Repertorio Americano 327 LA CHUÑA, un cuento de BENIT. LYNCH UANDO Mario, con las manos en los bolСА sillos, la espalda agobiada y arrastrando mucho los pies, se presenta en el sitio en donde bajo el sol de fuego y los remolinos del viento recio, Leo, su hermano menor, se ocupa en estaquear cueros vacunos, éste levanta la cabeza cubierta por un gran som.
brero de paja y le dice er tre burlón y jactancioso. Mirá que líneas che. Modelo de tipo embarque. Ah, ah. en seguida y a tiempo que pone un pie sobre una de las pieles que aún están sin estaquear y que parecen grandes piezas de felpa amontonadas en el suelo, Mario cons.
tata lánguida piente. Trajeron más. cómo te va. Trajeron siete. No ves. Tres estaqueados y éste cuatro y ese yaguané y aquel bayito y ese otro donde tenés la pata. Total. Siete. sin soltar la maceta con que golpea, el BENITO LYNCH es uno d: los novelistas y piño se pasa el dorso de una mano por la cuentistas argentinos de personalidad más acentuada y característica De un realismo vifrente sudorosa y congestionada por el bocoroso, sus obras cautivan por lo fuerte y pinchorno y añade con una sonrisa escéptica: toresco de las descripciones, por la emoción Ya ves. Cuatro vacas y tres novillos que alcanzan a sugerir con la más sobria y argordos abogados en el jagüel, por no haber tística sitoplicidad de procedimientos, por el estilo espontáneo y rico y el acierto en la querido El Viejo que pusieran el alambre elección de asuntos. siempre adecuados a las aptitudes especiales del autor.
allí donde vuelca la manga. Palabra que Su novela Los Carancios de in Florida me alegraría si hoy después del aparte se (1916. publicada por la Biblioteca de LA NAle tirara al jagüel todo el rodeo. literario rioplateose. Hay en esa novela págiPero como Mario, siempre con un pie nas que bap sido juzgadas magistrales. Antes sobre el cuero y la mirada perdida en las habla publicado el Sr. Lyocb, Plata Dorada (1909. Posteriormente ha escrito Raquela lejanías polvorosas del horizonte, no le con. 1918. La evasión (colección de cuentos) y testa ni tan siquiera parece escucharle, su Las mal calladas (novela. hermano, quizá resentido, cambia bruscamente de tono y de tema y le dice casi agre través, debajo de los cueros estaqueados sivo: para dar caída a las aguas pluviales, sus. Ah. Me dijo Aguilera que has dado pende el movimiento para reirse: tu consentimiento para que echen a trabajar. Ta ta tá. Tu deber. No seas zada.
el roano en el rodeo. Es cierto. horia, bi me creas tan otario. Tu de.
Mario saca el pie de sobre el cuero y se ber. Ya no te acuerdas de aquella vez en pone a rascarse con gesto dolorido cierta que lloraste tanto, que mamá no sabía cómo comezón de bichos colorados que siente en consolarte, porque el viejo, en un apuro, hizo una pierna.
que Ceferino montase en el roano para ir Si. dice con indiferencia Me lo. hasta la pulpería. pidić don Frutos. No hay caballos. Vos Mario se enoja de veras: sabés que con estos trabajos tan fuertes. No seas imbécil. querés. Yo era un toda la mancarronada se ha deshecho y el chico entonces y no tenía como ahora.
roano en cambio está demasiado gordo. quince años sobre el alma.
Leo menea la cabeza: Pero Leo que a la sazón desenvuelve y. Está bueno!
extiende sobre el suelo, con bruscos tiro. El que está bueno?
Des, la faz interior y sangrienta de un gran Caray. Eso. Esa conformidad tuya, cuero rosillo, torna a replicarle con mofa: esa facilidad con que te has resignado esta. Quince años. Quince patadas en la vez a prestar tu caballo, vos que te hubieras barriga, debería darte tu matungo, por in.
hecho matar en otro tiempo, antes de con consecuente y por ingrato. el año pasasentir que otro.
do. este mismo año, este mismo invierno Mario se incomoda: no más. No te acuerdas ya, cuando el. Ob. Déjate de decir pavadas! gruñe viejo le quiso prestar el burro a aquel señor ¿O te pensás que uno es siempre un chico. Haldaverde o Haldamacana, que vino de Papá también ha dicho que faltan caballos y Buenos Aires. Ah, ah. No te acordás del mi deber es ayudarlo en todo.
escándalo que armaste. No te acordás. Leo, que en este momento se dispone a deci. introducir el medio poste que se coloca de Mario mira por un instante a su hermano y después replica categorico, avanzando despectivo el labio belfo. Idiota. el señor aquél era un maturrango y yo no estaba para que me lastimara el caballo del lomo.
Pero Leo no se convence. Salí. Sali. ahora sabés quién lo va a ensillar, no. iQué vas a saber. No macaniés. mirá que día, tan luego para un aparte de novillos. Quién sabe a qué bestia se lo habrá dao a epsillar tu don Fruta. Pobre roano. Pobre sotreta. Ya me parece verlo volver con una matadura desde la cruz hasta la cola, y las verijas conio picadillo a pura punta de espuela. iJa. Ja! al ver que Mario se alza de hombros despectivo, Leo agrega en seguida con viveza. Sí, sí. Encójete de hombros no más; encojete como pata asada. Va sé que abo ra no importa, que ahora no te importa ninguna de las cosas que antes te importaban.
Conrazóu dice el viejo que estás hecho un babieca y con razón estaqueaste tan bien el otro día, el cuero aquél, del toro embichao que se murió en la laguna.
Mario ofeudido, contrae el ceño y dice conteniéndose con esfuerzo. Qué tenía el cuero. Desgracia do. Querés decirme. Leo le explica con voz meliflua. Tenía, ilustrísimo señor, que estaba todo torcido y con unas bolsas en vez de pliegnies, como para que se pudriera, tan sólo con la humedad del rocío. Eso tenía, Excelencia. Oh no seas estúpido. Qué sabés vos de cueros. Es verdad, señor Principe. Sé lam.
poco que el viejo me mando estaquearlo de nuevo, después de decir que Vuestra Alteza. no servía ni para ir a ver quién venía. Ja, ja. Calláte! Mocoso. Maturrango. que te volteo el Colorado. Me volteará el Colorado, pero no ando haciendo papelones detrás de La Chuña.
Marlo se pone pálido. Mirá Leo. Ya te he dicho que no la llames así a Zunilda, porque te voy a romper el alma. a caso no es cierto. No es cierto el qué. Que tienes la nariz así, quebrada, como el pico de las chuñas. a vos qué te importa cono la ten.
ga. iTan linda que la tendrá el imbécil. No sé cómo la tendré, pero no hago el inamorato, di los gauchos se ríen de mí, cuando voy a la pulpería. quién se ríe de mf, estúpido. ver, decíme. Leo, qne no deja de trabajar mientras discute y que en ese momento clava la estaca de cola, que es como se sabe, uno de los (Pusa a la página Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica