202 REPERTORIO AMERICANO como ofiical de elevada graduación todo su vigor y energías mozas a la Patria herida. Luchó bajo la bandera bicolor con denuedo, entusiasmo bizarría. Al tomar posesión las huestes chilenas de la capital permaneció, sin salir a la calle, por espacio de tres años, tiempo que duró la odiosa ocupación enemiga. En este lapso fortificó su espíritu, retempló su carácter, plasmó y dió forma a sus ideas, decidió su inclinación.
Sonámbulo blanco (En el Rep. Amer. In solemnitate Corporis Christi. Con la lengua te apoyo al cielo de mi boca, pétalo de rosa inmaculado, redondo mundo, y me invades de un claro vendaval de presencias.
Tu blancura hace llama de plata en mi costado cuando bajas a mí por mi aliento rendido, por mi saliva de espuma acalorada, por las letras que cantan en mis cuerdas bucales, sangre que se hace ala para alcanzarte vivo. ya juego contigo. Tú el cordero, yo el niño.
Te cierro los ojitos y te toco los dientes y paso la mejilla por tu lomo lanudo, y te abrazo tan duro que debo hacerte daño, y beso tu pezuña nerviosa, brincadora, para pronto tumbarte, aspaviento y cosquilla, levantarte en vilo y ya apelotonado traerte hasta mi pecho y dormirme contigo.
En ti, mi bien herido, nial herida la tierra y el cielo mal herido.
Equilibrio de beso entre el barro y la nube, reloj de mariposas sin horas y sin tiempo, Mayo de la alegría, Abril de la alegría, fiesta de la alegría, lo que no capta el Angel porque eres todo hombre; yo soy más que los Angeles cuando tomo tu forma y la apoya mi lengua al cielo de mi boca.
Terminada la lucha fratricida, el Perú quedo en estado deplorable. La Patria sangraba: la herida permanecía abierta. La moral se había perdido: rozaba con el suelo. Los ánimos estaban decaídos. Los espíritus sentíanse humillados. Reinaba la confusión, la congoja. Nadie atinaba a realizar obra. Se había apoderado del pueblo lo que llamaríamos un complejo de inferioridad colectiva.
Los militares que habían perdido la guerra, debido a imperdonable imprevisión querían ganar para ellos la paz. Todos deslindaban responsabilidades.
Fué en este momento crucial, de confusión, desbarajuste, desorientación y pérdida de la propia confianza, que aparece en el escenario nacional una figura vigorosa y con hálito a clarinada: González Prada. Se lanzó a la empresa. Se propuso edificar sobre las ruinas, levantar sobre los escombros una Patria nueva.
Enseñó a hacer Patria en esos instantes difíciles.
Llevó a los espíritus desconsolados y de mirada oblicua una inyección de vitalidad, de esperanza. Formó una auténtica conciencia nacional. Obra monumental la suya. Forjaba la Patria nueva!
Escribe un artículo sobre la gesta epónima de Grau. Demuestra el valer del soldado peruano probado en mil combates. Predica odio contra el enemigo. Señala las vías de la rehabilitación. Previene a la Patria contra nuevos ataques. Se convierte en el paradigma del revancbismo. Ya él diría: La Nación que no lleva el hierro en las manos concluye por arrastrarlo en los pies. Es el infatigable albañil que con su verbo y su ejemplo construye, edifica, levanta toda una nueva estructura nacional. González Prada es el clarín que anuncia una nueva era en el Perú.
Lo encontramos laborando en el Círculo Literario. En él se reunía un grupo de jóvenes dispuestos a regenerar la Patria. Juventud tumultuosa, agitada, discutía con calor y confrontaba, con sincero patriotismo, los problemas nacionales.
Amantes amorosos de la literatura. Si, de la literatura; pero no de aquella estática, con las espaldas vueltas al futuro, escuálida, sin vigor, anémica. La literatura que les interesaba era aquella que desempeñaba un papel social en el momento aquel, vigorosa, henchida de modernismo, calurosa de ideas jóvenes.
Prada hizo uso de la tribuna en varias ocasiones. Hablaba y dejaba la impresión de su enorme cultura y talento. través de sus palabras dejó al descubierto sus ideas. Desde el estrado del Ateneo de Lima decía: Quien escribe hoy y desea vivir mañana, debe pertenecer al día, a la hora, al momento en que maneja la pluma. Si un autor sale de su tiempo, ha de ser para adivinar las cosas futuras, no para desenterrar ideas y palabras muertas. Este párrafo condensa una faceta gonzález pradiana. Era eminentemente antitradicionalista.
Había que romper con el pasado; quebrar esas caderas que ataban la nave del progreso al puerto del pretérito. Convirtióse en el gonfalonero del radicalismo literario. seguía: Arcaísmo implica retroceso: a escritor arcaico pensador retrógrado. Lanzaba sus dardos contra el purismo académico, contra el purismo español. Impugnaba la servil imitación de las formas ajenas: Los hombres de genio son cordilleras nevadas, los imitadores no pasan de riachuelos alimentados con el deshielo de las cumbres. Propugnaba la ruptura con el academismo reinante. Inútil resultaría la emancipación política, si en la forma nos limitáraOh Gran Día Dorado nacido de las llamas. a qué filo me acercas si estoy entre tus manos. Capitán de granizo con olor a retama, alero de agua viva llorando al infinito, calor hecho de plumas, arrozal, melodía, poroso rocicler de rosa y de lamento!
Yo vi bajar tu luna, espejito que cabe en cuenco de custodia, qué alta, qué de misa. al foso de cadenas, y vi tu lengua frágil de frágiles jazmines lamer una por una las cadenas. Oh Gran Gozosa Entonación rosada en amarillo templo de inmortales!
Ahora se sacuden las ratas y ratones el níquel que les baila desnudo en los pechitos; el escorpión se pincha con su tenaza dardo al sentirse rodeado por tu fuego invisible y el arcoiris viene y se roba tu tacto para tejer su tela de araña de colores.
Qué consejo de rígidos gatillos de armas para fusilamiento te acompañan, cuando de mi foso te levantas en gotas de rocío, alta mar de tu mirada, y la luz vuela hacia adentro, iay hacia adentro. sacrificando sombras de palomas, corolas de cristal evaporando. estuve ahora cuento en un país celeste, donde los Angeles pasan al través de los Angeles y el alimento es blanco, blanco, blanco. desperté ahora cuento por alamedas de alabanzas con la frescura honda de aquel país de lana y de rocío.
Miguel Angel ASTURIAS.
Buenos Aires. Mayo de 1949. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica