122 REPERTORIO AMERICANO Persiflage en indigencia desvalida. No me hubiera hundido en la más honda y lloricona ¿Por qué no se suicidan los maestros?
conmiseración de mí mismo, humillán. domo más y más y obstinado en no alzar Colaboración directa los ojos para mirar el cielo luminoso. Para el Licenciado don Rogelio Sotela por sus versos del 31 de diciembre de 1931, que, me. conmovieron profundamente y porque hizo bien cuando dejó el magisterio escolar.
El palo de los zopilotes. Las palabras las doy como las dijo. Están Ca quien anda en casa aje que se muere y que se vuelve a nacer; empapadas en sabiduría verdadera. na. Como está de moda temperar, he Cristo no exigía cosa extraordinaria; se ahora me acuerdo de qué era que haaprovechado la invitación de mi amigo es muchas personalidades en una misma blábamos. Hablábamos de lo triste que Gissing para pasar en su casita unos vida; se cambia más de lo que cambian es ver a maestros ya en las últimas hicuantcs días. La invitación es para que los padres en los hijos y los abuelos lachas de la vida, llenos de angustia por daime varias semanas; hasta meses, si en los nietos. el pan cotidiano, sumidos en su miseria, quiero. Como toda la vida he sido pobre, recibiendo a veces su pensioncilla mísera, calzo mis puntos de sabio. Calurosa fué Una página de Gissing. Por y con ella como sin ella abismados en la bienvenida que se me extendió, todo ahora me dan cierta clase de deleite esos una pena sorda y sórdida, sin noción lo calurosa que puede ser una demos discursos de este viejo. Pero aguantarlos de que la vida puede ser. ipiede ser!
tración de cariño en un inglés que en un mes sería imposible. Por qué no amable. Por la tarde habíamos ido a dar comia la mesura puritana de su raza. escribe todo eso. le he preguntado. Ya una vuelta, no muy lejos; vimos un palo Pero yo sé que, sin dejar de ser sincera lo escribí hace tiempo. fué lo que me que los zopilotes han cogido para dormir.
la dicha que el viejillo Gessing expresa, respondió. Como quién sabe si ello sea Fué árbol. como el maestro es árbol. no puede durar mucho. Ya, en varias literalmente cierto me he impuesto la afincó en buena tierra y hondó sus raícosas, triviales todas, veo como sembra tarea de poner en papel, por las noches, ces; se extendió en ramas y se elevó; das las semillas del fastidio. Antes de en la quietud de mi aposento, mientras. cómo serían sus hojas. cómo serían que germinen debo estar lejos. Ya, va que las mil voces de la naturaleza can sus flores. qué fruta daría? Hoy, está rias veces, Gissing me ha dicho, por tan con voz que me llega por la ventana desnudo y peor que desnudo: blanco, blanamabilidad y para halagarme, que no abierta, algunas de sus pláticas. Bien co, todo blanco, de lo de los żopilotes, por otro motivo. Esto es contra mi cos concuerda cuanto Gissing dice, con ipobre árbol, pobre maestro viejo! De tumbre, pero porque estás aquí lo haré. este ruido del río que no es ni de risą esto hablábamos y yo había dicho cosa Una vez fue tomar café en el desayuno. ni de lamento pero que tiene de ambos. cruel que me arrancó el dolor. Por qué.
Gissing sólo te toma. Otra fué dejar sin con el rumor y murmullo del viento no se suicidan los maestros?
llave los armarios en que cuida sus li entre los árboles, que no es confesión þros. Que cada vez que yo quisiera un ni profecía pero que de las dos tiene un Persiles Heredia, enero, 1931.
volumen tuviese que pedirle el llavero deje inequívoco.
fue. cosa que el comprendió que no podía No sé a propósito de qué ni tiene ser ni cómodo. ni cortés. Nunca dejo importancia recordarlo. el viejillo, en Dos libros sin llave mis armarios, me dijo con afa pantuflas frente al hogar que se ha he de Fernando González bilidad casi paternal. pero ahora que cho construir un fireplace en que arden tú estás conmigo quebrantaré mi cos hermosas trozas de leña. soltó su latinazo Viaje. a pie.
65. 00 tumbre. Así estarás más como en tu casa y se puso a hacer reminiscencias.
Mi Simón Bolivar. 00 propia. Cualquiera equivocaría estas. Homo animal querulem cupide suis pruebas de afecto. Cualquiera diría: iqué incumbens miseriis. dijo. De quién Estas obras de Lugones: suerte la de haberle caído tan bien al será eso? Lo hallé una vez en Charron, viejillo ilustre! La pobreza me ha hecho citado sin mención de autor, y con frePoemas solariegos. 00 ducho, y, sin pensar ni por un momento cuencia lo he tenido en mente una verEl cingel de la sombra (Novela. 00 00 que mi huésped finge, en la propia sinRomances.
dad bien triste y bien puesta en palabras.
ceridad de su cortesía adivino los gér Para mí, por lo menos, fué una verdad menes de la malquerencia que indefec durante largos años. Me imagino que la Estas obras tiblemente ha de cobrarme si hago larga vida sería con frecuencia inaguantable de Horacio Quiroga mi visita. Bien me acuerdo de aquella a no ser por el derroche de compasión sentencia que María le espeta a su her4. 00 que gastamos en nosotros mismos; en Cuentos de amor, de locura y de muerte mana Elena. fijas de algo» ambas, en. infinitos casos es lo que salva del suicidio.
El salvaje (Cuentos) 00 la Disputa del clérigo y el caballero del 00 Anaconda (Cuentos. Algunos hallan gran alivio en hablar de 00 poeta leonés del siglo trece y que dice: El desierto (Cuentos. sus miserias, pero esos charlantines ca«ca quien anda en casa ajena, nunca sal recen del profundo solaz que rinde la de pena. En casa ajena estoy.
miseria sobrellevada en un silencio preDoce libros famosos ñado de meditaciones. Felizmente para a precios mínimos ¿Cuántos somos. Gissing se mí, la maña mía no ha sido retrospectiva; rie de que me haya atrevido a decirle Dostoievsky: Los endemoniados. vls.
y en verdad que nunca fué, ni respecto de 50 al mundo entero que aquí vive pastu.
que un dolor súbito, costumbre tan arraigada Eckermann: Conversaciones con su muerte en San Juan de Luz fué treta. que se me hiciera vicio. Me daba cuenta 50 «Nadie lo creerá. dice, y lo brillan los Goethe. vls. rústica.
de mi debilidad cuando me entregaba. a Flaubert: Madame Bobary, vls. rúsojos. Pero. y si alguien viene que lo ella; y cuando me brindaba consuelo, tica 25 conozca. le pregunto. él muy serio me despreciaba a mí mismo, hasta acuGobineau: El Renacimiento, yls, rúsme ha respuesto. Conocerme. Hay, por pide meis incumbens miseriis. Ahora, gra3. 00 ventura, quién me haya conocido. Quién cias al poder desconocido que nos rige, Goethe: Memorias de mi vida. vls rúsconozca a alguien. Quién se conozca a mi pasado ha enterrado a sus muertos.
tica 75 sí mismo siquiera? Tú no sabes lo que Más aún: puedo aceptar con sobrio júbilo Hector Malot: Sin familia. vis, rúsdices. Cuando recuerdo mis díaz de ham la necesidad de cuanto he sobrellevado tica. 00 bre en Londres, mi larga peregrinación en la vida. Así tenía que haber sido; Fray Luis de León: De los nombres de de boarding house a boarding house, en el así fue. Para esto me forjó la Naturaleza; Cristo. vis. rústica. 50 tiempo cuando con esta mano me ganaba con qué fin, no lo sabré jamás; pero en de Rojas: La Celestina. 50 el pan haciendo labor de jornalero de la secuencia de las cosas eternas, éste Poe: Cuentos Fantásticos. 50 las letras; cuando recuerdo las demás era mi lugar.
Rousseau. Contrato Social. 75 épocas de mi vida ah, my young friend. Crees que pude haber alcanzado tan De Senancour: Obermann, vis rústica. 25 Entonces sé que en el espacio de una alta filosofía si, como siempre temí, huvida se vive muchas veces; que se nace biera tenido que pasar mis postrimerias Pidalog al Admor. del Rep. Am.
tica. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica