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98 REPERTORIO AMERICANO ción especial por estas fronteras de la entra con Goethe, en la literatura eu ra, en el salón del vecino. Nada de azaciencia. La Poesía y realidad aunque ropea.
res en lo íntimo de la propia casa. En sea por lujo retórico se abre con una materia de matrimonio, Goethe confiesa referència a las constelaciones que pre 12. En cuanto al sentido de burgue. ser severo, aunque en todo lo demás sea sidieron su nacimiento. El Fausto es un sía en política, basta, sin apurar dema muy tolerante (Eck. 30. III. 1824. elocuente testimonio del espíritu aven. siado, que en todas sus obras y frag. lo curioso es que tal declaración de turero. Cuando Goethe se despide de sus imentos donde el tema aparece, Goethe Goethe venga precisamente a sus labios amigos Lota y Kestner, los tres convie respete al pueblo. Se burla, en buenhora, a hablar de las Afinidades Electivas, linen en que el primero que muera pro de los ciarlatanes y agitadores. Reconoce bro que. Wordsworth arrojó un día ai curará dar a los supervivientes noticias la justificación que asiste al pueblo fran suelo en presencia de Emerson, por padel otro mundo. No acontecía de otro cés y a todos los pueblos oprimidos. En recerle una obra pecadora. Añádase el modo, entre William James y Richard su aversión a la violencia y a los falsos dato a los que trae Carré en sus invesFiodgson.
apóstoles, quisiera hacer la revolución tigaciones sobre Goethe y la literatura. desde arriba para evitar excesos y san inglesa. 11. La normalidad se rodea de pe gre. Se ha dicho que su Germán y Do Cierta ocasión, reflexionando sobre la queñas virtudes que la protejan, virtu rctea es la apología del burgués aler. án. vida de Lope, nos saltó a la cara la evides a veces de buen vecino y de bur Por lo demás, nunca admitió que lo cla dencia: grande es la responsabilidad de gués. No nos desconcierte la palabra sificaran como conservador, declarando la mujer en la formación del poeta. Al burgués, que hoy sólo se usa para de que la mayoría de lo que existe puede voluptuoso muchacho madrileño, allá en signar al enemigo. Antes significaba otra ser mejorado. Todo, en su vida y en su los albores, una mujer lo domesticó pocosa, y en aquel sentido, hay cada líder obra, respira la más viva simpatía para co a poco hacia la depravación. Elerevolucionario de nuestros días, que vi el artesano y el obrero, a quienes segu na Osorio son imputables buen número ve lo más burguesamente. Goethe no sólo ramente consideraba como la parte más de relieves, arrugas y cicatrices en el alera burgués. por su nacimiento. Hacer amena y inermosa de la humanidad, com ma de Lope de Vega. Hombre de placer. reservas, irse con prudencia, adelantar parándolos con las abejas y con las aves. rompió para siempre, en brazos de la cocon cuidado (el larvatus prodeo, de Des En su labor de Ministro, su mayor pre medianta, cierta castidad esencial de tocartes, en otro sentido más humilde. ocupación, su verdadera obra política, do amor, como la lectura de la Dorotea sacrificar unos años al servicio público consistió en mejorar la condición de los permite apreciarlo. Ya no le pidamos para conquistar el derecho a vivir como campesinos y labriegos. Verdad es que más cuenta de sus actos: mucho es que un pequeño rentista, son todas cualida todavía los consideraba como menores de salve el estro, en la marejada de aquedes burguesas. El mismo dice que a By edad, porque ciertamente lo eran. lo lla naturaleza incontenible. Muy otro ron lo perjudicó su situación aristocrá son aún para las legislaciones que, al es el proceso de Goethe, que a cada tran. tica, y hace el elogio de la áurea medio acercarse a ellos, lo hacen con los mice parece que va a perder pie, y al fin cridad como la mejor condición para el ramientos y cuidados de una verdadera se recobra. Adéle Fanta se queja con poeta (Eck. 24. II. 1825. El célebre tutela o guarda de almas. Los cambios razón de los que, con Blaze de Bury, soneto de Plantino que lo mismo pudie políticos y económicos que trajo el si agrupan sumariamente bajo el título de.
ra ser de Horacio, de un Horacio que glo xix no encuentran a Goethe con las queridas de Goethe a cuantas mujeres rezara el rosario y compusiera sonetos puertas cerradas. Al contrario: lo hacen trataron con el poeta, desde Augusta de Avoir une maison commode, prope et. atemperar su individualismo y organi Stolberg, a quien él ni siquiera conoció bellenos da la descripción acabada del zarlo, por decirlo así, en una sociedad de vista, hasta Cristiana Vulpius, que estado burgués. Quién sabe si aun aqucl del trabajo conde no haya ociosos ni di fué siempre la mujer de hogar y al cadesprendimiento de la familia paterna y letantes. En el Meister, dibuja una uto bo su esposa legitima. Larga es la lista: los amigos de la infancia en aparien pía social impregnada de sansimonismo. Gretchen, Katchen, Federica, Lota, acacia, angulosidades de un arribismo a lo Su amor al trabajo, lo trae al buen iado so Maximiliana, Lili, Carlota de Stein, divino no sean exigencias de la buena y lo hace nuestro.
Corona, la marquesa Branconi, la linda economía, en quien ha aceptado una mimilanesa, Faustina. hasta Ulrica la de sión que ha de consumarse tan lejos de 13. La normalidad se protege, si ha Marienbad, novia de la vejez. Las priFrancfort y su mundo. Táctica burgue. ce falta, venciendo el propio corazón. meras encendieron y atizaron el fuego.
sa, finalmente, el uso y la administra na y otra vez, a cada etapa de su vida, Goethe escapa, robando para siempre cl ción de la vida inundana sólo hasta don Goethe huye de otra mujer, huye de la resabio de emociones que luego verterá de abre las puertas y colabora con la esclavitud de las pasiones, huye con los en su poesía. ya la emoción de la Margloria.
dioses en el seno como Eneas. como un garita abandonada, ya la emoción de la no es que lo inundano sea necesaEneas que llevara dentro de sí mismo ci Carlota inaccesible. Mme. de Stein se riamente frívolo. entonces, tiene aqueincendio. Rueda, y da al fin en el ma encarga de apaciguar este fuego, con un lla frivolidad profunda que Nietzsche entrimonio, donde buscará un equilibrio y riguroso sistema de duchas de agua fria contraba en los griegos. Consiste lo munno una fiesta. Al matrimonio de brillo a lo largo de varios años. cuando ya dano en juntarse para simplemente versc social o aun al matrimonio de compa el fuego ha aprendido a cundir sin llavivir. Para verse vivir conforme a ñía intelectual a lo francamente muri ma y sin estruendo, cuando sirve ya pacódigo riguroso de convenciones que dano o a lo francamente bohemio ne se ra cocinar el diario alimento de la ter.
crea, burlándo32 trágicamente de la na. atreve. La galantería? Pase: hasta don nura, aparece Cristiana. Con Cristiana turaleza, prendas y delitos artificiales de no perturba la vida, la adorna y la Vulpius, a quien tanto ha injuriado la: posteridad haciéndose eco de los celos con premios peligrosos y sanciones terri acompaña. Pero sea lujo de puertas afucbles. Es una perversión que continuamende Mme. de Stein y de Bettina Brente sacrifica lo intimo y lo cordial. Aun la INDICE tano porque nunca las sirenas perdobondad ha de vestirse aquí de acero y haPenélope Goethe aprenderá a sustituir el amor fantasía por el amorcer méritos de malicia. Entre el torbellino de cortesanos, el Príncipe de Cléves tiecultivo. la tibieza, de aquel corazón sencillo, se acaban de modelar cien obras ne que morir de dolor sin expresarse, rientras la Princesa se mustia en un ENTERESE ESCOJA: maestras. Goethe era ya cuarentón y ella martirio secreto. Nadie lleva el corazón tenía veintitrés años. La mujercita dulBenjamin Franklin: El libro Jel Hombre ce y burguesa. a quien hay que imagien la boca: de allí el tremendo ahoz. de Bien. 25 nar con una corta cabellera de rizos ne Goethe, que necesita contar con to Harry Domela: El Falso Príncipe. 25 do su resuello, y, en cuya existencia, a Leon Trotzky: La Situación Real de Ru gros y no con unas largas trenzas rubias sia 50 de Gretchen, como sueña Blaze de Bury pesar de los pesares, habrá siempre una Pio Baroja: Los confidentes audaces. No cura suavemente a su poeta de las hesoledad alpestre, deja el mundo entonvela. 50 ridas con que vuelve del mundo.
ces, y se va a la cima de las monta Luis Araquistain: La Revolución Mejicana.
ñas. Define Van Tieghem qui el sen Sus orígenes, sus hombres, su obra 00 Alfonso Reyes timiento moderno de las altas cumbres Solicitelos al Adr, del Rep. Am. Seguirá en la próxima entrega. ul nan Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica