106 Repertorio Americano FA como la del principio del siglo XIX en España, que no Sobre los vascos ofrece, según él, di brillantez pi grandeza.
El señor Casares no ha comprendido que al escribir pesar de ser un pueblo pequeño, ha habido bastan.
yo novelas del siglo xix no lo he hecho por buscar con tes definiciones del pueblo vasco y del tipo vasco. Vol.
intención una época sin brillantez y sin grandeza, sino taire lo cansideró como un pueblo saltarín que baila eobre por colocar las figuras en un ambiente próximo, com los Pirineos; otros vieron su fanatismo; otros, su concen.
prensible y explicable.
tración, y otros, su orgullo.
No me choca, la verdad, que el señor Casares no haya Tampoco está mal la frase que se atribuye al cardenal entendido mi intención, porque miembros de una Aca. Richelieu. Cuenta el jesuita Rapin en su Historia del demia como la Española, presididos por el señor Maura, Jansenismo, y lo acoge Sainte Beuve en su Port Royal, que redacta sus cartas (su apico bagaje literario) de una que hablando un día el cardenal del célebre abate de manera más eomarañada y más confusa que cualquier Saint Cyran, que era Etcheverry de apellido, con el pa.
escribiente de Juzgado, no pueden tener el tanto de dre Joseph y el abate de Prières, el cardenal aprobó lo claridad espiritual necesario para darse cuenta de las que decía el abate de Prières, pero pretendió que no iba cosas.
hasta el fondo.
Yo encuentro que en una época cercana se puede Os diré aſiadió lo que pienso: Saint Cyran es suponer, imaginar o inventar la manera de ser psicoló. vasco; así tiene las entrañas calientes por temperamento; gica de los hombres que vivieron en ella. En cambio, el este ardor excesivo le envía a la cabeza vapores en los modo de ser de los hombres de hace doscientos, quidien. cuales se forman estas imaginaciones melancólicas, que él tos o más años, a mí al menos, se me escapa.
toma por reflexiones especulativas y por inspiraciones del No me bastarían todos los documentos que pudiera Espíritu Santo. reunir para darme cuenta aproximada de cómo era un Aquí hay una adividación del vasco muy curiosa.
hombre de lejanas centurias.
Esta explicación de Richelieu podría servir muy bien En mi espíritu, un romano antiguo, un italiano del para otros vascos, antiguos y modernos, Renacimiento, un conquistador espafiol o un cortesano de Respecto a nuestra petulancia, el abate Ibarce de BiLuis XIV, se me representan como siluetas tan amane. dassouet, en su fantástica Historia de los Cántabros, pu.
radas, tad estilizadas, tan terminadas, que se me figura blicada hacia 1820, cuenta esta anécdota, que luego ha que no se les puede añadir pi quitar nada.
corrido por otros libros: De ahí que, para mí, libros como Salammbo, de Un príocipe de Rohan, que estaba restaurando un Flaubert, Los Mártires, de Chateaubriand, o el Quo castillo, pidió a un vecino vasco unas piedras que había Vadis. de Sienkiewicz, son por esencia errores funda. en la propiedad de éste. El vasco se las negó; discutieron, mentales. En cambio, no lo son algunas de las novelas de y en la discusión el Rohan dijo: Walter Scott, ni La Cartuja de Parma, de Stendhal, di Sabed que los Rohan datamos del siglo ix.
otras muchas obras de Balzac y de Dickens, de carácter el vasco contestó: histórico próximo al tiempo en que ellos vivieron. Nosotros, los vascos, po datamos.
Tampoco es un error, sino, por el contrario, un gran acierto, La Guerra y la Paz, de Tolstoy, porque Tolstoy pudo comprender a los rusos de la campaña de Napoleon Recuerdos y detalles históricos casi por impresión directa, sin tener que recurrir a verEn esta novela mía, Zalacain el Aventurero, el persosiones amaneradas y manoseadas, convertidas en lugares comunes por largos años de retórica de los más perfilados naje principal está inventado, porque esta obligación de inventar el héroe existe desde que se han escrito novelas.
pendolistas literarios.
Los detalles históricos no están tomados de libros, Dispensad que, para hablar de pequeños ensayos míos, aduzca y traiga a colación tan grandes ejemplos; pero yo sino de viva voz. Algunos los oſ de labios de mi padre, po pretendo compararme con estos célebres maestros que que estuvo en la guerra carlista de voluntario liberal; otros los escuché de sus amigos. Los tipos, paisajes y he citado. Lo único que pretendo es aclarar mis intenciocostumbres están vistos en realidad durante mis camina nes y en parte también sincerarme.
tas y paseos por el país vasco y en el pueblo guipuzcoano en donde estuve de médico.
Ramuntcho, de Loti Sin embargo, y esto parece una negación de mi aserto, un crítico francés, Peseux Richard, que escribió hace Un escritor, al hablar con simpatía en un artículo de afios un artículo acerca de mis libros en la Revue Hispa mi libro Zalacain el Aventurero, citaba varias veces Ra.
nique, afirmaba que en Zalacain había anécdotas que apa.
recen un fabulario del siglo XIII XIV. Al leerlo muntcho, de Pierre Loti.
Esta novela la leſ hace tiempo con gran delectación.
entonces quedé un poco asombrado; hoy no me asombra.
No sé si influyó en mi o no, pero nunca tuve el pensa.
ría, porque he visto las mismas anécdotas atribuidas en miento de imitarla.
un pueblo a una persona y en otro a otra, y hasta a mí Yo he sentido gran admiración por Ramuntcho, de mismo me ha pasado el caso de inventar la historia de un Loti, pero una admiración más externa que interna.
comisionista chusco que hacía varias mixtificaciones, y Ramuntcho, desde ciertos puntos de vista, es una ma.
después oír contar anécdotas de este comisionista invenravilla. Nunca se ha pintado el país vasco con un presti.
tado por mí como si fueren ciertas.
gio tan sugestivo como en este libro. El aire, el clima, los días de viento Sur, los caseríos, las pequefias villas al El color en el arte occidentai pie del monte Larrun, la ensenada del Bidasoa, toda la escenografía de Ramuntcho es admirable; pero lo interno, Hablar del dibujo y del color de una obra literaria no el alma de los vascos de este libro, flaquea; estas criaturas es una transposición exagerada de los conceptos de un de Loti son algo femenino, turbio y sensual, que no arte a otro; por eso, el uso de estas palabras en literatura corresponden con exactitud a nuestros vascos.
es corriente; ahora, defender la tesis, como lo hace Spen.
No pensé en Ramuntcho, de Loti, al escribir Zalacain. gler en la Decadencia de Occidente, que la música está Si hubiera pensado en él, hubiera sido para mí el modelo dentro de las artes plásticas, ésta ya es una afirmación da de lo que yo no podía pretender ni tampoco debía hacer. tonto barroca, más propia para un orador elocuente de ер Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica