86 REPERTORIO AMERICANO sin peu trípodes con guarias en flor o palomas Carmen de armiño, disecadas.
En el patio, bajo un pabellón, los mú Del libro en prensa: Cromos. Envio del autor sicos afinaban violines y violoncelos. Por doquier, damas de cuerpos esbeltos; fulSentados en los bancos del quiosco, No muy lejos se veía blanca, blanca, guración de joyas y reverberaciones automaban el fresco varios amigos, artis nuestra casa, rodeada de orquídeas y de reas; ojos que a la luz rubia de las aratas de buena pasta.
grupos de lilas.
ñas son inefables. Ayer noche casó Carmen Hernán Hecho un Romeo, en aquella ocasión Efluvios de ilusión y ensueño, enviadez. dijo Mario, periodista de nervio la declaré mi afecto, con palabras tré ba la noche.
sas actividades, y como tal, bravo caza mulas. Los dos juntos y solos. El cura, oh singularidad. con barba dor de noticias.
rífrasis. y mostachos renegros, repartía saludos para recordar sonrosados días de Te quiero!
a los invitados, que formaban corrillos.
su juventud: en la posesión de su coquetería: Los sirvientes se codeaban y secre Voy a contaros. Bah!
teaban. Una historia? Preguntaron sus comTomé sus manos de alabastro cntre Por todas partes sonrisas y miradas pañeros, a una.
las mías. Manos que soñé eternamen maliciosas. Sí. Escuchad: te mías! Mi amada temblaba de miedo y La causa? decir verdad, yo la igde amor. Volaban mariposillas sobre ronoraba.
En noviembre de mil novecientos vein sas abiertas. Pasó una onda de perfuMi suegra, muy complaciente, ora te, finalizaron en el Seminario las cla me enamorado.
atendía a la concurrencia, ora daba órses del año escolar. Los alumnos del Ella, con un extraño mohín, cruzandenes a los criados.
internado, por remate candorosos y tí do el índice sobre los labiecitos purpuLas ocho de la noche. Comienzos de midos, partimos alborozados a disfrutar rados: la fiesta.
del asueto, ávidos de luz y salud, y so Chito. bre todo, de libertad.
Todo se hizo cóncavo, para oír.
La orquesta preludió la marcha nupcial de Lohengrin: fa, si, si, si.
Rápido, tarareando un aire de villan señalando a un lugar, observó: cico, tomé el tren camino de mi casa de Mira.
provincia. Yo iba con bastón; llevaba Tras un tronco que, tenía una cimera los bolsillos provistos de cigarros de pade helechos, hubo breves estremecipel, y un equipo soberbio: dos camisas mientos de hojas.
Atravesamos pasillos y aposentos enhechas un ovillo, envueltas en periódicos.
Hum!
caminándonos a la sala destinada para Así, viajero para rato y seminarista pa. Santo Dios!
la ceremonia. Carmen, del brazo del rera poco, me recibieron, alegres, dadivo Nuestros padres nos miraban a la huspresentante de mi suegro. éste no apasos mis padres. Vinieron con el rodar ma; nos atisbaban cautelosa, infame.
recía. iba bella como una alba de made los días, las presentaciones que ha mente. Con el rostro enrojecido, corri.
yo, la faz divinamente dulce, la cabeza cen las madres del hijo que regresa a mos azorados, por veredas y ribazos, hierática, con el cariño en los ojos ensus brazos después de larga ausencia. salvando zanjas, hasta llegar a un pa cantadores de frescura, de gracia, y toEntre algunas nuevas amigas conocí a raje distante. Nuestros corazoncillos salda ella realzada por el velo de novia una vecinita llamada Carmen: la muy taban como gorriones en peligro.
sembrado de azahares, como su alma de adorable joven que se desposó ayer Sin embargo. cuán dichosos!
ternuras. Seguía el respetable séquito noche.
Tiempos idos! Tiempos lindos!
de padrinos e invitados, entre quienes La familia de José Hernández. Reminiscencias perfumadas. qué toriba pálido, nervioso de felicidad, el noasí el nombre del padre de Carmen y mento!
vio: este servidor.
la mía, juntas marcharon al campo a paEl señor párroco se preparaba a la de.
sar una corta temporada veraniega. Fe licada misión, cuando.
licidad!
Transcurrió una semana.
Ajo. como decía Ibero.
otra. Crecieron nuestras ambiciones. AnMi suegra, avanzando con la majesToda llena de suaves armonías la sias locas y sagradas nos revelaron el tad de un buque de guerra, exclamó: mañana. Estábamos en el predio, Carsecreto que, transmutado en música, se Basta, basta! Venga mi muchachita!
men y yo. El ganado pacía en los rasdicen los pájaros en el móvil regazo del tomando a Carmen por los brazos, trojos. Atada a un naranjo desmochado, nido. Mi adorada me dió valor. Vino el la levantó en vilo estrechándola contra nos miraba una vaca de ubre amapolacompromiso matrimonial. Era tiempo. su pecho, y se alejó despacio la muy tuda. admirábamos la naturaleza. Los Enterados nuestros padres, consintie nanta con una sonrisita maligna.
anonos, con sus sazonados frutos; los ron en la boda de muy buen grado. El La boda no se podía efectuar.
mangos húmedos bajo la ablución matidesposorio se debía efectuar el quince. Por qué la imposibilidad del enlanal; los granados, de flores entreaebierde febrero de mil novecientos veintiuno. ce? preguntó uno de los que oían esta tas, aderezadas de rocío, y de ramas fucrLlegó la fecha esperada.
historia.
tes en donde se adivinaba el ardor de Un palacio era el domicilio de Car Ayl amigo mío! Si Carmen, truela savia del trópico; las abejas que dis. men por su pompa y engalanamiento. nos. frisaba en los doce abriles. y yo, currían en ramilletes, de enredadera en Los corredores, enguirnaldados con ra bendito sea Dios, en las trece primaenredadera, de tronco en tronco, en bus mos de claveles y espárrago. El piso, veras!
ca de miel. oh Maeterlinck. las som. con alfombras color de malva y gualda. después de una gran fuga de risas: bras viajeras proyectadas por altas nu.
Aquí acuarelas; allá figuras, caprichos. tú? observó el más joven agi. bes; la algarada, jocunda de los pájaros, tapices con asuntos de Chardin; acullá tando con ambas manos su florida meen suma, que surgía de los nidos, de lena de gallardo garzón.
las fuentes, del aire; y arriba el vasto Yo salí a escape repuso Mario;cielo donde ha puesto Dios tanta magia y tanto hechizo.
DR. HERDOCIA loco, sin rumbo; avergonzado. Qué diría entonces el párraco? inEn el arbolado Carmen se subía a los Enfermedades de los ojos, quirió otro, con incisiva curiosidad.
nísperos. veces, arrellanada en fron El cura, el cura, pobre de mil cadas propias como para tronos de reinas oídos, nariz y garganta.
beza de chorlito. Era nada menos que campestres, rompía a cantar. Frecuenteel gaznápiro de mi suegro: el ausente. mente se columpiaba mostrando sus panHORAS DE OFICINA: La risa de aquellos amigos fué estretorrillas cubiertas de medias de seda, 10 a 12 de la mañana pitosa; y el corazón de Mario, cicatrizasujetas con ligas que imaginara David, y de a de la tarde do ya, torno a sangrar.
el pintor. Ella, satisfecha de sus melindres, sacudía con inquietud, su cabeciCarlo. Jinosta ta, y sobre la frente, le caían, opulenContiguo al Teatro Variedades tos, los cabellos dorados.
Costa Rica, 1932. otra y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica