88 REPERTORIO AMERICANO Poesías de Fernando Luján Envio del autor. Costa Rica y enero de 1937 Niño muerto Ciudad Al escultor Juan Manue!
Por los caminos del cielo se fué una noche en silencio: dejó el corazón andando como un reloj en el pecho, y los ojos tan abiertos, tan llenos de luz por dentro, que parecia que estuviera viviendo después de muerto.
Federico García Lorca Tres arcángeles gitanos vinieron por Feredico García Lorca.
Se fueron por el sendero que custodian los olivos ya florecidos Federico iba llorando amargas lágrimas de hombre por su Granada Suplicaba, no quería abandonar a su España llena de moros.
Casi a la fuerza se fue el alma de Federico García Lorca.
En una ciudad desierta, callada, anduve perdido como un niño ciego.
Las calles sembradas de estatuas de yeso, abrían horizontes hacia el infinito El sol detenido como un punto muerto, vaciaba su luz en un mediodia.
Helaba mi sangre el aire marino.
AI Deste y al Norte al Este y al Sur estaba la mar, el mar congelado Por esta ciudad librada del tiempo, fuera del espacio, anduve perdido como un niño ciego.
Cabeza de niño Por Amighetti Los ángeles Romance Esos niños F. Amighetti Como una imagen sencilla, como una niña del alba desconocida, sonriente, pasas tú con las pupilas olorosas a violetas.
Mojas los pies en el agua sin que se noten en ella los círculos más ligeros, y sin moverla tú ganas sobre el agua la otra orilla.
Cuando atraviesas los campos los árboles te adivinan, y los niños, cuando pasas, te buscan con las miradas a lo lejos, cerca de ellos.
en los verdes, por el aire, igual que si los llamara la dulce voz de una hermana.
Lo que miro son los ángeles, desnudos, casi de nieve, que vienen a mi ventana jugando, como la luz.
Apenas si se les mira sus ojillos en el rostro, cuando beben, boquiabiertos, gotitas de agua, rocio florecido en la ventana.
El sol les quema la las manos y los cabellos que flotan sobre sus hombros como hilos de seda rubia.
Beben aprisa, sedientos, las gotitas de rocio, pero el sol de la mañana les quema los cuerpecillos blancos, casi de nieve, deshechos pronto en el aire.
Estos niños dibujados tienen el corazón blanco, de parafina, con una velita adentro encendida, que navega en un laguillo de aceite.
Cuando los vemos nos miran sin moverse, sin sonrisas, con las estrellas de plata encendidas en los ojos, carne Año dos mil quinientos Cuando vayas por el campo.
Angeles falsos Yo fabriqué con mis manos todos mis ángeles falsos.
Me miraban dulcemente con sus ojos invisibles y por sus cuerpos vacíos llenos de aire, sólo de aire podian pasar las miradas atravesando su pecho.
En caballitos mecánicos irás a Venus, volando, niña romántica y bella del año dos mil quinientos.
En caballitos mecánicos ascenderás por el cielo, sólo por traer de los campos blancos, de Venus, nevados.
flores que sean naturales, que ya no habrán en la tierra, Música Cuando vayas por el campo registra bien en el fondo de las flores amarillas, porque yo he visto en el cáliz de muchas flores: paraisos, bosques poblados de de hadas diminutas, ojinegras que escapan a las miradas del que mira muy a prisa.
Cuando vayas por el campo registra bien por debajo de las piedras de los rios, porque en el fondo se ocultan poblaciones diminutas de seres malos que pueden envenenarnos la sangre, pero que siempre se escapan a las miradas incrédulas, superficiales y ciegas.
Yo fabriqué con mis manos estos ángeles de alambre, que inundan todos mis sueños con sus cuerpos sin volumen, llenos de aire, sólo de aire. que proyectan sus sombres entrelazadas de líneas: en el papel cuando escribo, sobre la almohada en la noche, y en las páginas del libro donde yo ponga los ojos.
Por que te asomaras tras de los visillos, le daba yo vueltas a este manubrio.
Por verte los ojos tras de los visillos.
sonaba la música al darle yo vueltas a este manubrio.