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358 REPERTORIOSAMERICANO Volio. Me refiero a todas las cosas, a las personas, al alma misma de la ciudad que ha cambiado profundamente hasta perder casi todo contacto con la urbe antañona en que discurrió mi infancia y parte de mi juventud. El Cartago actual me es extraño, ya no habla a mi alma con aquella voz suavísima de antes. El valle y las montañas son los mismos, y también los toques de corneta que anuncian las horas cardinales de la vida provinciana y el toque de áni.
mas que a las ocho de la noche dan las campanas de la iglesia, y la algazara también que meten los yigüirros en el Parque estas mañanas de invierno pidiendo agua; pero el aima verdadera de Cartago se ha ido para siempre, y yo que prácticamente no he vivido aquí después del terremoto, sino de paso, sin poder fijarme lo bastante para olvidar a la antigua ciudad tradicional que todavía llevo integra, sin la menor resquebrajadura, en mi memoria, me siento como huérfano de aquellas viejas torres, de aquellas casonas señoriales y de aquella antigua gente, que diría Leopardi, más seria, más fuerte, de costumbres más limpias y de gustos más sobrios.
Mario Sancho Cartago, abril de 1932.
Die romances de hoy De Carteles. La Habana sembrado con sangre y huesos. Rencor de puños robustos atados con grillos férreos. Piedra implacable que sorbe la bondad del hombre preso!
La mujer carne, dolida. va con luz diurna a la cárcel.
Mujer de lider rebelde. Surco de angustia constante. 1 aventuras que no fueran las galantes.
Cuando supieron lo de la Independencia resolvieron, apurados de una parte por el miedo a Filisola y de la otra por el recelo a León, agazaparse mientras pasaban los nublados del día. Era la actitud lógica en gente acostumbrada a hacer esto mismo todos los días de su vida. El cartaginés no arrostra la neblina, se encueva en su casa y hasta el día siguiente, si hace claro, no saca la nariz.
Estas últimas noches han sido despejadas y calurosas, a extremo de que el calor ha sacado nuestra tertulia hogareña al corredor de la casa, dándome oportunidad de evocar en la placidez y en el silencio de la hora a la vieja ciudad desaparecida. Aquí en frente, digo a mi señora, donde está la escuela que lleva su nombre, vivía el noble patricio don Jesús Jiménez, a quien todavía alcancé a conocer, ya muy anciano. Vecino de nosotros por el lado our vivía su hijo don Manuel de Jesús, y al norte tenía una casa don Valerio Coto, donde murió nuestro espiritual Pío Víquez. Junto a esa casa, en la esquina, era la pulpería principal de Cartago, también propiedad de don Valerio, y en una pieza contigua se reunía todas las noches la más famosa tertulia de Cartago después, por supuesto, de la del Padre Alvarado más famosa que la de la Boñiga de ahora, frecuentada por los grandes viejos don Bernardino Peralta, don Manuel Bedoya, don Gregorio Bonilla, don Pascual Sáenz, don Pedro García, el negro Oreamuno, mi padre, y otros cuantos.
La esquina norte de la escuela antes citada la ocupana la casa de doña Gertrudis Peralta, cuyo hermoso huerto y jardín, cerrados por gruesos muros, recordé muchas veces en mis paseos a Tlal.
pan, la residencia veraniega de los Virreyes mexicanos.
De esta suerte, evocando recuerdos, se pasan las dos horas indispensables para hacer sueño, que en Cartago es por cierto excepcionalmente reparador. A1 día siguiente vamos a veces a andar las calles, otras salimos fuera de la ciudad a disfrutar del campo y de la vista tan se: dante y tan grata de las montañas, tanı familiares para mí como extrañas y llenas de sorpresa para mi señora. Si en.
contramos a alguien, de seguro es un amigo, y de seguro es también la pregunta: Usted, Don Mario. encuentra algo de nuevo en Cartago? Qué curiosa pregunta, me digo. para mí todo lo de Cartago, todo Cartago, mejor dicho, es nuevo. Viejo únicamente veo el pino rumoroso que se alza detrás de donde antes, era la casa de los Guzmán, las ruinas de la Parroquia, y dos o tres casas que se salvaron del desastre. Todo lo demás es nuevo, y no es que me refiera a las cosas que después de mis últimos ocho años de ausencia he encontrado de veras nuevas, como el Hospital Max Peralta, ya concluído y provisto de todo lo que necesita un hospital moderno, el Crédito Agrícola, y el Asilo de Ancianos que ha logrado levantar la constancia y el esfuerzo de Monseñor Don Joaquin, le envio estos Romances de Mirta Aguirre que me trajo un amigo. Se publicaron en el número del de octubre de Carteles con un comentario de Mariblanca Sabag Aloma.
Se los envío porque me causaron una profunda emoción, la emoción que produce lo que es verdadero, que es fuerte, lo que es sencillo en estos tiempos de mentira, de afeminamiento y de extravagancia. qué bien hizo Mirta Aguirre en escoger el romance para cantar estas cosas dolorosas, tras las cuales, como a través de las rejas de una prisión, se ve asomar cl rostro del pueblo, ese rostro tan descarnado que casi es una calavera!
Con qué atormentada naturalidad van saliendo los Diez romances de hoy del pensamiento de Mirta Aguirre herido por la angustia del ambiente. Van saliendo con la naturalidad con que salen las virutas de un trozo de noble madera bajo la cuchilla del cepillo del carpintero. El romance del hospital! Al leerlo se toca con la punta de los dedos la helada piedad que hay dentro del recinto de un hospital moderno. Uno comprende que si se pusiera un poco de esa caridad en la lengua, se tendría el sabor dulce y frío de un sorbete en cuya confección han entrado huevos, leche, azúcar y un poco de canela. los otros romances. Le digo, que estos romances de Mirta Aguirre me han impresionado tanto como los de García Lorca.
Muchacho, he visto tus libros. Quién te puso sangre roja en la biblioteca. He visto junto a Martí ei Plan de Stalin y junto a Najera, Glinko ¿Qué te importa a ti, muchacho, lo que Lenin haya dicho?
Ilitch Ulianov fué un loco que tuvo envidia de Cristo, y Trotzky un viejo andariego de puro perfil judío. Labra tu campo, muchacho, y arroja el lastre marxismo!
El mundo co va a cambiarse por complacer tu capricho.
Estudia, besa pies sucios, encorvate ante el político.
subasta tu tierra al dólar y olvida los sovietismos.
Lo de Rusia es un chantage para convertirse en ricos.
Lee Preceptiva, muchacho, y expulsa lejos a Glinko.
Deja que cada uno quite las piedras de su camino.
Lo demás son utopias impropias de nuestro siglo.
CARMEN LYRA La mujer del líder preso va con luz diurna a la cárcel. Dolor de estar libre el cuerpo mientras está presa el alma!
El hombre salió a la calle con una hoz y un martulo bordados sobre una seda que su sangre había tenido. Primero de Mayo ardiente que costó prisión y duelo. Primero de Mayo enorme de campesinos y obreros. Veintidos años ingenuos convertidos en cincuenta. Zozobra de los destinos del hijo y la compañera, inquietud del dia futuro El obrero frío y odio. fué al trabajo de mañana.
Ropa blanca de cal seca, callos rudos en las palmas, frío intenso bajo el sweater.
pies sin medias, boca ácida, un real en el bolsillo, el obrero fué a la fábrica.
Humo amargo de miseria teñía de tisis su espalda.
El obrero frío y odio iba negro de desgracia.
El hombre subió al andamio con unos zapatos como barcas, dió un patinazo en el aire y cayó, al cielo la cara Los brazos se Gesgajaron como pencas de una palma. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica