Repertorio Americano 55 Es cierto torné a repetir. Collaguaima agrando los ojos, Jamás había visto ex. te toparás con el cuando menos pienses, en el tensos maizales. Cuando sembraron maíz, el frío mató las camino angosto y guijarreño que sube y sube. Lo verás plantas antes de que muñequearan.
venir en pos de su hato; cuando pase a tu vera, bajará Mucho, mucho. Como veinte pirguas llepamos los ojos, mirará al suelo por no mirarte a la cara. las todos los años.
llamas negras de su tropa, volverán la cabeza.
Se puso a pensar y bajó los ojos; luego, de la chuspita Callo. Era acaso la pálida voz de mi conciencia? Yo. sacó un puñado de coca y lo paso en mi mano.
voluí en mi acuerdo al sentir extraños bufidos. Me in. Estás sola?
corporé. Qué ocurría. Quién se acercaba hasta mi duro Vendrá Chutapayta.
lecho de peregrino? De allí a poco espacio, un aliento Pronto?
cálido rozó mi cara. Miré. iOh maravilla. las llamas Toda esta noche caminara.
arrogantes, negras, las llamas de Chutanayta que tenían. Se fué para Cketa?
en las orejas rojos pendientes de lapa, mirábanme aten Para Abra Pampa.
tamente. Ya iba a pasar el sol la línea quebrada de las. Esta noche dormiré aquí, en tu casa. Tienes un cumbres de los cerros de Orus Mayu, cuando las llamas catre?
arrogantes y negras se encaminaron a un iral próximo. Nadita, señor.
Yo las ví alejarse cautelosamente y me acordé del pobre Señaló el lecho de adobe donde dormían.
Chutanayta, de Chutapayta el llamero, que no las quiso En el estrado le tenderemos los sobrepelos, sefior.
cargar con borato de mi mipa. yos. tus hijos?
Sentí cansancio, hambre y frío y fuime hasta una Lo aguardaremos a Chutanayta; caminará toda la casuca de piedra construída en un rincon sombrío de un noche.
cerro bermejo. Me bajé; arrendé mi caballería al tronco me acosté. La papa me oprimſa el corazón. En de una queñua plomiza y huraña y llamé a la puerta. cuanto cerré los ojos, vi la cara ensangrentada de Chu.
Nadie me contestó. De pie en medio del patio, estuve tapayta.
largo rato mirando la cadena de cerros azules, la cadena de cerros negruzcos, la sierra nevada. No era aún de II noche, cuando Collaguaima, la pastora, apareció en el camino orillado de capglia y de tolilla. iPobre Collaguai. En una esquina, al lado de un tinajón, estaba sentada mal Se me vino al magín el recuerdo de aquel día, cuan. Kereripka, la chichera. Chutadayta, el llamero, Kolke, do, cegado por la ira, le prendí fuego al techo de iro de Tarky y Cachisumpi, se detuvieron junto al vilque col.
su choza.
mada de chicha rubia y musqueada. Chutanayta había Apenas Collaguaima me reconoció, quiso echarse vendido ya los cueritos de agschochas, de llamitas y chos.
cuesta arriba.
choris; Kolke, las cargas de sal; Tarky, los costales de. Collaguaima, ven le dije. Tengo hambre y frío lana de llama y Cachisumpi, el cokapis, las dos chighuas y estoy cansado. No sé lo que me contestó. Acaso dijo: de duraznitos de Tojo.
Ojalá te murieras allí, en ese morro donde no hay más ver, un litro, comadre, para refrescar el actgico.
que cardones; si te quedas duro, helado, allí, bajarán las Kererinka les sirvió un litro de chicha.
águilas a sacarte los ojos, a picotearte las entrañas. No saben que anda el Comisionado. Collaguaima, ven, ven.
Kolke se asustó. Tarky, dijo: Yo escuché el llanto del pequeñuelo que ella llevaba Yo soy de lejos.
a la grupa, metido en un costal. Pero tenis ovejas. no?
Me hizo caso. Tengo. Me reconoces, Collaguaima. Muchas. Poquititas. Soy don Carlos, el que fué patrón de Chutanayta. Te las quitarán.
La Collaguaima habló entre dientes.
Cachisumpi, el cokapis, se miro el bigote y dijo para Estoy cansado; tengo hambre y frío. Hace dos sí: Pronto llegaré a La Quiaca y pasaré la Línea.
días salí de Orus. Mayu; equivoqué el camino, me perdí. Llegt en el tren de ayer. Anda acompañado de un no sé cómo llegué hasta tu casa. No te acuerdas de don sargento y de dos milicos. qué habrá venido?
Carlos de Cascro?
Chutanayta contestó. Don Carlos. sí, señor. quitarnos lo que tenemos. IAh. te acuerdas. Yo soy el que le prendió fue. Como será, compadre. go a tu choza. Es abajeño. Abajeño; es rubio, es blanco y gordo, Tristemente, tristemente me miró. Ella, la pobre Arrearé mis llamas hasta Susques.
pastora, buscó albergue aquella vez, en una hoyada pró. Es muy lejos.
xima al cerro Ari tucum. Con tal que él no me las quite. Collaguaima, tengo hambre y frío. Dicen que viene a hacer pagar los arriendos. Sólo hay coquita, señor.
Tarky rompió a decir. alcohol. don José ya le pagé el arriendo y le dí el tercio Queda un dedo en la chata.
de la parición y le trabajé veinte días seguiditos sin co. No preparaste mote y calapare, Collaguaima? brarle. Nadita, señor.
Chutapayta afirmó. por qué. No trabaja Chutanayta. No tejes ba. Te lo pegará.
rracán y picote?
Los puneños echáronse a andar por las calles arenosas Trabajamos, señor. El maíz está caro y las llamitas de Abra Pampa. En una tienda de comestibles, se encon.
no valen nada.
traron con el Comisionado. Nosotros cosechamos mucho maíz, allá en Humahua. Hola. Qué dicen muchachos. De dónde vie.
ca, mucho, tanto como para llegar con mazorcas bien gra. nen. Ya tengo para charlar un rato con ustedes. Yo Dadag, ocho casas como la tuya.
soy don Roberto Jámez, el Comisionado. Supieron que. Mucho. Pasa a la página 59. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica