002 REPERTORIO AMERICANO Yacu Mama (1)
LA EDAD DE ORO En su choza amazónica, a orillas del sonoro Ucayali, Jenaro Valdivián vió con sorpresa que las proviLecturas para niños siones y las balas se acababan. Su fiel servidor, aquel indio conivo que tan bien flechaba los monos gordos (Suplemento al Repertorio Ainericano) para convertirlos en manjar exquisito, se marchó, como ellos dicen, a «pasear. Dos o tres días de misteriosa excursión por la selva, de donde regresaba, con su El tomo IV. de La Edad de Oro bondadosa sonrisa doméstica, lleno de orquídeas sangrientas y de mariposas deslumbradoras para el chi ya está circulando quillo. Cómo iba a dejar solo a este hijo de siete años, que, educado por indios de Loreto, tenía ya vivaciJuzguese de su valer por el dades de salvaje! Şalió a la orilla del río y silbó largo rato en vano. En el centro del agua un remolino de burbujas pareció responderle; pero la empecinada boa INDICE no quiso moverse. Estaba allí seguramente durmiendo Pgns. y digiriendo, en su soledad acuática, el pecari cazado ayer. Resignado, en fin, Jenaro Valdivián cogió el ANóximo: El reparto de la dádiva 55 machete y la carabina, encerró en la choza a JenaHombre de otro tiempo.
119 ARÉVALO MARTÍNEZ, El poeta perdido en el campo.
rito, a pesar de sus protestas de niño mimado, y lo 102 ARRIETA, RAF. ALBERTO: Aguaterita amonesto severamente: 117 AZORíx: La arañita en el lentisco.
53. Cuidado con salir! Ya regreso.
Barrau, TH. Desclieux.
118 Para consuelo y paz dióle al partir una vela y un BRUNET, Marta: El rey avaricia.
13 cartucho de hormigas tostadas, que son golosinas de Espiga.
126 DARWIX, Carlos: La vizcacha.
los niños salvajes. Valdivián no las tenia todas con149 Falcón, César: La vida junto a los árboles.
108 sigo desde la víspera. Al zanjar un árbol de caucho FERNÁNDEZ MORENO: Yo, catedrático.
146 le pareció advertir que el tigre le estaba espiando Franco, Luis La fiesta del trigo, 27 en la espesura. Bien conocía los hábitos de la maraEl maestro Ramón 116 El buey.
villosa bestia de terciopelo, que sigue durante días 125 El zorrino.
147 enteros a su presa y ataca solamente cuando ha García CALDERÓX, VENTURA: Yacu Mama.
137 observado los pasos y agilidad del adversario. En GUIDO SPAxo, Carlos: Adelante.
so noches pasadas, fumando su cachimba bajo la luna, HISPANO, CORNELIO: Las camisas de Bolívar: 128 Hostos, EUGENIO Mia: Como el alpaca solitario.
viera esas dos luces rojas, errantes y alucinantes IBARBOUROU, JUANA DE: Una lección de economia.
143 sobre la ojiva de la tiniebla. Un disparo las dispersa Lozano, Rafael: Chabarcha y el diablillo.
73 por un momento; pero la ronda vuelve, y el cauchero, LUGOXES, LEOPOLDO: Los libros reveladores.
63 que sueña al aire libre, se dice lanzando bocanadas El Reino de los Cielos.
SO El tesoro de los Reyes.
de humo, con un calofrio molesto. Ya está aqui el 95 El pájaro azul.
96 tigre esperándome. La cordura.
110 En su canoa, río abajo, Jenaro pensó que era El tesoro inútil, 115 preferible no. alejarse mucho. Recordaba que a dos MACHADO, ANTONIO: Parábolas. 45 vueltas del rio hallaría en la quebrada de las serRecuerdo infantil.
MAGÓN: Elogio de la lengua materna.
59 pientes. junto a la choza abandonada por los indios MAÑACH, JORGE: La salida del transatlántico.
60 witotos, huidos del alto Putumayo, su admirable y La lección de los fords.
71 misterioso telégrafo: el manguaré. Es un recio tronco MASFERRER, ALBERTO: Procesión del Santisimo 39 horadado con tan extraño arte que, al golpear sus Nevando.
151 NERVO, AMADO. El Dominio del Canadá. 47 nudos redondos, la selva toda resuena a cinco leguas Palma, RICARDO: Una trampa para coger ratones.
con un rugido. Su servidor le habia enseñado esa Pallas, Hay en el campo.
82 clave inalámbrica y seguramente algún indio amigo Patria 90 escucharía su mensaje distante; o tal vez Gutiérrez, el PROAÑO, FEDERICO: La muerte de Milord. QUIROGA, HORACIO: Scott.
cauchero más rico de los contornos, le despacharia 10 Pasteur 36 un «propio» con pertrechos y víveres.
Fulton.
42 Llegó de la espesura a la canoa aquel perſunie Paz 65 caliente que le embriagaba siempre como un efluvio Horacio Wells 77 El espectro del oro 99 de paraiso podrido. Avanzaba la selva en las riberas Ricardo Lander 105 su fronda chillona y parlante, coronada en el sombrio Renato Caillé.
112 vértice por monos y guacamayos tricolores. Un esBerriardo Palissy.
121 truendo de menudos Toros verdes pasó en el viento, Rojas, RICARDO: Si fuese Presidente. 111 RUSKIN, Judas y compania.
S6 hojas dispersas de un árbol roto en el huracán. La. La ley de la ayuda.
93 canoa crujía con un zumbido tropical de flecha o de Silva Valdés, FERNÁN: Los pollitos.
112 abejorro. Será penoso el regresos, pensó Jenaro ValSUÁREZ, Marco FIDEL: Nombres del maiz.
28 divián, hundiendo apenas el remo en el agua espuEjeniplo.
SS Tovar, Rómulo: La araucaria de don Mauro.
134 mante.
UNAMUMO, MIGUEL. DE: Las lágrimas de Väinaimöinen. 32 URIBE, Los nidos.
23 Los pájaros eligen reina 83 Valli, Raf. HELIODORO: Los hermanitos de San Francisco En la solitaria choza, el niño empezó por devorar de Asis.
123 la vela de esperma. En seguida, las hormigas tostadas con sabor de pimentado bombón inglés fueron la Precio del ejeniplar 25.
En las escuelas y colegios. 1) Significa esta palabra «madre del rior, y es el nombre cou que los a 12 la docena.
salvajes designan al boa.
156. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica