190 REPERTORIO AMERICANO ha injuriado en un panfleto porque me por la conservación de esta sección y tas a la literatura del boulevard. Los he permitido discutir sus juicios sobre por la completa libertad que me ha da martes por la noche, toda la juventud y Rubén Darío. De modo que esta tarea, do para servirla desde 1911, no habién muchos escritores mayores se reunían que a crítico hábil podría haber dado dome hecho jamás la menor observa en la Closerie des Lilas en torno de gran popularidad en América, ha sido ción.
Paul Fort, y un día ofrecieron al Prínpara mí causa de bastantes enojos y me ¡1911. Cuántos bellos recuerdos! Era cipe de los poetas ese banquete memoha valido enemigos encarnizados. Poco la época en que el Mercure de France rable en que un discurso de Jules Bois importa.
reunía,. en sus páginas. y en sus edicio desencadenó la algazara de los jóvenes Yo no sé si esta labor ha tenido al. nes, la colaboración de toda la elite li nunca satisfechos. Bello tiempo de engún resultado. Pero, es un hecho que teraria. Por las tardes, en el despacho tusiasmo y de arte puro y desinteresado.
los escritores hispanoamericanos, tan de Van Bever, se encontraban en rede. Cuántas figuras de esa época han desapoco conocidos en Francia en 1911, son dor de Remy de:Gourmont muchos de parecido: Remy de Gourmont, Guillaume hoy con derados por muchos críticos, los colaboradores, y los martes, en el. Apollinaire. Van Bever, René Ghil, Jean diversas publicaciones se ocupan de salón de Madame Rachilde, se reunían de Gourmont! El Mercure de rance mansu producción. Es un hecho también grandes escritores, como Henri de Rég. tiene, como siempre, su sección de «Letque el nuovo movimiento de las letras nier, Rosny Aîné, y a veces Francis tres Hispano américaines. y yo conti:hispanoamericanas encaminado a inspi Carco cantaba canciones. Era la época núo mi humilde labor con la decisión larse en el alma nacional y en la tierra en que la rive gauche constituía el cen del jóven poeta ebrio de sueños que yo. está en pleno triunfo, y que algunos tro de las letras jórenes y puras, opuesera en 1911.
jóvenes a quienes he reprochado su actitud de, desarraigados se han adherido Francisco Contreras luego a ese movimiento. Por otra parte, yo he podido formar, con mis crónicas dos libros que no han pasado inadvertidos. Con algunos artículos publicados El Centurión de Cafarnaum durante la guerra, formé un pequeño libro que apareció en 1917, con el título Esta novela ha merecido el «Premio de las Revistas europeas para la mejor node Les Ecrivains Hispano américains et vela en lengua alemana en 1929. Estas cinco revistas son: Europäische Revue, La Nouvelle Revue Française, Nuova Antologia, The Criterion y RevistA DE OCCIDENTE.
la Guerre européenne, y que hizo coLos tres miembros alemanes del Jurado, Tomas Mann (que acaba de recibir el premio nocer en Francia la opinión, muy favoNobel. Ernst Robert Curtius y Max Clauss, se han declarado unánimemente por El.
rable a los Aliados, de los intelectuales Centurión de Cafarnaum, de Ernst Wiechert (de Könisberg, en Prusia. habiendo aceptado la decisión los demás miembros del Juradu, franceses, ingleses, italianos y españoles, de la América española. Después formé. de la Reolsta de Occidente, Madrid, de donde la tomamos. un volumen con una selección de mis crónicas escritas entre 1911 y 1919: Les entrando Jesús en Cafarnaum, sedumbre, con la firmeza silenciosa de un ser Ecrivains contemporains de Amérique Dino a él un centurión, rogándole.
imperturbable, pudo parecer a un contemplador espagnole. No era por cierto una obra MATEO, 8, imparcial como si pasase un rey encadenado bien compuesta, orgánica, y apareció Una mañana de estro, pasada la gran guerra, por una ley humana impuesta a él por alguna con algunas negligencias pues, hallán cuando aún vencedores y vencidos se sentian insensata arrogancia.
dome de viaje por la América del Sur, levemente crispados ante el horror de sus ha punto de separarse ambas columnas, uno yo no pude corregir las pruebas. Algu zañas, en lo cimero de un alcor alzado entre de los oficiales, jinetes en dirección al ene.
hos escritores hispanoamericanos me re el Rhin y el Weser, se encontraron dos. co migo, dió media vuelta a su caballo, alcanzó procharon de no haberme ocupado en lumnas de tropas, sobre las cuales flotaba el al galope la guardia de los prisioneros y preél de ciertos autores, sin considerar que rojo polvillo del alba como una señal divina. gunto, algo confuso por lo impertinente de su yo no podía hablar en el Mercure, sino La que avanzaba cara al sol traia prisioneros curiosidad, adónde se encaminaba a los rebelde aquellos habían enviado sus libros, y y heridos de la región sublevada de las minas des y la suerte que les estaba preparada.
más curioso es que los más exigentes y fábricas; la que pisaba su propia sombra, Cuando le dijeron el nombre de una aldea del fueron precisamente algunos de los co descendía con un fin más cruel al valle, en valle y que a la noche serían probablemente legas que en 1911 se habían comprometido cuya luminosa explanada estallaba a ratos un fusilados casi todos los rebeldes, avanzó hasta a no remitirme sus obras. Pero la crítrueno de cañón.
el minero cuyos ojos le habían incitado a voltica francesa comentó ese libro muy fa Cambiaron los capitanes un grave saludo; ver grupas; se inclinó hacia él y le preguntó vorablemente, y Henri de Regnier en los soldados, un tiroteo de bromas a grito pe en voz baja con una bondad insólita y por contró en sus páginas «une très riche lado. Únicamente, al pasar sobre el grupo de eso mismo dominante por qué iba a morir.
matière. Posteriormente, he formado un prisioneros, las miradas quedaban frias, mudas. El interrogado, sin susto alguno, apenas con nuevo libro sobre la base de mis últicomo sobre la despreciable desnudez de una una leve rigidez en su rostro siempre alerta, mas crónicas, y digo sobre la base por infamia, que abruma con pesadumbre igual a contestó sin vacilar, que debía morir porque que mis crónicas no me han servido, en ge todo un pueblo.
habia matado.
neral, más que como elementos para El más extraño de ellos parecia un minero ¿por qué mataste?
hacer una serie de retratos, que he hecho que, sobre su traje desgarrado y polvoriento. Para que mis hijos y mis nietos no tengan preceder de una introducción sobre el alzaba un rostro sereno, altivo, que irradiaba que matar, ni morir a manos de hombre. desarrollo de las letras hispanoameri como un reto, al desprecio de todas las mira. Entonces el oficial calló un gran rato, Cacanas» desde su origen a nuestros días.
das. Era un rostro que no se había sustraido balgando siempre junto al prisionero, calda Este libro acaba de aparecer en la co. a la oscura mano, a la sorda mano de la es sobre el pecho la cabeza, como si realmente lección de «Essais critiques» de la clavitud por toda la vida, ni a la destructora cabalgase tras el sentido de aquellas palabras. con el título de Esprit de Amé embriaguez de un fanatismo. Y, a pesar de Cristo? preguntó de repente.
rique espagnole. No obstante, todo esto todo, no se había borrado en el cierto gran El minero sonrió infantilmente, sin odio ales debido al Mercure de France que des designio que la naturaleza alimento con esta guno; y dejando vagar sus miradas por el vade 1893 tiene esta sección de «Lettres cara: lo impetuoso, lo excelso de una gran fe, lle tendido a sus pies, dijo que Cristo, si enhispano américaines. sección que nin cuyo objeto se encuentra sobre los montes más tonces estuviese con ellos, sería el mayor guna otra publicación francesa, no con altos o en las estrellas, detrás de espadas o asesino de hombres.
sagrada a tal materia, ha creado y man de cruces, y que parece recibir su luz como esta contestación el oficial tiró tan brustenido, y en la cual he hecho una labor un reflejo de otras frentes; frentes que no son camente de las riendas, que el caballo se enque otro crítico habría podido hacer tam de estos individuos o de aquellos pueblos, sino cabrito, y la retaguardia de la columna, atebién. El Mercure de France es el que de toda la humanidad.
morizada, se apresuro tanto, que se alzó una merece la gratitud de la intelectualidad Mirada excelsa. Cuando se alzaba entre el polvareda semejante a ima nube, y el rostro hispanoamericana y el homenaje de la polvo de las columnas, sobre los rostros apa del minero quedó desvanecido, borrado del élite francesa. Yo me complazco en ex gados de sus camaradas, sobre el agotamiento paisaje como se apaga el relumbre de una presar aquí a su director, Alfred Vade los ojos guardianes, y resbalaba, impávida, gota de rocío.
llette, mis más vivos agradecimientos al tropezar con otros ojos, sin odio, sin man El caballo, que se dio cuenta de la indeci Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica