124 REPERTORIO AMERICANO dejó hacer, sin prestar atención a mi No comprendió, y me miró con ex le digo que en mis insomnios de solmano y mirándome insistentemente. trañeza. Yo habia ya cometido la pri tero descontento de sí mismo, la he Al fin apartó los ojos contraidos y mer infamia; y como en esos casos, tenido así ante mí. Sali enseguida entramos en la sala.
sentí el vértigo de enlodarme más de Buenos Aires sin ver casi a nadie, La madre vino, pero sintiendo cielo aún.
y, menos a mi flirt de gran fortuna.
de tormenta, estuvo sólo un momento. Es claro! apoyé brutalmente. Volví a los ocho años, y supe entony desapareció.
Porque de mí no has tenido queja. no? ces que se había casado, a los seis Romper, es palabra corta y fácil. Es decir, te hice el honor de ser meses de haberme ido yo. Torné a pero comenzarlo.
tu amante, y debes de estarme agra. alejarme, y hace un mes regresé, bien Nos habíamos sentado y no hablá decida.
tranquilizado ya, y en paz.
bamos. Inés se inclinó, me apartó la. Comprendió más mi sonrisa que No había vuelto a verla. Era para mano de la cara y me clavó los ojos, mis palabras, y mientras yo salía, a mí como un primer amor, con todo dolorosos de angustioso examen. buscar mi sombrero en el corredor, el encanto, dignificante que un idilio. Es evidente. murmuró. su cuerpo y su alma entera se des virginal tiene para el hombre hecho. Qué? le pregunté friamente. plomaban en la sala.
que después amó cien veces. Si La tranquilidad de mi mirada le Entonces, en ese instante en que usted es querido alguna vez como hizo más daño que mi voz, y su ros crucé la galeria, senti intensamente yo lo fui, y ultraja como yo lo hice, tro se demudo: lo que acababa de hacer. Aspiración comprenderá toda la pureza que hay. Que ya no me quieres! articuló de lujo, matrimonio encumbrado, todo en mi recuerdo.
en una desesperada y lenta oscila me resaltó como una llaga en mi. Hasta que una noche tropecé con ción de cabeza.
propia alma. yo, que me ofrecía en ella. Sí, esa misma noche en el tea Esta es la quincuagésima vez subasta a las mundanas feas con tro. Comprendí, al ver al opulento que dices lo mismo respondi. fortuna, que me ponía en venta, aca almacenero de su marido, que se haNo podia darse respuesta más dura; baba de cometer el acto más ultra bía precipitado en el matrimonio, como pero yo tenía ya el comienzo.
jante, con la mujer que nos ha que yo al Ucayali. Pero al verla otra Inés me miró un rato casi como a ridò demasiado. Flaqueza en el Monte vez, a veinte metros de mí, miránun extraño, y apartándome brusca. de los Olivos, o momento vil en un dome, sentí que en mi alma, dormida mente la mano con el cigarro, su voz hombre que no lo es, llevan al mismo en paz, surgia sangrando la desolase rompió: fin: ansia de sacrificio, de reconquista ción de haberla perdido, como si no. Esteban!
más alta del propio valer. luego, hubiera pasado un solo día de esos. Qué? torné a repetir.
la inmensa sed de ternura, de borrar diez años. Inés! Su hermosura, su vez bastaba. Dejó lentamente beso tras beso las lágrimas de la mirada. única entre todas las mujemi mano y se reclino atrás en el sofá, mujer adorada, cuya primera sonrisa res. habían sido mías, bien mias, pormanteniendo fijo en la lámpara su tras la herida que le hemos causado, que me habían sido entregadas con rostro livido. Pero un momento des es la más bella luz que pueda inun. adoración. También apreciará usted pués su cara caſa de costado bajo el dar un corazón de hombre.
esto algún día.
brazo crispado al respaldo. concluido! No me era posible Hice lo humanamente posibe para Pasó un rato aún. La injusticia de ante mí mismo volver a tomar lo que olvidar, me rompi las muelas tratando ml actitud no veia en ella más que acababa de ultrajar de ese modo: ya de concentrar todo mi pensamiento injusticia. acrecentaba el profundo no era digno de ella, ni la merecía en la escena. Pero la prodigiosa pardisgusto de mí mismo. Por eso cuando más. Había enlodado en un segundo titura de Wagner, ese grito de pasión oſ, o más bien sentí, que las lágri el amor más puro que hombre alguno enfermante, encendió en llama viva mas brotaban al fin, me levanté con haya sentido sobre sí, y acababa de lo que quería olvidar. En el segundo un violento chasquido de lengua. perder con Inés la irreencontrable feo tercer acto no pude más y volví Yo creía que no ibamos a tener licidad de poseer a quien nos ama la cabeza. Ella también sufría la sumás escenas le dije paséandome. entrañablemente, gestion, de Wagner, y me miraba.
No me respondió, y agregue: Desesperado, humillado, crucé por Inés, mi vida! Durante medio minuto. Pero que sea ésta la última. delante de la sala, y la ví echada su boca, sus manos, estuvieron bajo Senti que las lágrimas se detenían sobre el sofá, sollozando el alma en mi boca y mis ojos, y durante ese y bajo ellas me respondió un mo tera, entre sus brazos.
tiempo ella concentró en su palidez mento después. Inés. Perdida ya! Sentí más honda la sensación de esa dicha muerta Como quieras.
mi miseria ante su cuerpo, todo amor, hacia diez años. Tristán siempre, Pero en seguida cayó sollozando sacudido por los. sollozos de su di sus alaridos de pasión sobrehumana, sobre, el sofá: cha muerta. Sin darme cuenta casi, sobre nuestra felicidad yerta. Pero qué te he hecho. Qué te me detuve.
Me levanté entonces, atravesé las he hecho. Inés! dije.
butacas como un sonámbulo, y avan ¡Nada. le respondi. Pero yo Mi voz no era ya la de, antes. cé por el pasillo aproximadamente a tampoco te he hecho nada a ti. Creo. ella debió notarlo bien, porque su ella sin verla, sin que me viera, como que estamos en el mismo caso. Es. alma sintió, en aumentos de sollozos, si durante diez años no hubiera yo toy harto de estas cosas!
el desesperado llamado que le hacía sido un miserable.
Mi VOZ era seguramente mucho mi amor. esa vez si, inmenso amor! como diez años atrás, sufri la más dura que mis palabras. Inés se No, no. me respondió es dealucinación de que llevaba mi som: incorporó, y sosteniéndose en el bramasiado tarde!
brero en la mano e iba a pasar zo del sofá, repitió, helada: delante de ella. Como quieras.
Padilla se detuvo. Pocas veces he Pasé, la puerta del palco estaba Era una despedida. Yo iba a rom visto amargura más seca y tranquila abierta, y me detuve enloquecido.
per, y se me adelantaban. El amor que la de sus ojos cuando concluyó. Como diez años antes sobre el sofá, propio, el vil amor propio tocado a Por mi parte, no podia apartar de mi ella, Inés, tendida ahora en el divan vivo, me hizo responder: memoria aquella adorable belleza del del ante palco, sollozaba la pasión. Perfectamente. Me voy. Que palco, sollozando sobre el sofá. de Wagner y su felicidad deshecha.
seas más feliz. otra vez. Me creerá reanudó Padilla si ¡Inés. Senti que el destino me Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica