Repertorio Americano 379. siego los reprendió por llamar saltear cami. Porque ese libro sería, todo él, poesía, mas en hechos de verdad muj ricas y fuernos a socorrer a los miserables, alzar los para poesía, es decir, csuprema verdado! tes, que contra el enemigo de nuestra pacaldos, remediar los menesterosos. allí, turaleza se había vestido, toda aquella arrogante y noble, invocó su fuero de Caba2 noche, parte en pie y parte de rodillas, esllero andante, cuyá ley es su espada, sus Unamuno al hacer, a su modo, el comentuvo velando delante de la imagen de Nues.
fueros sus brios, sus premáticas su voluntad.
tario de la vida de Don Quijote, ve alzarse tra Señora, encomendándose de todo cora. Bravo, mi señor Don Quijote, bravo! La al lado del Caballero de la Espada, la des.
zón a ella. ley no se hizo para ti, ni para nosotros tus creyentes; nuestras premáticas son nuestra cargada figura de ese otro Caballero de la. de esta guisa sigue parangonando a los voluntad. Dijiste bien; tenías brios para Cruz, que se llamó Don Iñigo de Loyola.
dos andantes caballeros que, por tan distindar tú solo cuatrocientos palos a cuatrocienLe obsegiona el paralelo espiritual entre tos caminos, iban empujados por el mismo tos cuadrilleros gee se te pusieran por de.
estos dos hombres, cuyas aventuras parecen heroísmo, en pos del mismo fantasma lumi.
noso.
lante, o por lo menos para intentarlo, que igualmente fabulosas. acudiendo ya a Cer.
en el intento está el valor. vantes, ya a Rivadeneira, va estableciendo, La verdad es que, después de Don Quijote, a lo largo del libro, el parentesco que les San Ignacio es el mas sorprendente caba Larga la cita. Pero, no! Pedazos así de aproxima y casi les confunde en una sola llero de la historia española. digo de la alma no tienen medida, ni pueden ser frag.
locura, en una sola mística exaltación de historia porque el santo está tan bien eb la fe.
la novela, como el andante caballero en mentados. parte de que no dejan sentir su largura, tan deliciosos nos resultan y tan En el capítulo primero establece el parela historia. El mismo Unamuno afirmó al sugestivos y tan encantadores.
cido físico. En el segundo parangona la saguna vez que Don Quijote tiene más sabor Así hace sus comentos este maravilloso lida inicial de Don Quijote y la del Santo de realidad que Cervantes, de tal manera exégeta del Evangelio de la Espiritualidad.
de Loyola.
que se podría probar que el que existió fae Nos pone frente a Don Quijote y Sancho. No ogrecuerda, dice. esta salida la de el primero, y el fabuloso el segundo. Tal vez y nos hace oir el más hermoso de los diálo aquel otro caballero, de la Milicia de Cristo, estaría mejor decir que el que existió fue gos, un diálogo entre él y ellos, entre su Iñigo de Loyola, que después de haber proCervantes, del que Don Quijote fué solo un espíritu y el espíritu del libro.
curado en sus mocedades de aventajarse disfraz. podría en este caso rectificarse el Nada tiene que ver Unamuno con los rasobre todos sus iguales y de alcanzar fama paralelo con el santo, estableciéndolo entre quíticos Clemencines de antaño y de ogaño.
de hombre valeroso, y honra y gloria miliCervantes y Loyola, esos dos caballeros atte Para leer a Cervantes no se pone las anti.
tar. y aún en los comienzos de su converdantes del ideal, conquistadores de la vasta parras de la gramática, ni trae a cuento a sión, cuando se disponia a ir a Italia, siendo heredad del espíritu.
griegos y latinos.
muy atormentado de la tentación de la Oid, una vez más, al agudo Ganivet. Afirma, sí, su sinceridad, le da todo el vana gloria. y habiendo sido, antes de con«Y tan conquistadores como Cortés o PIvigor posible, y pone en función toda su vertirse, muy curioso de leer libros profa zarro son Cervantes, preso en Argel y com.
sabiduría, pero su sabiduría, la realmente nos y de caballerías. cuando después de prometiéndose en una rebelión por España, suya, no la que le dieron los libros, que, herido en Pamplona leyó la vida de Cristo, y San Ignacio de Loyola, otro obscuro solda.
con ser mucha, resulta pobre ante las rique.
y las de los Santos, comenzó a trocársele do, que con un puñado de hombres acomete zag de su entendimiento. armado de estas el corazón y a querer imitar y obrar lo que la conquista del mundo espiritual.
armas, armado Caballero, se adelanta a ejerleía? así, una mañana, sin hacer caso de Antes que a Unamuno se impuso, pues, cer la alta caballería del pensador, convir.
los consejos de sus hermanos, púsose en al pensador granadino tan trágicamente tiendo la fábula en realidad, buscando en camino acompañado de dos criados) y em. desaparecido, la afinidad de aquellas dos la vida la interpretación de lo que dicen los prendió su vida de aventuras en Cristo, almas, destellos de una misma pasión, lla: personajes de la novela, buscando en la pro poniendo todo su cuidado y conato en hacer ma viva de la misma fe.
pia vida española, lo que intongos comenta cosas grandes y muy dificultosas. Así Pero lo curioso, lo sorprendente es que, ristas de campanillas buscan en el mismo nos lo cuenta el Pedro de Rivadeneira, siglos antes, un escritor extranjero, extraño libro, en los capítulos I, III y del libro de su. a las intimidades del espíritu espafiol, sorA nadie se le ha ocurrido tal vez se haga Vida del Bienaventurado Padre Ignacio de prendió, el primero, el parentesco entre el cuando haya muerto el maestro, que la Loyola, obra que apareció en romance cag Santo guerrero y el guerrero santo que el tumba tiene curiosas claridades entresacar tellano en 1583, y era una de las que figura. maestro salmatino vincula estrechamente de ese libro único en la literatura española ban en la librería de Don Quijote, que la en su libro.
las verdades que contiene, los pensamientos leyó, y una de las que en el escrutinio que Es Voltaire el que escribió lo que yais a que lo integran. Sería, sin duda, lo más in hicieron el cura y el barbero fue indebida. leer en su Diccionario filosófico, al estudiar teresante, lo más original, lo más penetranmente al fuego del corral, por no haber a Loyola: te de toda su obra. Una continuación breve, ellos reparado en ella, que a baberla descu«Para conquistar gran fama y ser funda.
profunda, luminosa del Idearium de aquel bierto habríala el cura respetado y puesto dor, os aconsejo que seáis locos, pero que genio malogrado que ahogó en el Riga su sobre su cabeza. de que no reparo en ella, vuestra locura sea oportuna en la época en juventud y su dolor.
es buena prueba el que Cervantes no la que vivís. En vuestra locura debe haber un.
Ese libro ya no sería un diálogo, sería un cita. fondo de razón que dirija vuestras extrava, monólogo, sobre las más serias preocupa. En el capítulo III, al estudiar cómo Don gancias y que os haga ser excesivamente ciones de la vida, de la suya y de la de su Quijote se armó caballero, escribe: terco. Podrá suceder que os ahorquen, pero pueblo, libro nutrido de ideas, parco en aquella vela de armas no os recuerda si no os ahorcan debéis abrigar la esperanza palabras, rico de todas las riquezas del es la del Caballero andante de Cristo, la de de que os erijan altares.
pírita.
Iñigo de Loyola? También Iñigo, la víspe ¿Podéis decirme en conciencia si bobo En su portada yo escribiría, estas palabras ra, de la Navidad de 1522, vel6 sus ar. jamás en el mundo otro hombre más digno, del maestro: mas ante el altar de Nuestra Señora de de la casa de Orates que San Ignacio, o sea «El arte no puede, ni debe ser alcahuele de Monserrate. Oigámoslo al Rivadeneira: Yñigo de Vizcaya, que era su verdadero la mentira; el arte es la suprema verdad, la Como hubiera leído en sus libros de caba nombre? Le trastorna el juicio la lectura de que se crea en fuerza de fe. Ningun embus llerías que los caballeros noveles solían velar la Leyenda Dorada, como más tarde se lo lero puede ser poeta. La poesía es elerna y sus armas, por imitar él, como caballero trastornan a Don Quijote de la Mancha los fecunda como vistón; la mentira es estéril novel de Cristo, con espiritual representa libros de caballerías.
como una mula y dura menos que nieve ción, aquel hecho caballeroso y velar sus He ahí a Yfigo y a Don Quijote de bra.
marketa, nuevas y al parecer pobres y flacas armas, cero en la prosa de Voltaire! Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica