146 REPERTORIO AMERICANO. ra decir, cuanto en ella se agitaba como ella amortiguó la melodía de su cristal. Aque miento, el enjambre de sus palabras en brelo sentía, sin impetrar el beneplácito della voz, única en el Continente, por sui tim ve colmena sabe alojarse, mas, electrizadas señoriales tradiciones. La Gabriela Mistral bre, por la intensidad de la emoción, asu por el fuego inspirado adquieren una cierque oyó el Continente Americano con ason mió los tonos de otras voces reminiscentes. ta potestad de hechizo: emoción e ideas bro está aquí en esta sección de su libro: La unicidad cesó de ser. Como la fuente parecen surgir de estas nuevas combinaEn las demás flamea un singular talento de. Aretusa se escondió en la sombra de ciones de vocablos vivos. Tampoco es abun. literario, no ya el genio, que había quemado. la tierra. Que nos fuese dado verla sur dante la variedad de sus temas. Pero ha las ataduras que le ligaban a la tierra, y gir algún otro día con su cantar antiguo, encontrado acordes que son suyos dentro como el liberado Ariel de la Tempestad, a con los ricos minerales de otras y más hon de los temas eternos de la Poesía: el amor otra esfera habíase remontado para no vol das vetas exploradas en el misterio de la y la muerte, los panoramas de la naturaver sino al tardío conjuro de sus recuerdos. vida! Aunque quién sabe si cada uno de leza y los amados fantasmas de la memoria, Aura de inspiración se cierne sobre toda nosotros ha venido al mundo para trazar los éxtasis que son las fugas de la pri. la obra, si bien es desigual. cuando ella un solo signo o pronunciar una sola voz en sión del Ahora en que se suele vivir hacia falta no puede planear a buena altura. La el vasto drama del mundo en movimiento! el mundo que en secreto adoramos o con inspirada careció de refinamiento artístico, Pero es bien moderar este afán de no vivir que soñamos.
y, en este sentido, la Mistral es, continua agradecidos por lo que el instante genial El ascetismo intelectual más que emodora de las voluspas setentrionales, de las nos da, y no exijamos que se vacie todo el tivo de su adolescencia y de su primera sibilas de la vieja Italia y de las pitonisas Océano en las solitarias conchas que ma juventud le permitió trasvinar a pleno siglo de Helas. Siente, penetra, intuye, adivina, dreperlan las playas.
veinte aquel macabro realismo de la Edad habla rítmicamente, a ratos obscuramente, Media que se deleitó en la contemplación quizás cuando la inspiración es más honda Si tratase de explicarme la estruc. angustiada de la muerte.
io terrible. Mas si no viene coronada de tura interna de su realismo, harto aparente Ella ve las carnes, en gajos abiertos, las mántica yedra ni lleva en sus manos el en las más de las poesías de Gabriela, par enas vaciadas en rios, dedos desgranados inártex, sus poemas no son los de aquella tiría de los poemas contenidos en Dolor, como las mieses, roces de cilicio, amasijo Gabriela evocadora del embrujado mundo donde el realismo es de tan virtuosa magia de sangre jó lágrimas, tribulaciones, angusmedioeval que se dilata por los confines de que nos lleva de las alas el pensamiento a tias, estidos de llagas, rosas sangrientas.
su Dolor.
los campos ennochecidos de misterio donde Este mortal realismo medioeval permi Parecía, o habría podido parecer, que las hechiceras solían espigar sus empozo tió acusar ese su cogente relieve de Dolor todo estaba dicho respecto del corazón hu ñadas flores, o a los osarios fosforescentes que la enlaza a los escritores y pintores mano; que cuanto os podría ocurrir era donde aquéllas disputaban a hienas y cha españoles de la gran tradición siględorada. situar almas humanas enfrente de diversos cales los humanos ingredientes de tesálicos Como aquí: horizontes o en más apasionados climas. filtros durante toda aquella titilante auPero se yergue esta mujer con la obsesión rora que fué la Edad Media. De allí salSi te vas y mueres lejos, de la muerte y se hace de carne, ante nues. dría en busca de los poemas donde ese tendrás la mano ahuecada tros ojos, un estado de conciencia caracte realismo ha perdido su pristina virtud mádiez años bajo tierra pura recibir mis lágrimas, rístico de la Edad Media.
gica, preservando, sin embargo, alguno que sintiendo como le tiemblan Hundir sus dedos en la ceniza de la tumotro luminoso efluvio de una radioactivilas carnes atribuladas, ba para santiguarse la frente, tal fué su dad inducida, para venir a amortiguarse en ihasta que le espolvoreen diaria devoción cuando la atormentaba el mis huesos sobre la cara!
las composiciones que son labor de inteligenio de su dolor. La fuerza de su genio gencia más que de inspiración o de emoción, donde el realismo culmina en hechiceresca en las horas más lúcidas de su inspira como la primera con que se abre el volumen. fantasia, al modo de un Arcipreste acorción la compelió, a medioevalizar cuanto como su genio se alzó del seno de un bachado o de una milagrosa Celestina.
caía dentro de la esfera de su vida. Aquí amor, vuelto un puñado de cenizas las vi las veces su realismo ascético trasmiestá la raíz de su macabro realismo que siones de la muerte en bandada se percha na un humor oloroso a pesimismo, por falta no adquirió por un exceso de cultura medioron en sus poemas.
de una espiritualidad profunda nacida de eval, sino mediante su educación cristiana En Gabriela, como en muchos otros seres, una visión interna. Lo que en las horas de repintada coloración ascética.
dormitaba el genio. Un amor desdichado, de su Dolor gritó desesperada, no a pesiLa obsesión de la muerte y el remordipor obra de su imaginación, o por mano mismo, a desesperación suena. El tósigo miento de conciencia, que es como el resdel infortunio, que es evidente heraldo que se trasvierte de su vaso de arcilla tiene quemor de la venganza, son la esencia de de sabiduríasubiosele a la cámara recón todo el acre sabor humano, pero le agracia los poemas de Dolor en que señorea su dita de la fida, y allí despertó a su genio. la fragancia que su genio ha derramado en genio. mano halló atesoradas, como en museo él. En otras secciones de su libro la desesEn Palabras serenas la poetisa revela de antigüedades, las reliquias medioevales peración edulcorada se transforma en pesi. que se ha dado cuenta del fin de su inspique a su contacto se animaron. Las había mismo. Al acto de creación no fué invitado ración mántica, que el frenesi de la Ménaguardado alli las oraciones de su niñez, el genio.
de so ha apaciguado ya: las lecturas hogareñas de sobriedad ascé Mas su realismo es de clásica cepa esJudemos por el verso sonriente tica, la Imitación de Cristo, los viejos de pañola. Me inclino a creer que le germinó aquel listado de sangre con hiel.
vocionarios donde, como en la Leyenda temprano en la vida, al sol y al riego de:. Ay! este verso listado de sangre arrancaba Dorada, florecen las espinas, esplenden cla sus oraciones. Acaso no viste austera de una inspiración fúlgea; era el decirlo vos y lanzas, azulean los azotes, desgajan bayeta en Luis de Granada. No arde acala misión de su genio de mujer. Pero ella las cruces y con elocuencia de sangre ha so con cilicial eficacia en Santa Teresa. sintió Pues de la misma estrofa es el martirizante que no podía continuar toda su exis blan de un infinito amor las llagas. Alli tencia hurgando heridas que iba sanando estaban, además, los quebrantos, las heri corpiño que vistió el alma de esta mujer la vida. Sin embargo, ya estaba lanzada en das, los cilicios, los tormentos, huesos y durante el periodo de su Dolor, que fue pleno campo de las letras. Ahora el esfuer cenizas, y lágrimas y polvo, los martirios el de su genial inspiración. Lazarillo, Rinzo es evidente. Es casi el mismo vocabu y las lágrimas. con este sencillo horror cunete, Celestina y la Lozana, seguidos. lario; pero aquí las lágrimas tienen menos creó la Mistral toda su obra de genio, y de las humildes criaturas de Velázquez, sei sal, la sangre menos color, menos crucifi dando transparencia a su carne dejó al des nos vienen a los ojos al cruzar junto a nosxión la cruz y menos terror la muerte. Hay cubierto su apasionada alma de nuujer. otros la romería de mistralianas estrofas, en ese vaso como una leve trizadura que No es copioso el caudal de su pensa que portan, como las canéforas de Eleusis. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica