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EDITOR García Monge Teléfono 3754 Correos: Letra En Costa Rica: Sus. mensual 00 CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA. y concebí una federación de ideas, Mía de Hostos.
El suelo nativo es la única propiedad plena del hombre, tesoro común que a todos iguala y enriquece, por lo que para dicha de la persona y calma pública no se ha de ceder ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Martí.
Giro bancario sobre Nueva York Noticia de libros Indice y registro de los impresos que nos remiten los Autores, las Casas editoras y los Centros de Cultura.
Notas sobre Merchán (En el Rep. Amer. Rafael Merchán: Patria y Cultura.
Selección y Prólogo de Félix Lizaso. Publicaciones del Ministerio de Educación. Dirección de Cultura. La Habana, 1948. 277 pp.
tad. Derrama en esas páginas todo su sentir político.
En el volumen que nos ocupa se reimprimen también algunos de sus trabajos de crítica literaria, tales como sus explicaciones en el prólogo de Variedades y sus comentarios sobre la Avellaneda y sus disquisiciones en Discusión Ortográfica.
Féliz Lizaso escribió el prólogo. publicado también por la Revista de América, Bogotá. donde nos narra los años primeros de la vida de Merchán en Manzanillo, Cuba, sus inicios en el periodismo, su intensa labor como escritor, su establecimiento en Colombia, su colaboración con el Presidente Núñez; siempre, como nos dice Lizaso para contribuir a consolidar la paz en el país. después nos cuenta sobriamente el prologuista los padeci mientos de Merchán, víctima de la calumnia, cuando ya anciano salía de Colombia para representar a Cuba en España.
Los elogios de Martí, de Menéndez y Pelayo, de Manuel Sanguily, de Germán Arciniegas encumbran al modesto pero aguerrido cubano, objeto de la insidia de sus compatriotas de menor cuantía. Su vida como la de Martí, fué hecha en el sufrimiento que depura y enaltece al escritor.
Rafael Merchán fué un buen escritor porque sufrió, porque escribió como vivió: sintiendo intensamente la incomprensión, el exilio, el flagelo de sus compatriotas. Mas a despecho de tanto padecer, jamás dejó de amar a Cuba y de pensar en los cubanos. Había en él una medida incomensurable de integridad.
El júbilo de Cuba era su júbilo y como hombre no dedicado a menesteres mañosos, soporto el dolor como lo soportan quienes aman más allá de su padecer presente.
En esta edición de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación de la República de Cuba se reproducen una veintena de sus artículos periodísticos. El bienestar de nuestros hermanos muy bien merece la existencia. nos dice en Laboremus, resumiendo su propia vida. cuando en los EE. UU. en 1869 alguien menoscaba las gestiones de sus compatriotas revolucionarios, escribe indignado: Nosotros, los cubanos, no hemos venido aquí, como decís, a mendigar libertad. No hemos venido a pedir vuestro dinero. Hemos venido a pedir justicia. hemos venido por que nuestro triunfo inter ca al pueblo americano, sino también porque desde que estábamos en la cuna empezaron nuestros padres a hablarnos de vuestra grandeza y de vuestra liber.
Roberto ESQUENAZI MAYO.
Columbia University, New York.
la cama para el nuevo, o no. Dónde pondré los libros, sin el banquillo. Es mía la cama, acaso? si fuera mía. no sería, antes, de quien la necesitara?
Aquí tengo la suerte de estar enfermo si, una suerte. Gracias a ello igracias!
puedo gozar de soledad. aquí donde no existe. la gozo. Voy a abandonarla por un desconocido?
Es posible que desee la ventana cerrada, si se acuerdan, pueden sacarle gusto a la vida.
que se ría de mi gusto por las flores. Pero, Tres o cuatro, en cambio, se han de sentir ¿me gustarán las flores, en presencia de otro? siempre cohibidos. se limitan mutuamente la Tendré que amontonar mis fiambreras amistad.
en el estante, para dejarle la mitad a su dispe Pero está enfermo, duerme en un colchón sición.
de cinco dedos de espesor. Desde donde pone No podré leer de noche ni levantarme por la cabeza, la celda debe parecerle un inmenso la madrugada a fumar la pipa de todos los tubo interminable. y él está en el fondo.
amaneceres.
como en lo más profundo de un pozo. Yo lo Puede ser sucio, o ruidoso, o no ser afi he pasado.
cionado a leer. ese banquillo. Ahora lo tengo al lado, Puede ser quisquilloso, o melancólico o me hace de mesilla de noche. Tengo todas las uno de esos terribles adoradores de la cultura cosas a mano: los libros, el taliaco, los lentes.
que tan pronto hacen una pregunta sobre bio. Gran cosa, un banquillo!
logía como sobre teoría del conocimiento.
El reglamento no indica que los banquiAhora tengo mis cosas esparcidas: libros llos puedan utilizarse para hacer de pata de allí, la americana en ese clavo, el reloj colgan una cama coja. No se les ocurrirá darle esta do en aquel otro, la mesa toda para mí, a to función. porque el reglamento no la prevé.
das horas. Friego cuanto quiero, canto cuan El reglamento es algo muy curioso. Data do quiero, duermo cuando quiero. No tengo de 50 o 60 años. Prohibe la entrada de boteotra cárcel que la puerta y la corneta con sus llas, para que no podamos suicidarnos con cristoques. Entre llamada y llamada, de la puerta tales. Pero entran termos. en cambio, de para acá, estoy en mi casa, hago cuanto me vidrio mucho más fino y cortante. Claro, el place. termo no existía cuando se redactó el reY querrá que le cuente cosas mías. no glamento y éste no lo prohibe.
podré sacar las fotografías, de vez en cuando, Eso de que no nos suicidemos constituye so pena de verme en el trance de explicarle una obsesión. Hace dos días pedí que me dejaquiénes son los fotografiados, de soportar sus ran abierta la puerta, porque no entra bastancomentarios. Si algún día un amigo de ver te aire y me ahogo. Lo negaron. si me tidad se cuela en mi celda, a escondidas, para rara del piso a la planta! Puedo hacerlo cuancharlar un rato, intervendrá con toda natura do abren para contarnos o para dar la comilidad en nuestra conversación.
da. Así lo dije. Pero eso les importaría poco.
Eso será lo peor. él podría darle algo, Como entonces la puerta estaría abierta en la si llegásemos a ser amigos, algo para él. al hora fijada por el reglamento, no habría resotro, al visitante, también, pero para sólo él. ponsabilidades. No se han preguntado nunca ¡Imposible dar lo mismo a los dos! Ocho hom por qué podemos tener deseos de suicidarnos?
bres pueden formar un grupo interesante. Dos, Bueno, pero. qué hago. Ingiero eso de III He reproducido esos dos momentos. momentos reales mucho más llenos de algo parecido a la blasfemia, que cualquier pecado de los que se confiesan.
He deseado confesarlos cual los recuerdo, porque la única manera de hacérmelos perdonar por mí mismo es convirtiéndolos en útiles, dándoles la pequeña eficacia de mostrar la diferencia en las reacciones cotidianas de cualquier de nosotros acarreada por nuestro tránsito lo largo de los caminos.
Antes, ni habría escuchado el chicoleo en francés ni habría vacilado en compartir mi celda. Lo que haya hecho luego, poco importa, Antes, no habría tenido tan sólo esas asociaciones de ideas, no me habrían pasado por la cabeza.
Dos hechos nimios, insignificantes como microbios. Pero aseguran que los microbios provocan enfermedades, incluso, epidemias. con gente así todos nos vamos pareciendo hemos de rehacer el gusto a vivir?
Con quién, si no?
Buenos Aires, Rep. Argentina. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica