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REPERTORIO AMERICANO 89 Raúl Andrade, pionero de la lengua En Raúl Andrade, autor de Gobelinos de Niebla y otros ensayos que encomió Fernando de los Ríos como obras maestras de nuestro idioma, hemos de encontrar dos fundamen(En Rep. Amer. tales aspectos: la elegancia, la nonchelance de su sosegado ademán, y la sápida sustancia sobre la que ha de renovarse a cada paso la de lo que escribe primero para sí, por una pasión de un solo crucificado: la pasión del suerte de autonutrición de belleza, y después escritor, sangrante y lacerado, circuído siempara los públicos de América. Con su sosiego, pre por la perpetua lumbrarada, por el inacaha viajado por las capitales americanas. Ha enbable y tormentoso destello de la Belleza que tregado su tarea de escritor y periodista agrio es, generalmente, para quien le arranca el vee irreductible a El Tiempo de Bogotá, El Unilo, pavor.
versal de Caracas y su homónimo de México.
El Ecuador litrario está cansado de escuHa ido por las ciudades y pueblos del Conchar los adjetivos que embadurnan la figura tinente en una suerte de trashumancia que no de los hombres distinguidos. El Ecuador litetiene prisa ni atuendo. por este modo ha rario de veras literario está cansado de la logrado configurar su personalidad a punto de cláque con que se apoyan, entre sí, los ceclasificarse entre los más claros, los más pulnáculos. El Ecuador literario. de veras litecros, los más tersos, los más agudos, los más rario está cansado de los lechuguinos de las transparentes prosistas contemporáneos de Hisletras, de las pastosas figuras que tratan de panoamérica.
detentar la dinámica artística bajo le égida de Raúl Andrade viaja, ahora, a España. Relas sonrisas mecénicas y las voces gangosas de presentará a su país, Ecuador, en los achaques los taumaturgos. El Ecuador literario de hoy de cultura. Recogerá, naturalmente, toda la viquisiera menos magia simuladora y más tangisión posible de lo que el falangismo deje ver.
bilidad provechosa. Quisiera menos almanaques Pero, aunque el fenómeno universal del escrifamiliares y más publicaciones austeras. El tor sea la observación directa para entregar las HA Ecuador literario quisiera menos chillidos de conclusiones extraídas, y aunque en España sea la volatería letrada que anhela ubicaciones en la cuestión política. política de campanario las embajadas, y más libros sinceros, más re lo que apasiona a los observadores eruditos, vistas sinceras, más poetas que no ejerzan pien Raúl Andrade hay algo más profundo que rataje y desvalijamiento, más periodistas irrelo ata pavorosamente al vientre peninsular: ductibles, más profesores universitarios, más tocar tierra española, besar tierra española, meensayistas desvinculados y probos. El Ecuador terse, por todos los sentidos, la verdad adoraRaúl Andrade literario de hoy quisiera encontrar menos cable y milenaria de esa Patria turbulenta e iluparazón de crustáceos retóricos, y más, pero minada. Franco aparte, para Raúl Andrade lo mucha más sustancia solidificada, más preciimportante es la España sola, desnuda, tangi guración. hay un Tabor par cada angustia. pitado puro en la ética, mayor saturación de ble. Si Raúl Andrade pudiese hacerlo, iría cer El dolor quietamente elaborado insurge libertad y decoro en todos sus productos. Las ca de Francisco Franco y, con su varita nu por las retículas de lo vital, y florece, y triun lentejuelas y la morralla de los pierrots; el dosa, le cruzaría la cara aunque lo maten al fa. Es así como el escritor deja dentro de sí adorno colorinesco de los semidioses que redía siguiente junto a las murallas. Empero, lo mismo la materia primaria, la materia yacente, sultan hombres orquestas; esa suerte de bisuteimportante para Raúl es la España permanen el residuo que corresponde a la especie espe ría con que complementa su tocado de arúspite. La que sobrevivirá a todos los gendarmes. cífica. y levanta sobre su obra exterior el ce el crítico de hoy, no pueden constituir la La que sobrevivió a todas las injurias. La que producto, que es siempre esplendor y modela construcción fundamental, la materia ósea, pero pasará, rumbo al ideal, por sobre el cadáver de ción. Que es también, proximidad al ar ni siquiera los puntos referenciales sobre la Franco y de todas las militaradas vituperables, quetipo. Cuando no es arquetipo en sí mismo. autenticidad de una verdadera obra de letras.
Es seguro que encontraréis en Raúl An Montaña es, en todo caso, la obra literaria, El adobo adjetivador o la actitud de ungidrade un si es no es de amargarura que se gustia humana, que suele desgalgarse por in miento que ejercitan ciertos aruspices de la tautrueca dardo y centella; pero el dolor, la an númeras vertientes, suele alcanzar la transfi maturgia letrada, no son sino el episodio exM an das difíciles de la liberación nacional verdade sos Sencillos, había asimilado a plena esencia ra. Los tiempos nuevos exigían nuevos proce el lenguaje de los jíbaros nativos, sus jugos dimientos. Hacía ya largas décadas que la bur sapientísimos y aleccionadores. Tenía mucho guesía fuera la clase revolucionaria dirigente en de qué envanecerse. oratoria flúida, pluma Borinquen y en todas partes. Era la hora ágil y de certero acento cervantino, poemática del proletariado, vanguardia directriz de la in de hondo calado pero la embriaguez de la dependencia, la etapa de la transformación de fútil sobreestimación no le confundió jamás los mocrática nacional y la definitiva socialista. sentidos alertas. Llevaba dentro de sí un insaLargo sería el camino intransitado, duros los ciable anhelo de saber, de ilustrarse más y más sacrificios y renunciamientos, pero el Buen Bo sobre todo lo útil y provechoso a la inmensa rincano, como en la ya lejana adolescencia, no tarea libertaria.
vacilo en tomar rectamente, sin desvíos, la ese hombretón, con sus ojos cansados ruta hacia la Tierra Prometida del Socialis y su frente ancha ensombrecida, también sabía mo, al Canaán de un Puerto Rico florecido. reír como un niño travieso. La gran revelación me llegó cuando, en torno a un modesto pasIV tel y una botella de vino, feste jábamos su cumpleaños en el destierro. Estaba recobrándose del Estuve junto al Buen Borincano desde la agobiante cautiverio en Atlanta. Pero su ammisma noche de su arribo a La Habana. Aquel plio reír tenía aun una más y generosa causa: hombre robusto, de elevada estatura, ostentaba la experiencia cubana se le introdujo por todos una ancha testa como cúpula de basílica. En los resquicios del espíritu. Era algo así como sus ojos ligeramente verdigrises y en la piel un tónico vivificador incomparable. Aquí obblanquísima revelaba un ancestro de aquellos servó, con la pupila dilatada en asombros, rudos y fornidos navegantes, trashumantes de una clase trabajadora unificada, marchando vatodas las rutas marineras. En el hablar, mati lerosa hacia un incesante desarrollo, dueña de zado de localismos boricuas, se desfloraba la sus destinos, bajo la guía experta de Lázaro palabra ardida del Apóstol Martí, su Maestro Peña, sangre y carne de pueblo, hondamente en la adolescencia, Como el artífice de los Ver. vinculado a los latidos y ansiedades de sus hermanos de trabajo. Palpó muy a lo vivo la hermosa y aguerrida hueste del Partido Socialista Popular, impulsador y faro del progreso y de la justicia democrática verdaderos. Escuchó la palabra sencillísima, cargada de enseñanzas guiatrices de Blas Roca y el verbo các lido y maestro de Juan Marinello.
Supo así como un pueblo desfila sin temores ni vacilantes retrocesos cuando posee conductores fervientes, servidores firmísimos del interés nacional, hombres incorruptibles, tácticos y estrategas del ejército socialista, liberador de la opresión nacional, incesante batallador contra los residuos feudalizantes retardatarios, y el imperialismo, el peor, el más acérrimo y peligroso enemigo de la tierra cubana y de todos los pueblos sujetos a su órbita rapaz y expoliadora. La experiencia cubana infundió renovados vigores al Buen Borincano.
Lo que hubo de comenzar en teórico convencimiento, se trocaba en reafirmación practicista, en alentar esperanzado de un similar futaro esplendoroso para su Borinquen entrañable. como desde la hora misma de su arribo a La Habana, no dejó un solo instante de bregar, henchido de impaciencias febriles, diciendo sin fatiga su verdad en la palabra impresa con singular y esmerada plasticidad, o en el mitin de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica