Repertorio Americano.
191 crítica ha escuchado preludiar ciertos acentos románti.
cos, innovador como en todo, también se habría alistado en la escuela revolucionaria. Qué altísimo destino tran.
caron los Hados?
Lo cierto es que, repetiré con Ricardo Rojas, kablo un talento natural, nutrido, flexible y claro, puede haber compensado esa brevedad de su vida, hasta conferirle una celebridad centenaria. esa celebridad a la cual hoy rendimos este sencillo homenaje.
El pequeño caserío me da sus luces lejanas, y el río paga cantando la canción de la montañia.
Tú estás lejos. Con la luna de la ciudad te acompañias, y en tu corazón, que es mío, llora acaso la nostalgia de esta montañia con luna, de esta noche toda blanca, de esta luna que yo miro, de este río que me canta. i ROBERTO GIUSTI.
Página lírica de Carlos Préndez Saldias MI VOZ EN LA NOCHE Cubre la noche la montaña; las estrellas apenas brillan.
Oigo una voz lenta y extrafia como de pájaros que chillan Del tomo Amanecid Neoando, poema de Carlos Préndez Saldias, Santiago de Chile, 1914.
De Préndez Saldias dice el sensato Armando DonosO OD su antolo gla chilena moderna, Nuestros Poetas (Editorial Nascimento, San tiago de Chile. Poeta sin énfasis indtilos, que dice su amablo Delabra armoniosa en el tono menor de sus versos sencillos, los pais jes de su corazón) suelen ser, las más de las voces, loa do 803 omociones fatimas. Sa poesía tiene toda la digolded de una perfecta honradez espiritual bajo la tierra. Crece y crece la mala sombra en la llanura, y la montañia me parece que en esta noche toda obscura en un vuelo se desvanece. LA CANCION DEL RIO Estoy solo frente al destino, sin an temblor, sin una queja; ni cansancio de peregrino, ni dolor en el alma vieja.
El río se viene captando, cantando, como un hechicero de la soledad.
Arboles y riscos se quedan vibrando cuando pasa el río, camino del mar.
El río se viene cantando, cantando, y es una alegría sentirlo pasar.
Estoy aquí, sin un tormento.
Amador de todas las cosas, nunca supe lo que es el viento ni por qué perfuman las rosas.
Claro pensar, clara conciencia; amorosa visión de todo. Una tarde de mi existencia Dació un pájaro azal del lodo.
Tendido en la hierba, si el agua me toca las manos morenas quemándose al sol, y el viento sureño me llena la boca, yo siento que el río, la tierra y la roca laten con la sangre de mi corazón.
Tengo un rencor, y tan pequeño, que ni la mano llevaría; alguien me deshizo un suefio, y no perdono todavía.
Tendido en la hierba, si el agua me toca, bendigo la fuga del río cantor.
La canción del río se pierde en el llano; los hombres del valle bo tienen canción, Un murmullo apenas refresca el verano de este silencioso pueblo labrador.
La conciencia nada me daña; tarbia pasión no tuvo arraigo.
Este rencor que me acompania es el ánico mal que traigo al corazón de la montaña.
La canción del río se pierde en el llano, como si del agua se fuera el amor.
Canté a lo largo del camino; partími pan y mi tristeza. aquí estoy, de cara al destino, en esta noche montañesa, El río venía cantando, cantando, desde la montafia que pleve le dib.
Las piedras sonoras quedaron sonando, y en el valle el río su canción perdis.
EN LA MONTANA El río venía cantando, cantando; desde muy arriba cantando bajó.
Por el valle estrecho se aleja llorando, y ninguno sabe que el río canto.
Por todos los caminos mi corazón se fue buscándote anheloso, como busca la sed el agua en la montaña, y, hoy, al amanecer, a la estrella del alba el viajero de ayer.
Como se busca siempre lo que no se ha de ver, con mis cinco sentidos en ansias te busqué.
LA LUNA LLENA DE MARZO La luna llena de Marzo.
La montafia toda blanca.
Sobre el pasto humedecido estoy solo con mi alma. En un pueblo lejano te hallaría, tal vez? me fuí por los pueblos de Dios, sin conocer ni nombre ni camino. Labios dulces de miel, ojos que no soñaban, corazón de mujer.
Paſ por todos los pueblos y en ninguno te ballel Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional. Costa Rica