154 REPERTORIO AMERICANO JOHN KEITH, En ese mar infinito de nubes, ribeteadas de oro, danza mi corazón. mi música es el viento y tu luz derramada en las cimas de los montes.
Es mi danzafrenesí y me olvido de la tierra y el contorno de mi forma toca el cielo y la gasa de mi nube siente el roce de tus dedos. jirones de azulque palpan lo blanco de mi quimera!
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como un cielo sin nubes.
me tiendo sobre la arena en la fuga de las sombras.
Siento miedo de gozarte, siento miedo de tu música celeste. Siento miedol y me tiendo sobre el monte como niebla.
Yo te siento rodearme y escucho tu silencio, tu silencio rodeado con luces de otros mundos. mientras así te anhelo, tú me tienes en tus manos y yo, inconsciente, te ignoro. esa niebla se deshace y se pierde entre las grietas adentrándose en tu tierra.
15 Si será mi tristeza recuerdo de un recuerdo.
Ya tu música no se oye, ya tus dedos no me rozan, pero sigue derramándose tu luz en las cimas de los montes.
Nada rompe tu paz. oh soledad de mi vida!
sólo el ruido de un ave, o el rodar de una piedra.
Soledad grande y dulce de contornos sin límites, como un mar de montañas azules.
Mi soledad, de espuma vestida, ante mí, danza y huye cuando mi mano se esfuerza por tocarla.
Adormecida estoy sobre las hierbas.
Soledad noble y recia Un gajo de tu luz se enreda en mis cabellos y fluye por mi cuerpo, haciéndolo ascua viva; nube con sol retorcida de anhelos.
Soy una duda hirviente y de la tierra roja aspiro el vaho de muerte en letargos de sombra.
te me das toda entera en la hierba que crece sin ruido, en el viento de voces remotas, en la tierra preñada de vidas.
La lluvia blandamente deja en la arena huellas. pájaros sin albriciasque van tras de mis penas. mi alma grita, entonces, que soy ¡Todo!
Mi soledad de espuma, vuelta mar, las recoja. Eres mía.
y me sumerges en tu abismo de luz. 20 10 En los alegres campos bajo el azul del día, quisiera ser espacio por ser tu lejanía.
Soy un torbellino de luces, de colores transparentes que pasan sin sentido. Silencio sobre el campo!
Silencio.
sobre el campo. si tu fuga fuera sobre la tierra fría, quisiera ser sendero por ir bajo tu huída.
Sólo la saeta aguda de tu ausencia sigue hurgando la tiniebla de mi angustia.
Ala de luz que rozando las cumbres derramase, sin voz, hasta la hondura. si yo no supiera por dónde te perdías ser nada yo quisiera, ser nada. pediría.
Aparejada voy con la brisa y el claror del alba sobre los días sin ocasos, Pensamiento de sol, palabra muda. Claridades. Soledad de mi vida extendida y hermosa Sedienta, junto al agua clara, tiemblan a tu paso los verdores: y fluyen vida 11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica