuestra conse debilita. Pero entiéndase bien: no fué un mo el maestro Falla en la música, Antonio vicción española y revolucionaria. Es decir, santurrón de los que alimenta la hipocresía, Machado en la poesía convirtió lo folklórico nuestra fe. Nuestra fe en el mañana y en el ni un dómine movido por la moral al uso. To español en acento propio. Todo el trasfondo ayer. En lo que seremos y en lo que fuimos.
inó conscientemente de la vida lo que la vida sabio y, a la vez, virginal de su poesía CO Que también hay una manera de creer en lo puede entregar, y no para guardarlo en el sa mo de su pensamiento filosófico arranca del que ya es historia. Antonio Machado es nuesco de las íntimas depravaciones, sino para go pueblo. Sin intermediarios. Sin literatura. De tro. Nuestro! Nos dió su canto y sus huesos zarlo o lamentarlo sin pérdida de la fe. De la chí el secreto de su eterna lozanía. ambas, vencidos por el dolor. Nuestro, aunque en la fe en el destino del hombre. Un hombre de vida y obra, cuando llegó la hora del último península los poetastros pemánicos se atrevan carne y hueso, en suma, es lo que por esa hu viaje, como profetizó el propio poeta, las en a evocar su nombre. Nuestro, aunque, junto manidad de Machado se delataba; pero, eso contramos, no sólo desnudas y ligeras de equi con su recuerdo, quieran seguir desvirtuando si: con la frente iluminada, limpia de culpas paje, último gesto silencioso de un alma Impar, el verdadero ser de la patria española los juey cobardías, y con la mano siempre tendida al sino, lo que es más decisivo, junto a su pue ces venales de un mundo donde no hay justiCon un paralelismo conmovedor, la poesía de blo, apurando con su pueblo en el destierro la cia. Nuestro, como nuestra será, se empeñe Antonio Machado siguió las mismas riberas de agonía de la soledad y el martirio. La muerte quien se empeñe, la España de mañana.
memente hacia un futuro lleno de inmensas dificultades, sin duda, pero cuajado también de balagüeñas promesas. Por la cercanía imperialista, por la influencia deformadora que el gran capital monopolista ejerce sobre nosotros es el dueño de toda la industria azucarera, la principal de nuestro país el pueblo cubano tiene una conciencia clara de su lucha y sabe que ésta debe de ser dirigida sin descanso contra sus crueles explotadores.
tosamente para que en mi país, Honduras, toda una generación poética la del 37 volviera su atención hacia lo social como motivo central en sus cantos. Es realmente una lástima que usted no haya visitado aún Centro Amética, donde tantos intelectuales siguen su postulado estético. En verdad siento una gran admiración por el pueblo centroamericano, cuyas luchas por una liberación definitiva be seguido con profundo interés. Digo liberación definitiva. porque no la concibo sino mediante el aplastamiento de la influencia imperialista yanqui y de sus agentes nativos: el mismo proceso que ene que cumplir Cuba y en general todos los países latinoamericanos. Me agradaria en extremo conocer Honduras, y Centro América toda, y no pierdo la esperanza de visitarla en término próximo. mí, que he andado por toda la América, desde Chile y Argentina hasta el Canadá, pasando por los Estados Unidos, lo único que me falta por ver es la América Central. Curioso, por cierto.
Su visita a Centro América en misión intelectual volvemos a insistir. ayudaría mucho a terminar de destruir la tesis del arte por el arte que todavía por allá muchos escritores sostienen; aunque en el aspecto económico y político, el paisaje que usted contemplará suponemos que no habrá de diferir del de su propia patria, Cuba, donde tenemos entendido, la lucha política es muy intensa. En Cuba hay un movimiento democrático de mucha importancia. La caída de Machado en 1933 y los acontecimientos que la siguieron han dado al pueblo cubano una madurez política y una extraordinaria sensibilidad cívica. Vivimos todavía, naturalmente, una época crítica, pues una revolución no se realiza como si fuera un cuartelazo o un motín; lo cierto, sin embargo, es que marchamos firY así, con lo político social como temática en un tiempo en que se mezclaban los amenos instantes y los minutos cargados de dramáticas alusiones, continuó la charla de este singular poeta del pueblo americano, que además de que tiene la palabra que piden su tierra y su tiempo como dijo Marinelloha encontrado en sus viajes a través de nuestro continente, motivos de inspiración para sus poemas y razones poderosas para reafirmar sus Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica