290 REPERTORIO AMERICANO En el centenario de Ibsen He ahí el problema De El Sol. Madrid los embustes se ven tan netos como la derechura de la palmera. Qué hará a esta hora la ceiba con sus tres discursos sobre la espalda ligera, entreverados seguramente con estrofas, a lo mejor hasta con un periodo tremolante de nuestro Marti? Sobrelleva su mala suerte de criatura del 1900, en que la malicia en el sentido teológico de engaño reúne a una ceiba de Cuba con el señor Machado en la misma complicidad.
Al terminar, yo vengo a preguntarme por qué escribo este articulejo casi político. yo, que no tengo manía política. me contesto rápidamente. Porque el artículo de marras sobre la ceiba de La Habana, me ha irritado una de mis bravas pasiones: la pasión forestal, tan fuerte en mí como la de las bestezuelas. Me deja sin cuidado que la gente de Brooklyn o de la Nicaragua oficial, digan sobre la visita de visitas de Mr. Coolidge, cosas embusteras. Al cabo. La santidad de la palabra nadie la defiende después que se nos murió Maragall. Pero las ceibas estaban todavía inéditas para «los hombres de engaño, que dice el Evangelio. Por qué manosearlas y rebajarles el prestigio vegetal?
Me consuelo pensando en que no se les ocurrió elegir y plantar árbol de alianza en Chile durante la Conferencia pasada.
Habrían caido sobre la araucaria, bastante limpia todavia de contaminación. me habría dado más pena. Al cabo, conozco menos a la ceiba que, sin embargo, me ha apesadumbrado tánto.
ESA SA costumbre de conmemorar a las juventudes, sobre todo el el centenario del nacimiento continente europeo. Sus blancas de los grandes hombres invita testas descollaban como las dos a cada generación, cuando llega niveas cumbres más altas en a la madurez, a volver de nuevo la orografía del espíritu. Ambas la vista hacia los genios tute cimas aparecian, cual envueltas lares que la inspiraron e ilumi entre nubes, con una cierta renaron en la mocedad. Es una ducción de misterio, allá lejos, serena revisión del valor posi en los remotos confines de nuestivo de los maestros que en tra Europa; la una, hacia el nuestra adolescencia venerába Oriente: Tolstoi; la otra, en las mos. Releemos de nuevo ecom regiones hiperbóreas: Ibsen.
entusiasmo. Con desencanto? Tolstoi e Ibsen fueron los. aquellos mismos libros que dos viejos profetas que presientonces nos enseñaron a pen dieron el nacimiento del siglo sar y a vivir.
xx. Por entonces, en las priCelébrase hoy, día 20, el meras auroras de nuestra cencentenario de Ibsen. También turia, los jóvenes leían la obra este mismo año 1928 se celebra recién publicada de Ibsen, Cuanel centenario de Tolstoi. Cuando do nos despertemos de entre los hombres de la generación los muertos, y se indignaban que hoy culmina; cuando los ante la excomunión que contra hombres que ya se acercan a Tolstoi acababa de fulminar el sus cincuenta años tenían ape Santo Sinodo de Rusia.
nas veinte, dos robustos ancia Todavía esos dos septuagenos, discutidos todavia comba narios venerables, condenados tidos y adorados. se alzaban por heréticos, por anárquicos, como dos luminares, fascinando tenian para la rebelde muchachez la seducción de los frutos (1) 20 de marzo de 1928.
prohibidos. Quién les iba a deGabriela Mistral Bastia, febrero de 1928.
El casamiento de Laucha las de lata, esencias de todo, y unas damajuanas de aguardiente muy fuerte, que es lo prinNovela picaresca cipal para los licores. No me olvidé tampoco de los polvitos Por de anilina para dar color, ni de una punta de yerba y palos de Roberto Payró drogueria que necesitaba. Compré también por si acaso un Según la tercera edición. Serie Vol. XLIV de Babel (Biblioteca ArManual del Licorista y sin gentina de Buenas Ediciones Literarias. Director: Samuel Glusberg. Buenos perder tiempo, acordándome del Aires. 1927.
buen consejo de no Cipriano, y Vease la entrega anterior.
me volvi a Pago Chico, y enderecé en seguida para la esquina La Polvareda, como le VII no vay a dejar qu el asau si arda sabian decir a la casa de neantes de que esté en su punto. gocio.
Esa noche quedó arreglado y Usté va lejos, pero más lejos faNo se me da la gana de bricación, en buen camino las confiadas y ladinas, cuand uno decirles cómo me recibió doña Carolina, pero les aseguro que otras cosas, que por lo visto no va, ya están de güelta. No se le habian disgustado mucho a no fué mal.¡No. lo que es eso me descuide, y se me quede di la gringa. Ah! ime olvidaba!
no! hasta ahí no llegaba la a pie cuando ya está estribando!
broma todavía.
también me dijo: Me hice el desentendido y me Usté no tiene capital, y aquí rei, brindándole el mate que Bueno, pues, al otro dia misen el boliche hay un capitalito cebábamos una vez cada uno, mo, ya me puse a hacer mis de unos pocos miles de pesos. a lo resero. Después me levante menjunjes, y de ahí salió anis, Pero haremos cuenta que la micoñá, ginebra, guindado, hasta tad es de usté, para no andar Bueno, hasta la vuelta, amivermú; rebajé todo el vino que con embrollos.
go don Cipriano.
había (dejando unas damajuanas Yo me largué contentisimo al Que le vaya bien y hasta aparte para nuestro uso) le galpón, donde tenía mi cama, la güelta, mozo: no se tarde, que eché mucho aguardiente, un popero aunque era biandita, casi el guay lerdo. ya sabe. co de anilina, y de cada cuarteme pasé toda la noche revol Me fui a despedir de la grinrola alcancé a hacer más de dos, viéndome, sin poder pegar los ga que me dió tres o cuatro como se lo había prometido a ojos.
sacudones de manos, con los mi gringa. todavía me acuerdo Pues en cuantito principio a ojos aguachentos, monté el so que, entusiasmado con el trabajo, clarear, ya estaba con los hue treta overo que ya había ensi hasta inventé licores, o más bien sos de punta y con todo apron llao, y con su galope de ratón dicho, el color, y asi hice caña tado para el viaje.
seguí hasta un almacén de al de duraznos azul, ginebra amaTomé unos cimarrones con no lado de la estación de Pago rilla como de oro, bitter de naCipriano, que dormía en la otra Chico. Ahi dejé el mancarrón, ranja, verde y colorado, punta del galpón sobre unas muy recomendado, y me entre licorcito muy dulce de vainilla, pilchas viejas, y con quien nos tuve tomando unas cañitas, porcolor violeta claro, que los rehabíamos hecho amigazos. Cuan que todavía faltaba rato para seros sabían llevarle a la novia do le conté lo de la sociedad el tren.
de regalo, por lo rico, y sobre y el viaje, bailando de gusto, En Buenos Aires compré eti todo por lo lindo que era.
me dijo muy serio: quetas con todos los nombres La cosa resultó magnifica, y Tenga mucho cuidau, paisa y todas las marcas de las a los marchantes les gustaban no, con lo qui hac en la ciuda; bebidas, corchos, lacre, cápsu más algunas bebidas hechas por mí, que las legitimas puede ser que porque eran más fuertes. decían al pedirlas. Eh, mozo! una caña. de la que toma el patrón, eh!
Carolina estaba muerta de contento y un día me dijo. Usté tiene unas manos de ángel (decía anquel) y estamos ganando mucha plata. quiere que le diga? Lo que yo necesitaba era un joven (coven)
como usté. ahora que lo conozco bien. ya le puedo prometer que. que vamos a ser felices en todo sentido.
Yo no había vuelto a hablarle del asunto serio, pero en todo aquel tiempo, la miraba con ojos de carnero degollado, ronciándola y pensando. Ya has de caer! iya has de caer, mi vida! seguro de que no se me iba a escapar. todavia haciéndome el sonso, le sali con esta agachada. Qué quiere decirme, señora, con felices en todo sentido?
La gringa se desentendió, contestándome colorada. Conversaremos esta noche, después de cerrar el negocio.
Entonces le diré la contestación.
Yo hubiera bailado en una pata, de puro contento. efectivamente. Cuando acabamos de comer, cerré la puerta de la ramada que se cerraba por afuera. entré al negocio por la del patio, y me encontré a Carolina que me estaba esperando Ahora puede decirme principié despacito, para quitarle los últimos recelos.
Pero ya no había necesidad de tantas historias. Bueno, conversemos. dijo muy seria. Pero antes digamé para irme.
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