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330 REPERTORIO AMERICANO poemas Colaboración. La Habana, 19 de julio, 1939 La lumbre en la mañana No es esto ni es aquello, es la tierra que se sucede, la sinfonía que sabe que la tarde puede crecer de las nieblas, que hay que andar al confín de grada en grada, que hay que el corazón de las antiguas corolas, las cosas de su olvidor encender de nuevo la primavera entumecida.
los brazos que cambian cada noche, la tarde que pasea con el amo, Duerme amiga tan mía como este corazón que rememora, a su lado, duerme tranquila como un cendal de cedros, los jóvenes amantes que se despiden ante el dolor que murmura.
duerme otra vez que el mar ya se reanima La soledad puede escuchar como los árboles, la soledad puede y ha de venir el día entre nosotros si nadie lo ha llamado.
sentir apenas como ola que se insinúa, como tu voz viaja despacio, como tu voz tiene una estrella Próxima sombría, como tu voz se inclina, como tu voz me inunda de campos que se cubren de cielo No es posible decía mientras tu sombra cada día se apartaba como tu voz cabe en la tierra misma.
de mi lado.
Yo sé que eres aún esparcida ternura, El rocío y el sueño una mañana hermosa en medio de los árboles, un arcoiris, un anillo, una montaña, un fervor, una breve colina Duerme el que hace sonar el sueño, duerme libre, duerme despacio algo más que esa agua simple que se beben los moribundos.
como una primavera que se apaga, Vuelve que los abrazos nos aguardan como dormidas o queridas como una lámpara que de pronto renace, duerme como los años ciudades, que gimen a mi lado.
vuelve con tu cabello claro que al mismo trigo hermana, Antes yo me perdía tantas veces detenido entre sórdidas preguntas, con tu andar taciturno, con tu vestido claro para amar el verano sin ver el día que crecía a mi espalda contemplaba la noche sabes que los adioses ya helaban el recuerdo.
que repasa callada sus estatuas.
Ves la tierra que corre por altura y llanos Perdía el horizonte que haceamar a los pueblos donde vive el amor, y es para mí la tierra también tu sueño fresco, tu cabeza querida, creía renacer y golpeaban en mí desoladas preguntas.
tu brazo descuidado.
Salgo ahora otra vez, sale vaiven de sus quehaceres, Ves la frente incesante, los mares que murmuran.
vuelve a llorar la iglesia su música despacio. Qué ha sido nuestro amor comparado a esta batalla?
vuelve a coger su historia el amador despreciado. Qué ha sido él comparable a la gota de sangre que ya precede de un lado a otro vuelve a sacudir sus desencantos.
mis acciones?
Vuelve ahora que hay otras manos que a partir nos convidan Te hallo de nuevo, río tierno, galope entusiasmado, murmullo que hace andar las ciudades a mi lado, que repasa los nombres diario.
cada tarde, que empuja como velas los arados. Ven con tus años jóvenes a animar nuestro rayo, Duerme otra vez callada que ya entregó sus sombras el rocío, con tu risa despierta, tu cabellera enérgica, que renazco de mí como el amor de las ruinas con tu caudal de sueños que tendrás que llenarlos.
ALBERTO BAEZA FLORES mo en otras colectividades, las clases gubernamentales cumplen acciones lógicas y acciones ilógicas. La parte prin cipal del fenómeno es la organización y no la voluntad consciente de los individuos, que, en algunos casos, pueden ser arrastrados por la organización hacia donde su voluntad consciente no los llevaría nunca. Tomás el cínico. Con fórmulas menos misteriosas, ilustre profesor, Marx ya había afirmado lo mismo. Las instituciones humanas obedecen a otros im.
pulsos que a los de la psicologia individual de quienes las gobiernan. Por mucho que las instituciones autoritarias puedan ser entre sí opuestas, según la diversidad de los intereses que repre.
sentan, aun más grande es sin embargo el contraste entre ellas y la libertad. frente al peligro común, ellas encuentran siempre una manera de ayudarse; según el dicho popular. perro no come perro. Ignazio Silone, La escuela de los dictadores. Editorial Losada.
Buenos Aires, 1939. tenuados el autor de La Araucana les nta la aventura de Dido y Eneas.
No quiso el destino que naciera en América quien pudiera lograr como Cervantes la conjunción extraordinaria de meditador y hombre de acción. Nadie supo comentar la aventura de esos ingeniosos hidalgos que vieron encantamientos verdaderos y princesas morenas con quienes fundar en insulas fragosas una dinastía de adelantados. Los que escribieron la historia del Perú eraa pendolistas de buena voluntad y deliciosa ingenuidad como Jerez o profesionales de la pluma que nunca vieron un campo de batalla.
El proceso histórico de la conquista quedó así en manos de frailes.
Juan Pondo Juan Pondo era un vagabundo de edad indefinible; cuya historia era de todos ignorada. Le llamaban Juan, pero nadie sabía si era su verdadero nombre. En cuanto al Pondo, le venía de una enfermedad. En algunas regiones colombianas pondo es una palabra que se emplea para designar un dedo cuando está tumefacto por una afección cualquiera. Así «tener un pondo» es tener un dedo hinchado Aquel vagabundo sufría de un mal crónico en un pie, lo que, como se comprende, le obligaba a renquear. Juan Pondo tenía un amigo: Benjamin. y una pasión: la vieja Clarisa. Esto se explica; la unciana cocinera le daba de comer y le dejaba dormir en el corredor; Benjamín era su compañero de dormitorio y de mesa. Lo cuenta Pedro Sondereguer en su novela Quibdó. Buenos Aires.
1927. Perro no come perro»
Prof. Pickup. El próximo año, querido, si tú quieres, iremos a Moscú. Ahora estoy reflexionando para encontrar la explicación de un comportamiento tan contradictorio. Por qué la política rusa ha intervenido en la guerra civil alemana para daño de la república de Weinar y para ventaja del Tercer Imperio. por qué el estado mayor y la policía de un estado democrático, en vez de intervenir para salvar la democracia, cuando está ésta en peligro, ayudan al fascismo?
Acaso una respuesta a estas preguntas puede ser encontrada sobre la huella de este pensamiento de Pareto. Co(Ventura Garcia Calderón. Vale un Perú. París. 1939. Faltó el comentarista hábil Sacerdotes son los literatos más notorios de España, Lope, Calderón, Tirso.
Góngora. Desgracia irremediable, que sus conquistadores no fueran literatos o si lo eran excepcionalmente no «realizaran los prodigios que estaban presenciando ni la naturaleza nunca vista que atravesaban. En otra parte he recordado la sorpresa de Humboldt, su asombro de que Ercilla o Barco Centenera no supieran decirnos las bellezas de América sino conservaran los ojos puestos en su Europa. Para divertir us soldados exEl ejemplo de Flora. Pretendía Charles Peguy que para comprender a los pobres hay que haber nacido pobre, pues, según él, ni el des.
interesado fervor ni la imaginación apostólica, pueden suplir este acercamiento carnal al menesteroso. El ejemplo de Flora lo desmiente. Tan cerca de ellos la sintieron estos obreros de Francia que a su muerte, se cotizaron todos para pagar su piedra funeraria. Fue día de luto para los humildes la desaparición de aquella Nuestra Señora de los Desamparados. Lo cuenta Ventura García Calderón, en su libro Vale un Perú.
Paris, 1939. Así se llamaba el perro de la casa. La socialista peruana Flora Tristán. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica