REPERTORIO AMERICANO en donde siempre está haciendo de un puente. La culpa la tuvo suyo de Alafuela, le pasó en casa, ni gente, ni luces, ni nada, un gran frio de toda la trampa, la mama que aconsejó al hijo; una ocasión una vaina muy fea, y él arriba en el palo, prensado hasta en los días más calientes ella, como el marido tenia una pero por birringo. Era de lo en una horqueta; el caballo guinde marzo. Le han contado de querida, penso que asustándoio más parrandero: él en bailes, dando de otra rama, que ya se un Padre de Cartago que vivia dejaria la llegadera tarde en él en novios, en rezos con mu iba a ahorcar. Abrevió y con el solito en la casa de esa ha las noches; el chiquillo fue el sica, en velas, nada perdia. Los chafirro le cortó el cabresto al cienda, mucho tiempo, hasta que que se sacó la rifa, y hasta la días sábados el modo de llegar ruco, pas se oyó el batacazo se murió. Salía siempre a las hora. Nunca ha visto la Cegua, a la casa a acostarse era como en el suelo. Se volvió a montar cinco de la mañana a decir su y no es porque no haya sido a la una de la mañana. Esa ligerito y dijo patas pa que te misa, después todo el dia me mujerero, que va; debe ser por rioche venía a caballo, pasando quiero, para la casa. Llegó con tido, encerrado en su cuarto que siempre le ha gustado car por Itiquís; cuando llegó cerca un gran dolor aquí derecho, en sin hablar con nadie, ni la vie gar alguna reliquia, el escapu de un palo de guapinol por la pura boca del estómago, seria jita que lo asistía lo podía ver; lario del Carmen, casi siempre, onde tenia que atravesar, de dei susto o de la gran carrera.
para avisarle que ya estaba el o el Detente. La Cegua busca repente se le paró la bestia Desde entonces, ya nunca volcafé, o el almuerzo o la comida. siempre al hombre birringo resistida; en eso va viendo una cuando anda de noche en sus la viejita sonaba una campacasa toda iluminada, onde misvió a salir solo después de las ocho de la noche.
nilla que tenía, y se quitaba; fechorias: al pronto ve uno una mo estaba el palo, y en el mujer de pelo suelto, enlutada, cuando oía los pasos del Padre corredor bulla de gente muy Terminada la relación anteque ya se iba de la mesa, en con un cuerpo que da gusto alegre comiendo en unas granrior, el silencio se mantiene por traba otra vez la viejita a lle verlo, chiquiona para andar, des mesas; eso sí, noto que a cortos momentos dentro de los varse los trastos, y el padre haciéndose la desentendida. Ei ninguno de los que allí habia del grupo. El rumor del rio se otra vez encerrado. Seria que que és la palabrea y ella deján podia verle la cara bien, por percibe más claro; en el espadejó plata enterrada; también dose alcanzar; cuando ya uno más que se restregaba los ojos cio tupido de sombras resplanpudieran ser duendes o el Malo. va apariándosele y se le arrima con las dos manos; de adentro decen a poca altura, de cuando Quién sabe. En cuanto a él con confianza y le dice «cholita fue saliendo una señora muy en cuando, los misteriosos pune mismo, hace algún tiempo le linda» o cualquier otra carga, mudada y peinada y se puso a titos de luz de las candelillas, pasó una muy fea: hacia una vuelve la cabeza y pela asi convidarlo con muy bonito modo cual si fueran el vértice de porcia de días que lo venia dientes de caballo, las orejas que se apiara y que viniera a cinceles de oro con que alguna persiguiendo una luz donde quietambién de caballo. Con toda comerse un tamalito, si no le mano invisible estuviera horara que estaba solo; en una de seguridad que al individuo tienen daba mucho asco. Se apio, dando silenciosamente la negra tantas resolvió echarse el alma que juntarlo después. Pero sólo amarró la bestia de un horcón pizarra de la noche. Es posible al hombro y hablarle al muerto, al hombre mujerero es al que del corredor de la casa y se que alguno de estos hombres, primero se atoyó su buen guale sale. Al hombre formal lo sentó en una mesa que estaba en alguna ocasión, haya creido ro: Deci lo que querrás, carespeta, y a las mujeres. sola; le trajeron el tamal, que adivinar en las vacilantes brarajo, pero eso si te pido que En este punto, uno de los hasta que echaba fuego, lo de sas intermitentes, puntas de me dejés llegar hasta la casa contertulios interrumpe el hilo senvolvió, y al echarse la pri cigarros de algún fumadero sin querme al suelo, por vida de la relación que Pedro Villa mera cucharada, va viendo que nocturno de las brujas. distuyita. Era el dijunto Goyo lobos hilvana, para hacer una no tenia nadita de sal; se lo tancia, muy lejos, muy lejos se Calvo que queria que le había referencia en concreto a la dijo así a la mujer que lo habia distingue el ruido de una carrera a Rafel, el hijo, sobre de Cegua. Se trata de un caso convidado, y no hizo más que ta, alejándose cada vez más, que tenia que pagar unas mi personal que evidencia otro inentar sal cuando todo que sin que se pueda precisar su sas que había quedado debien aspecto del horrible espanto: do en tinieblas. No quedó ni rumbo.
do. Efectivamente, no calió al venía de Cartago a caballo, suelo en ese momento; pero no como a las once de la noche, Rubén Coto bien hubo llegado a la casa cuan al pasar por el Fierro oyó un do comenzó a sentir que le paSan José, Costa Rica.
chiquito llorando en la raiz de saban una mano helada como de un guitite, se apió del caballo muerto, por toda la espalda, y alzó la criatura de donde de arriba para abajo y de aba estaba, se puso a sobarlo y el jo para rrriba, se le aflojaron chiquito ya se callo; estaba las canillas y entre cuatro lo viendo el modo de montarse De La Vanguardia. Barcelona treparon a la cama; la mujer lo otra vez con todo y criatura arrebató a flotaciones en la es cuando en eso oye que ésta le Cast al mismo tiempo he reci remoto, sino un bello pórtico palda, con ceniza caliente que es dice: aispiame los dienticos. asi bido dos libros de José Pi poético de este cuaderno de lo que hay bueno para esos ca guitarra y tamanas macanas, joán. El uno es el encantador memorias.
sos; regaron agua bendita y que mismamente una yegua. Lo librito Mi Don Francisco Giner.
maron palma bendita en el cuar. juntaron del suelo y a los dias El otro, el segundo tomo de la Señor Don Francisco Giner de los Rios, ya mas no osv verán estos ojos mios to. los dias le dio la razón se confesó con el Padre Diego. Historia del Mundo, que viene ni más ciré los consejos plos que le había mandado el dijun Pedro Villalobos comentar que publicando el editor Salvat. Es con que ordenasteis mis jovenes brlos.
to Goyo a Rafel, pero Rafel sí, que en esos casos es bueno tos dos libros tan diferentes en Os fuisteis arriba. Yo fula Poniente el chancho de alll le confesarse; pero que Dios guar proporciones y en asunto, refle. a hacerme una patria con extraña gente, vino el tuerce, atrás y atrás de subir al Altar, hasta después jan, cada uno a su modo, la ori llevando conmigo la buena simienté desde entonces: tenia estableci de unas tres confesadas. sigue:ginal personalidad del autor.
que vos me donasteis cual rico presente.
miento, y quebro; tan derecho Siendo policia en San José, El uno es una semblanza es Cruzando la tierra, vadeando los mares, que había sido siempre para la cuando Soto, oyó la carreta crita con amor, pero con liber marchando hacia el Norte, regiones polares, taba, pues no volvió a ver un sin bueyes, como a la una de tad; con devoción cordial de disviniendo hacia el Sur, a tierras solares, o vuestro recuerdo alivio mis pesares tiro de carne; se metió en la la madrugada; estaba haciendo cipulo, no con devoción nona de policia un tiempo aquí en Tres segunda, por la Soledad. Pri beata. El titulo es exactísimo: Rios, y hasta que se murió. mero sintió en la cara un vien. Mi Don Francisco Giner, quiere que diga a mi pueblo ingrato y esquivo lo que vos sufristeis cuando aun erais vivo, Declara que se sabe la Mani to muy feu, como de barranco, decir el don Francisco Giner al verle caldo, postrado, pasivo.
fica al revés, de atrás para después la vido onde venía; que yo conocí y que recuerdo.
adelante, esa es la gracia, por pegó carrera hasta encuntrar el No es una biografia: es un re Fuí leyendo esta semblanza o si llega a verse en algún apuro otro policia, estaba vuelto para trato del recuerdo. Pijoán tiene memoria de Giner, lentamente, cualesquiera vez: espiritus ma la paré y en un temblor todo naturaleza poética, y no sólo en los números del REPERTORIO linos u otra zanganada que no el cuerpo, y a todo esto sin cuando hace versos. Este apun AMERICANO comprendidos entre faltan. El Cadejos en no me onde beberse un trago; se estu te realista y viviente de Giner, el 27 de tiéndose con el para nada, pasa. vieron juntos hasta que ya se sorprendido en la intimidad de de 1927. Mientras estuderecho. Se lo topo una noche vieron las claras del dia. Lo. la Institución, en los paseos al vo publicándose, esperaba cada viniendo de Carrillo con bueyes; que cuentan de que en la iglesia Pardo, en las conversaciones número con la impaciencia de oyo primero como un chis chis, se ven a la noche las Animas familiares con los que acudian un lector de novelas por entre eran los casquillitos que le so rezando en rueda, son mentiras a él como a un guía espiritual gas, aunque la curiosidad fuera naban donde venia; enseguida de Chepe Chacón; a las ocho, rebosa emoción y sensibilidad. más, espiritual y se viera oblino más va viendo las dos bra a las doce y una vez hasta la Las estrofas en Cuaderna via, gada a mayor espera; pues los sas, los ojos. Le han contado una de la mañana se ha asoma que son la dedicatoria del libro números del REPERTORIO, llegan que era un muchacho como de do por debajo de la puerta de al maestro muerto, encierran en de dos en dos, de Costa Rica.
unos trece años, un mentado en medio, a ver, y sólo mur. la forma arcaica elegida como Anticipé alguna impresión de José Joaquín; el tata le echo ciélagos. En el pantión si; pero un adorno erudito, un pensa lectura, cotejando este retrato, una maldición porque una noche ni por la diabla se ha arrimado miento actual y viviente. No con otro escrito con no menos quiso pegarle un susto debajo allá de noche. un conocido son un ejercicio de clasicismo amor el Mi Don Juan Maragall, Dos libros de Pijoan viembre agosto y el 12 de noe Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica