REPERTORIO AMERICANO De El Sol. Madrid Zrnity Gipewa Papini (rruck dremtoy by) Full Zrinsky De Nunca había sido capaz de leer el cor. Notas de un lector bres tropezaba con el pan que la hartara.
þúlento volumen de la Storia di Cristo, que Criatura fáustica, como todas las de estos tantos entusiasmos, más o menos tenidos Entrevista con Papini dos siglos. postrerós, no había diablo de de esnobismo, suscitó en el mundo internacuantos se proponían ganar mi alma que me cional de lectores, cuando la humanidad presentara alegrías sin dejos de ceniza. 147 llegó otra vez a riveder le stelle al surgir un honibre acabado antes de los treinta del infierno de la gran guerra. Francaaños. Un día volví a dar con el librito mente. Lo mismo que no me interesan las de los Evangelios, o mejor dicho, topíme grandes basílicas que erige la piedad ál uso, con él por priñera vez, ya que mi infantil en las que se me antoja que lo que les sobra educación, católica nunca había puesto al de suntuosidad les falta de espíritu, tampoco alcance de mis ojos el simple texto ingenuo siento curiosidad por esos escritos de trasde las eternas crónicas de Jesús. No sé dlenochado misticismo, obra de gentes macecirle lo que sentí. Tendría que acudir a radas en todas las corrupciones de nuestra la manida imagen de la fuente dels oasis civilización, que padecen de hartura. copara el sediento peregrino del desierto. Al como el personaje de Eca de Queiroz, y quieinstante, todas las fuerzas vivientes de mi ren purificar su ánimo con no sentidas espirituidiţronse a la tarea de reelaboràr el prácticas religiosas, al igual que el siglo viejo tenia salvador, yasí como en sus cunxvui pretendía librarse de su podredumbre drog los pintores clela Edad Media vestian con los juegos rústicos del Petit Trianón. los personajes de las sacras leyendas con tan apartados de la áspera existencia canitrajes del país y del tiempo de quien los pesina como las almibaradas devociones a trazabi, también yo quise infundir en las la moda de la saludable fe de las grandes sencillas viñetas del Evangelio los ardores épocas. El azar de las tediosas horas de fulgurosos del álma del siglo xx, Aunque la vida de sanatorio, púsome frente al afano nie mórdí la lengua al escribir mis remado autor y me agarré a su conversación flexiones, mi libro tuvo gran éxito en.
el con convulsivo anhelo de náufrago.
mundo ortodoso, si bien no ya frases sino Mi sorpresa fue inmensa. Yo me suponía, capítulos enteros fueron suprimidos por sin haber pensado en ello, que el los editores al presentar mi traflamante biógrafo de Cristo tenbajo a públicos devotos de naciones propósito de Gog dría ese aire falsamente piadoso distintas de la mía.
de los charolados santitos de carVisita a Giovanni Papini. encontró usted en su contón que fabrica en serie la indus Envío del autur versión la definitiva paz y su existria del siglo para un público tencia es desde entonces reposo?
ñoñamente devoto. En vez de ellos Las campanas de Santa Maria de la Flor Henan de Le diré. Milicia es la vida del encontrábame con un hombre todo sonoridades el ambiente.
hombre sobre la tierra. La paz no dinamismo, fosco, exaltado, exce Via Coletta 10. Un salón lleno de luz. En las paredes es de este mundo. La tragedia del sivo, violento, de un tipo casi de cuadros de primitivos, retratos de viejos filósofos y tres. ideal cristiano es que por nadie negro y con desacordes resonanmáscaras japonesas estupendas, de la época de Heian, puede ser vivido íntegramente: No cias de jass band en sus frases para el baile Ganjoraku. Libros por todas partes. Sobre hay cristianos. Los hombres más y razonamientos. Las pasiones el escritorio una estatuilla en madera de San Agustín y puros aspiran a serlo y se angusmás bravas se pintaban en el cen sobre una Biblia admirablemente enipastada un busto de tian y atormentan lejos de su motelleo de sus ojos, y sus labios, Voltaire.
delo. La masa vulgar ceba su abrasados lanzaban sin cesar un El señor Papini, al verme, deja la lectura, se pone de espíritu, con galimatias. que no.
chorro de palabras, mugientes e pie y a través de los espejuelos me clara los ojos inhós comprende, en una mocorra adohirvientes, con febriles sonoridapitos y agresivos.
cenada. si el hombre no logra des de interjección y temblores penas me tiende la mano, indicándome un sillón am elevarse hasta el cristianismo, muepilépticos.
plio, cómodo.
cho menos la sociedad. Las agrupaAl cabo de largo rato de charla. il éxico, México! comienza diciendo. Ah, sí! ciones humanas se encuentran hoy acabé por confesarle mi desengaño ¡Pancho Villa. ya recuerdo, es el asesino por excelencia tan apartadas del espíritu evanen cuantos experimentos llevo heque ha producido la América, fuerte, imperativo, nunca gélico como en los tiempos de Auchos para encontrar en el mundo çonoció el ridiculo. Hubiera sido un soberbio actor tea gusto. Reposo. en la fe! El ser del algo que no sea vano: la vida protral de haber nacido en Italia. Todos los tiranos, todos los cristiano es lucha incesante en tomete vilmente lo que no cumple bandoleros tienen algo de personajes de opereta. Pancho, dos los órdenes de la actividad esjamás.
Villa será el único que sobrevivirá a la historia de América. piritual. Somos demasiado de Lo que a usted le han permi Es que tenemos grandes novelistas murmuré cohi nuestro tiempo: egoista, materiatido ensayar sus riquezas en el or bidor por ejemplo: un hombre de costumbres puras, que lista, brutal, despiadado, incréduden de lo material y concreto en su mocedad.
lo, para que, sin combate siempre respondióme el escritor, abrasán. No me interesan los novelistas americanos me in renovado, podamos recluirnos en dome con el desmandado volcán de terrumpe lodos ellos son calcas abominables de los el bendito huerto de Nazareth, de su mirada. téngolo yo muy bien escritores franceses, imitadores pedestres de los defectos verdores eternos.
sabido en el campo intelectual. da Flaubert y de Zolá. Además, los hombres conversos. ¿qué prepara usted en tanCon todos los ardores de mi alma no me preocupan, son siempre hipócritas e cobardes, tie tos años de silencio después de su indomable, en demanda de solución nen miedo al más allá. Vunca tienen las fulguraciones Historia de Cristo?
para los problemas acongojadores del Obispo de Hipona. Lo maravilloso, lo cantivante de Ni yo mismo lo sé. Aquella que nos plantea la vida, lancéme Agustín fue su vida anterior a la conversión. No creo en obra no puede tener segunda parsobre cuantas ideas podía ofrecer los conversos, como no creo en los vegetarianos de última te. La mudez absoluta sería acaso me nuestra putrefacta cultura, y en horas: siempre comen carne en los banquetes. Fijese lo mejor a que podria dedicarme todas ellas sólo encontré oquedad usted! Los pueblos vegetarianos son pueblos esclavos. después de ella. El hombre debeу falsedad; ninguna de mis ham(Pasa a la pagina 198)
ría morir en el momento de su ma Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica