REPERTORIO AMERICANO el Duque, llegó un mensajero enviado por el, Rey de España con comunicaciones urgentes. El mensajero no sabia, inglés y tenia entendido que Wellington, a pesar de su estada en España, no sabía castellano.
Se consolaba el enviado pensando que el vencedor de Napoleón hablarla francés y al pedir audiencia le dijo al ayudante. El duque, sin duda, habla francés co del mundo civilizado por el exquisito gusto rrientemente.
de sus habitantes, por la actitud hipercri Corrientemente no, dijo el ayudante, tica con que someten aqui a la prueba del pero con mucha sangre fria.
fuego a las grandes reputaciones literarias De esta sangre fría he necesitado para y a los hombres de ciencia. Merci.
dirigir la palabra a un auditorio de refina(Nosotros, Buenos Aires, dos, en una capital notoria entre las demás Rep. Argentina. Is primera vez que crucé la cordi Los fantasmas aquella sombra, que ascendía penosallera de los Andes, naturalmente mente la montaña, yo reconocí envinieron a mi memoria épicos recuer de la Cordillera tonces a la recia anciana cuyo retrato dos; la sombra del general San MarSarmiento dejó tallado en materia tín, con su capote de campaña y su de las Cuevas, me salió al paso una perdurable en sus Recuerdos de Proso ero de hule, me acompañó en sombra desconocida. Era aquella una vincia. Venía, sin duda, de la casa el fragoso camino. Cuando desemboqué en el anfiteatro de Uspallata, el humilde y venerable sombra. No lle solariega de San Juan, la pequeña viento helado que venía de las cumvaba arreos de guerra ni la escoltacasa cuyos adobes pudieron contarse bres sonaba como un tambor lejano.
ban soldados. Viajaba solitaria, al tardo en varas de lienzo tejidas por sus Aquel misterioso redoble me recordó paso de su cabalgadura, por la ásincansables manos. Había dejado el el tambor fantasina de la balada de pera senda, tallada en la montaña, viejo hogar con su patio sombreado sobre el abismo.
por la higuera centenaria; con su Zedlitz, que, con sus manos de esDe mañana, mientras cruzábamos huertecillo rodeado de tapias albardiqueleto, bate el parche antes de llelos Paramillos, yo había leído estas lladas; con su pequeña alberca de gar el día y convoca a los muertos palabras que escribió Sarmiento el aguas cristalinas. Se había despedido del Grande Ejército para que desfilen frente al espectro del Emperador.
año 42, proscrito en Chile. los de sus hortalizas, de sus naranjos, de setenta y seis años de edad, mi masu único duraznero, de sus plantas, Me pareció que aquel tambor tocaba dre ha atravesado la cordillera de los de sus flores: su rosal morado, su también a generala en el valle, y que Andes para despedirse de su hijo malva fina, sus claveles. Había dado los soldados del Ejército de los Anantes de descender a la tumba. En el adiós a sus pájaros, a las patos des acudían al fatídico llamado. De de la alberca, a las rústicas gallinas los desfiladeros y quebradas bajaban que poblaron el corral. Se había arrana paso de carga los regimientos de cado, con cuánto dolor. del viejo cazadores, con sus mochilas, sus lar REPERTORIO AMERICANO telar tendido a la sombra de la higos fusiles chisperos y sus caladas guera, después de atar sus pedales bayonetas; los cuerpos de zapadores, SEMANARIO de cultura hispánica.
y de guardar los husos y la lanzacon sus picos, palas y barretas, las De Filosofía y Letras, Artes, Ciencias dera de algarrobo pulida por las macompañías de artilleros, con sus blany Educación, Misceláneas nos de dos generaciones, y, con sus cos correajes y sus carabinas terciay Documentos.
setenta y seis años a cuestas, sola y das; la brigada de la maestranza, con Publicado por confiada en Dios, se habia lanzado sus perchas, calabrotes y aparejos, GARCÍA MONGE montaña arriba, desafiando las cumlos escuadrones de gigantescos grabres eternamente nevadas, para llegar Apartado 533 naderos, rígidos en sus cabalgaduras, SAN JOSÉ, Costa Rica, junto al hijo desterrado y darle, con con sus altos morriones y sus sables su bendición, el último beso y el desnudos empuñados. Las divisiones ECONOMIA DE LA REVISTA adiós hasta la Eternidad. Caminaba evolucionaban como en la Revista La entrega la intrépida anciana por la pedregosa Nocturna, de Raffet y desfilaban El tomo (24 entregas)
senda con la mirada puesta en las El tomo (para el exterior) 60 oro am.
frente al capitán de los Andes levan La pàgina mensual de avicumbres que le ocultaban la tierra tando en alto las banderas, los estan sos (4 inserciones)
chilena donde esperaba el ausente, y, dartes, los guiones, las insig nias, los En el contrato semestral de avisos se da a medida que se alejaba aquella somtrofeos manchados por la pólvora y bra, en vez de empequeñecerse con desgarrados por la metralla. La visión la distancia, se engrandecía. tanto ahuyentada por la realidad y cogida por el viento, se fué luego envuelta Dr. CONSTANTINO HERDOCIA se engrandecía, que, cuando llegó a la cima del más elevado cerro, su en jirones de banderas y nubes, y se silueta, proyectada sobre el cielo, paperdió detrás de las cumbres donde MEDICO CIRUJANO recía una gigantesca estatua cuyo habitan los cóndores. En la Guardia Enfermedades de los ojos, ofdos, nariz pedestal fuese toda la montaña. Aquel Vieja me salieron al encuentro la fantasma ahuyentó todos los otros y garganta.
sombra de Lavalle y el trágico esgloriosos fantasmas de la cordillera.
Horas de oficina: pectro del fraile Aldao, con sus vesCuando la augusta sombra de la matiduras talares manchadas de sangre, 10 a 11. 30 a. y de a 5, dre se perdió detrás de las cumbres, y, por fin, cuando tomé el camino de Contiguo al Teatro Variedades. senti que la montaña quedaba des.
la cuesta de Chacabuco, el mismo Teléfono número 1443 poblada de épicos recuerdos, y procamino que hizo el Ejército Libertasegui el viaje indiferente, olvidado dor, me pareció que caminaba en del hombre del capote de campaña y medio de un tropel de épicos fantas Dr. ALEJANDRO MONTERO el sombrero de hule, y sin advertir mas.
que iba hollando la senda del EjérMEDICO CIRUJANO He vuelto a cruzar varias veces la cito de los Andes.
TELÉFONO 899 cordillera, y en ella he tropezado Horas de consulta: de a p.
siempre con los mismos fantasmas.
RAÚL MONTERO BUSTAMANTE Pero una mañana de abril en que Despacho. Caras y Caretas, ascendía con mi hijo mayor el camino 50 varas al Norte del Banco Internacional.
Buenos Aires. 50 12. 00 20. 00 un de descuento. En el anual, un 10.
De la Facultad de Medicina de Paris Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica