198 REPERTORIO AMERICANO una aquella que creo y que desea tener.
Cierto que la vanidad puede engañarle; pero el instinto corrigo cautamente a la vanidad. así, de un modo. general, puede decirse que los hombres y las mujeres que disminuyen su edad merecen, salvo algún pequeño error, que se les crea.
Es evidente que en esta rebelión contra la fe de bautismo toman las mujeres una parte mucho más importante que los hombres; y conviene no soslayarlo, porque demuestra la justificación del hecho que comentamos. La mujer tiene siempre menos años de los que dicen los puritanos de la cronología. Su vida. y esta es tal vez la principal característica de la feminidad gasta por minuto mucho menos energia vital que la vida del hombre, independientemente del tipo de actividad a que una y otro se entreguen. Su metabolismo celular es esencialmente una función de ahorro, tanto como es dispendioso de vitalidad el metabolismo del varón. Así, pues, de las desigualdades a que vive sometido el sexo débil es esta de que so le compute su edad con la misma medida que la del hombre. Los años si son los mismos en un varón y en una mujer que nacieron en igual hora de un mismo día; pero su edad real es muy diferente. Esa mujer será siempre la hermana menor del hombre de sus mismos años. nada quiere decir en contra de esto el que ambos mueran aproximadamente a un tiempo. Precisamente el error de confundir la edad cronológica con la edad vital estriba en dar una importancia que no tiene al hecho de que ambas se igualan ante la muorte; cuando la duración de la vitalidad no tiene nada que ver con la vitalidad aislada de cada día. Un niño de 15 años es más joven que un hombre do 30, aunque éste llega a ser centenario y aquél se malogre de un accidente agudo poco tiempo después. La comparación es exacta, porque en realidad todas las mujeres se malogran. las madres, les acorta la vida la maternidad. las que no lo son, la anomalía, biológicamente monstruosa, de no serlo. unas y otras, la razón suprema de que la feminidad es un proceso de duración limitada, inferior a la de la vida, tanto más desproporcionada respecto a ésta cuanto que ésta se dilata más; a diferencia de la virilidad del houbre, que termina, por larga que la vida sea, con el último instante de ella.
Sin divagar: los años no sirven para diagnosticar la juventud. Es, en la realidad, más joven el hombre que no lo es, pero que se lo cree, que el que no exhibe como documentación de su juventud más que el número reducido de sus primaveras. Ya es mal síntoma este de la exhibición; como saben bien los psicólogos, incluso los del café o los de cátedra oficial. De preferencia se ostenta aquello que tiene solo una realidad externa. Con razón oímos cautelosamente al que clamorea demasiado su fortuna, su patriotismo, su vigor, etc. Con igual precaución debemos acoger al que pregona a voces: itengo veinte, tengo veinticinco años! Casi siempre se trata de Adquiera: avanzado, porque su comprensión le lleva Teresa de la Parra: Ifigenia.
a aceptar realidades futuras que están 6:00 Teresa de la Parra: Memorias de Mama todavía en pugna con las realidades preBlanca. 00 sentes de las que vive el conservador y Bertrand Russell: Vieja y nueva moral sin las que le parece que no puede vivir.
sexual. 25 Th. Birt: La cultura romana.
Lo que demuestra la profunda verdad 00 Cuentos de la Edad Media. 50 con que Ortega y Gasset decía no hace Ben Jonson: Volpone o El Zorro. 50 mucho tiempo, que tal vez el ser conB. Lindsley: Matrimonio de compañía 00 servador es una actitud (cuando no es Kuprin: Yama Vols. 50 Malioma: El Korán.
interesada. ligada radicalmente con un 50 defecto psíquico, que es la falta de imaInteresan a los maestros: ginación.
Los hombres podrían, con arreglo a Otto Lipmanı: Psicología para maestros 65 50 Augusto Messer: Filosofia Educación 25 este criterio, dividirse en varias edades. Wickert: Historia de la Pedagogia. 00 eficaces, que tienen poco que ver con las Lay: Manual de edagogia. 50 que se miden por los años. Jóvenes son Alfredo Adler: La psicologia individual los que comprenden en el sentido exy la Escuela. 50 Perrault: Cuentos. 50 puesto. Su coincidencia con la juventud Morrison: La práctica del méloilo cronológica depende sólo de que la imaen la Enseñanza Secundaria. 50 ginación necesaria para esta comprenMargarita Comas: El método de proyectos sión es más común y está más desarroen las escuelas urbanas. 50 Dottrens: La nueva educación en Ausllada en los primeros años de la vida.
tria. 50 Pero puede existir en toda ella. así, Barnés: La educación de la adolescencia 50 los hombres que comprenden el futuro. Kerschersteiner: La enseñanza cientifico natural. 50 inexperimentado durante todas las etapas de su existencia, son eternamente jóveSolicitelos al Air. del Rep. Am. nes. Por esta comprensión del porvenir el joven no tiene miedo a la ruina del presente, que enloquece al conservador, gentes que buscan la sombra de «la falto de visión futura. De aquí el que las juventud» o «la generación, para realrevoluciones eu todos sus sentidos, en zar con valores comunes sa exhausta el político, en el moral, en el artísticopersonalidad: no de otra suerte que el las hagan los jóvenes verdaderos que, comerciante que al ofrecernos una tela por serlo, son necesariamente avanzados, nos dice «es inglesa. con la intención y que pueden tener cualquier edad.
segura de que el adjetivo consagrado Hay otro grupo de hombres incapaces nos induzca a olvidar el examen del de comprender el futuro, pero incapaces género. Por eso decía certeramente uno también de adoptar ante él una actitud do nuestros jóvenes actuales que lo sistemáticamente hostil. Estos son los años y por la auténtica que miran la vida y sus contingencias es por los juventud que ya era hora de que los futuras «con curiosidad. virtud intelijóvenes españoles empezasen a dejar gente de la edad media; virtud que es de serlo. Sólo así su individualidad sal una puerta abierta para la camdrá si puede de la masa fecunda, pero prensión, pero que muchas veces no se de fecundidad transitoria, de la generatraspone ción, para adquirir la eficacia perdura Por fin, el que no comprende ni se ble de la propia e independiente persointeresa; el que ante lo nuevo y lo futuro nalidad.
vuelve hoscamente las espaldas; el quo LO que caracteriza a la juventud es, cree que el mundo termina con su verpues, esa capacidad de comprensión de dad y con su orden de las cosas; el conlas cosas que antes no se comprendían servador por instinto, es el viejo verday que hay, desde luego, que comprender dero, el biológico que, como es bien antes de que la experiencia nos las haga, sabido, puede tener muy pocos años.
a jóvenes y a viejos, comprender a la Ahora el mundo está lleno de hom. fuerza. Esto nos ilustra sobre la fuerte bres y, lo que es mejor aun, de mujeres relación de la juventud verdadera, esto que lo comprenden todo. Es inútil es, comprensiva, con una cualidad deter preguntarles la edad ni mirarles, como minada del alma que es la imaginación. hacen las gentes impertinentes e ignoLa imaginación es precisa, y no la in rantes, las presuntas canas. Basta que teligencia, para ese acto de comprender comprendan para que sean jóvenes. La de antemano el fenómeno recién apare política clásica, la moral clásica; el arte cido en la tierra, que en el resto de los clásico crujen como los cascos de los hombres despierta la animadversión de viejos navíos aptes de hundirse para todo aquello que perturba el orden es siempre. El conservador incomprensivo tablecido. Ahora bien, la imaginación es se tapa los ojos con horror. Pero la miuna facultad esencialmente juvenil; por rada aguda de los otros, de los que ven eso los jóvenes, de todas las edades, son a lo lejos, sabe que el mundo no se aquellos que comprenden; y el compren acabará en este naufragio, porque en un der es, a su vez; la señal inequívoca de arca imprevista perdura siempre la se. la juventud.
milla necesaria para que el pasado se Esto liga también a la auténtica ju enlace con el futuro a través de un ventud con una actitud social y política germen eficaz una idea mientras se determiuada. El joven verdadero, el que ahogan el convencionalismo, la retórica comprende, tiene que ser necesariamente le inentira.
como Gregorio Marañó.
Madrid, Septiembre de 1850. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica