AnarchismBourgeoisie

126 Repertorio Americano y de la que se han vendido cien mil ejemplares en Italia? es una reacción a las violenclas inmorales del ambiente con la vitalidad impetuosa de una conciencia profundamente turbada por el dolor. Ahora bien, refiriéndome al resultado de sus estudios, no de erudito, porque la erudición no se aviene a la realización de una obra de arte; manifestando los propios entusiasmos, las propias virtudes, las propias miserias; reflejada su voluntad en el drama cósmico, no ha hecho obra negativa sino creadora; no ha destruido, ha construído. Sus desdenes, sus gritos, sus redobles de tambor, sus lanzasos y sus bufonadas son dolorosas necesidades, frente a la degeneración de la conciencia, para esconder la fe estéril del conservador que se obstina en cubrir el presente real con un presente arbitrario y decrépito. Papini es una fuerza, una voluntad y una aspiración colectiva: uomo finito es la tragedia de todos nosotros, solos y fatigados, extranjeros en la propia tierra. Adagio; oiga usted su definición en la gramática de nuestro tiempo: Parola chocciolesca, superata; morta; si cancelli subito, non se ne parli più. Ma che adaglol Il nostro tempo, munito di motore a scoppio, ha adottato la maniera forte: parola forte, peigno forte, politica forte, gioventú forte, aceto forte, peto forte. Avanti, perdiol Tutto a macchina! Volete guerre, rivoluzioni, pronunciamenti, processioni, blocchi, bastonature, fughe? Pronti, Una volta si diceva: Adagio Biagiol. Ma ora, da tutte le parti si strepita. Forza Biagio. Original y curiosa. No; sincera con el ambiente. Esta sinceridad la advierte usted en las mil quinientas definiciones del volumen que acaba de editar la casa Vallecchi. Ha leído usted la de su país. la de Dante, en el fondo es cierta. Un filósofo que busca admiradores y por consiguiente al estudiante, a quien adula partiendo con el hacha al competidor. No puedo menos que reconocer la exactitud del concepto desde el punto de vista europeo. Por ahora es así. Su penúltimo libro, no solamente es la apoteosis del cristianismo, sino una adhesión total al catolicismo auténtico, apostólico. Pero antes, en sus primeras publicaciones. Ya. La negación ha servido de práctica para llegar a la fe; el fondo abismal de la nada para disolver el odio en la serena armonía del amor. Una vez multiplicaba sus casos de insatisfacción para encontrar la satisfacción; buscaba la certeza en la duda. Pero fué dicho: serás como la rueda.
Busco y encontró; encontró a Dios, al Unico, al Creador.
Cuando anunciaron este libro pintoresco.
Se lee por cierto con interés; sin documentos, posdatas ni llamadas; bien dividido, bien capitulado, comenta con ardor poético, un drama por sí lleno de pasión, lleno de ideales y lleno de sacrificios. Pero. causa extrañeza que habiendo encontrado tantos puntos vulnerables en los hombres hasta reducirlos a pobres trapos, divinice hasta la sumisión absoluta, el Evangelio, no escaso de contradicciones, y por eso humano. Lamento en usted el pecado de los que razonan. Papini, del anarquismo doloroso de quien busca. La inquietud que sacrifica a los demás para tener altura. Decía, pues, pasa a la plenitud de sentimientos de quien ha encontrado. Es una abdicación que hiere, se ha dicho. Su adhesión a Cristo precisamente está en aquel exasperado ardor que ponía, como San Agustin, en combatirlo.
Lucha contra sí mismo; trabaja y desea una vida superior, al fin alcanzada en la Iglesia. Giovanni Papini es uno de esos hombres que nos llenan de maravilla y de horror, sin hacernos mal: en relación con nosotros, como los personajes de un gran drama a quienes no pueden aplicarse valores.
morales, cargó, por muchos años, el detractor de si mismo.
Porque, por el hecho de haber confesado que ha querido mucho sin perseguir nada, todos han exigido mucho y hallaron poco. Escribía con la inquietud del que sin saberlo, era la joven conciencia itálica extraviada, pero no vencida. Es para los críticos que han cumplido 40 años, urticante y ofensivo. No! decid, que es una fuerza disolvente, el desengaño, la autoironſa papiniana; pero no neguéis la existencia de una libertad de la que son incapaces nuestros escritores. La autobiografía es tediosa; pero no puede negarse interés, vigor y seducción a la de Papini. Hay en él dos crisis: una artística y otra moral; quien no llega a sufrirlas, no llega a vivir su yo. Papini en el Trágico Cuotidiano, a los 24 años, aspira; en sus polémicas (Pragmatismo) a los 31, busca; en Giorni di festa llega. Papini, en Le memorie Iddio, aspira; en altra metá, busca; en Storia di Cristo, llega. Desde la adolescencia cava en la filosofía, en la literatura, en la teologia, en la matemática para nutrir su versátil espíritu; busca, no encuentra. Note usted que su primer trabajo se publicó en 1906, al cumplir 25 años. Durante 20 años, ardiente y reflexivo, el que naciera en una atmósfera de grandes ideas, sufrió la amar.
gura de la realidad vivida, porque su genio lírico no descubría en sí al hombre sublime y en el mundo su paraiso. En los tipos progresivos todo es momentáneo; amistad, amor, sentimiento, voluntad. Eso haría suponer un nuevo cambio; pues a los 43 años radie está seguro de sus creencias cuando la vida ha transcurrido en la inquietud del que en todos los libros encuentra la verdad. o bien el desengaño. El hábito de no creer, le aseguro, es difícil de adquirir. Quién embrida la impulsión?
En el Dizionario reaparece el autor del Crepuscuolo, prueba por otra parte de que las inclinaciones como los ritos sobreviven sea cual fuere el tul tras del cual se ejerciten. Papini me interesó, antes, como futurista; me interesa ahora como escritor, no por simple curiosidad. En sus obras se aprende; tiene la. virtnd de encender la fe en lo que niega porque, como dije antes, narra con sinceridad lo que ha leído, porque su crítica no persigue un fin, o el fin de desprender de su yo un peso molesto. No aspira a tener prosélitos. Sin embargo. Los tiene; pero, como toda imitación, falsificados, es decir, malos. Son los filósofos reducidos a una cola con veneno. La cátedra, señor mío cha asistido usted a la crítica del conocimiento, crítica de los valores, crítica. de filosofia universitaria es desesperante, porque después de haber desgarrado la fe y desheho las ilusiones, abandonan al desgraciado, con dos lentes a través de los cuales no distingue ni la verdad ni la belleza y dos zarpas. Ma scusi, lei e novencentista. Me toma usted por artrópodo. Por admirador de Papini; ha hecho usted el elogio del maestro en términos no dudosos. Me lo figuraba grueso y burgués. Toma el pelo con tan buen humor. Es el tipo clásico del florentino. Agudo en el pensar; fino en la burla; en el fondo aprensivo y doliente. Lo que está aqui, en juego permitame, esta vez pensar como Eucken un catedrático de lena es la felicidad. Cada vez son más graves las mentiras y se vive alrededor de la mentira, engañando para engañarnos. Papini ha declarado guerra a la mentira. Observe con atención su retrato. No encontrará usted parecido con ningún filósofo. Pero su cara es muy argentina.
VICTOR MERCANTE Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica