284 2702 Repertorio Americano lo dejaste, esa tarde, sobre el lecho deshecho, Tiene un relente extraño, como de rosas (Alojas de haberse abierto mucho sobre el calor de uo pecbo.
Es breve, pero tiene la solidez del día en sus ángulos fuertes y el cambiar de las ondas en su tela flexible. Ah. Qué llanto podría reflorecer las rosas marchitas de sus blondas. Se acuerda, Tomasita, cómo estaba (educado. Cuánto leía siempre. qué pronto aprendía!
En sus cabezas tristes no cabe el pensa. miento de que, sabiendo tanto. el niño se haya ido a buscar aventuras, abandonando el pido, y a besar otras bocas y otro puevo tormento. que se haya ido para volver, cansado, con unos ojos muertos y unos gestos sepiles, a remover cenizas del hogar apagado y a acariciar recuerdos de pálidos perfiles.
LAS FLORES la vida podría irsenos en mirarlas. Tenemos uvas flores. Uuas flores tan (bellas, que la vida podría irsenos en mirarlas!
Tieneu nombres tan dulces, que a veces, al (nombrarlas, nuestras voces parecen bajar de las (estrellas.
y aunque renazca mayo o se deshoje octubre es ipfecunda y sórdida la sombra de la higuera. sin embargo, vive. Su verde oscuro empieza a dominar la tapia del jardín inconcluso y en su tronco escondido, delgado como un (huso, enreda la desgracia su ovillo de tristeza.
Su sola vida estéril es couio una enseña uza.
Tiene la fuerza adusta de una lección de (antaño. La casa debe siempre dormir bajo uu (castaño; el que siembra una higuera, deshoja una esperanza. Reflexiovo y counprendo. Mejor hubiera sido escuchar los preceptos de aquella tía tonta que se murió de tedio. La dicha no se (apronta como un hotel de invierno. Hay que guardar el nido!
Hay que guardar el vido de las influencias Bialas de los espejos rotos y de la mala higuera.
Los días se suceden. el corazón espera, y ya la dicha empieza a replegar sus alas.
Hubiera sido fácil seguir la senda justa: casarme, tener hijos y esperar la partida con las ramas floridas y la raíz robusta.
Pero un soplo iguorado me deslojó la vida.
LAS MACETAS. Tal vez asi tuvieses más flores en el tiesto de ta amor de mujor!
Estoy mirando que oran, sentadas en el hueco de la puerta, las viejas sirvientas familiares y entre sus pianos flacas, como de lino seco, oigo temblar las cuentas lentas de sus collares; y pienso, entre la dulce caricia de la luna, qué fin halló en mi alma esa niñez querida. El niños (como dicen) tuvo mala fortuna. La corona que sueñan se la negó la vida!
LA CUNA Ya encendimos la antorcha!
No sé de qué jardines, de qué vergel lejano han traído esta tierra donde crece tu flor preferida, la dulce, la que se abrió en tu (mano, la que no tiene espinas para herir tu candor.
Si lo supiera, iría, a través de los meses, a bendecir la mano que la supo extraer del surco en que dormía. iTal vez así tuvieses más flores en el tiesto de tu amor de mujer. Iría a bendecirla y a bendecir el hueco que dejara en la tierra y a bendecir el sol que alumbrara ese hueco y a bendecir el eco de mis mismas palabras, porque te hablan de amor!
EL POZO llenan con su llanta el pozo en donde bebo.
No sé, pero en la noche, oigo sobre la arena pisadas misteriosas. Están llenando el (pozo unas mujeres tristes, con un mirar de pena!
En la alta noche, escucho su trágico sollozo. Rstán llegando el pozo! Cuando eu las (noches claras, hay luna entre las fronılas y perlas en la (niebla, me vengo a la ventana a ver como se puebla el huerto, con las sombras de esas inujeres (raras.
No me han hablado nunca, y siento, sin euibargo, que con su llanto llenan el pozo en donde (bebo.
Por eso hay cada día como un sentido nuevo en sus aguas salobres y de un sabor amargo.
Hoy, ya junto a la cuna, la voz me tiembla (toda y ine nace el escrúpulo de estar violando up rito.
Me acuerdo, sin quererlo, de esa noche de boda, de un cielo azul de luna y de un beso ipvito.
LA LAMPARA Tiene un aire severo de madre de familia.
Estábamos unidos, bajo el espacio eterno, como hoy, pero una dulce ternura dos (faltaba: jel amor de ser padre, que hace al hombre más tierno y a la esposa la vuelve leal copio una (esclava!
No sé de qué países eu que la luz se pueda tejer con el perfume, trajeron sus cristales, pero su vidrio opaco tiembla como la seda, y da un fulgor lloroso de perlas orientales. su redor, el mundo. Ella, en su centro (claro, con su radiosa esfera la eternidad concilia, Tiene un aire severo de madre de familia y, como yo de piño, no abandona su aro pi cuando, en alta noche, la vence la vigilia.
LAS SIRVIENTAS El cielo, como ahora, se abría inmensa. mente pero estaba, esa noche, tan huérfano de (estrellas.
No tenía este grave temblor amanecieute, como de mar lejavo o de palabras bellas.
En sus cabezas tristes no cabe lel pensamiento.
LA HIGUERA El que siembra una biguera desboja una esperanza.
Burlando los prejuicios tímidos de la casa, plaptamos esta higuera junto al muro (encalado, y estamos esperando, mientras el tiempo (pasa, que dé su fruto negro, como un dedo enguantado.
Los días se suceden y el corazón espera, pero pi el fruto cae, ni la rama se cubre Cuando la poche cae, se juntan en el hueco de la puerta, repiten consejas familiares y entre sus manos flacas, como de lino seco, van pasando las cuentas de sus lentos (collares.
Aun tiempo mismo, rezan y se acuerdan de (alguna travesura inocente de nui infancia perdida.
iel niños (como dicen) tuvo mala fortuna. La corona que sueñan, se la robó la vida. Te acuerdas? El perfume de la sombra (sonora nos envolvía entonces como hoy, y sin embargo no sé qué nos faltaba. Quizá el sabor Camargo y dulce de las lágrimas que hacen bueno al (que llora.
Las cosas nos rodeaban con un ardor (malsavo y el porvenir estaba todo lleuo de errores. Ibamos a querernos. Pero estaba tu balio tan cerca de la rama, que secaba las flores.
Hablan de mis tristezas con un tono amargado (parece que la culpa fuese tan sólo mía. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica