308 Repertorio Americano Releyendo Emile Zola CONVENDRÁ, probablemente, muy pocos en el siglo xix han tenido caa.
profundidad; bien que él no siempre se de. mente contra esta constantes o gravitación rojo manejado sin fatigar la atención tenga a utilizar con reposo el jugo extraído: vanidosa, egoísta y brutal, lo miemo ahora excesivamente, para encontrarnos con en suma, una manera de genialidad ingéni que en la época cavernaria. Nuestro Iñigo ediciones de Emilio Zola estatuidas ta. El esquema titulado Perfil de la Historia de Loyola veía la historia con una simplici. ad usum Delphini.
Universal de Wells, coincide singularmen dad parecida; a las dos constantes, las lla. La vipmoralidado de los autores pos.
te con las líneas presentes de Mr. Frank; maba él das dos banderag, Zaratustra teriores ha llegado a mayor delicia. si bien en el libro de Wells la metáfora ma (el viejo, no el tudesco. y Zoroastro, etcé. Daturalmente, la de autores anteriores.
temática de Mr. Frank tan acertada y ex tera, etc. Todos propendemos a ver la his. no pienso precisamente al decir presiva padece alguna modificación. Para toria de esta suerte purificada. nuestra esto en páginas como las de los liber.
Wells grosso modo, y también para mí la propensión quizás no es errónea.
tinos del siglo XVII. Pienso en los historia se desarrolla y eleva porque de esas Finalmente: nuestros hispano americanis mismos novelistas románticos france.
dos constantes. una, la potencia creadora tas tienen no poco que meditar sobre las ses, en Chateaubriand, en Lamary espiritual, no es constante, sino variable, líneas suscintas de Mr. Frank.
tine. En Lamartine, sí, en el casto incoativa, aumentativa: lo que constituye la Concayo, de Duevo, felicitándome y feli. Lamartine, de quien impacientaba a historia, segan Wells, es la curva ascenden citando al lector de El Sol por esta conver. Flaubert el no poder precisar del todo te de esta variante: el gráfico de la otra sación con mi admirado y querido compa. cómo había dado el negocio de sus constante (por ser constante) no hay para fero Mr. Frank, relaciones con Graciela.
qué hacerlo constar, Wells lo desdeña y no Así, en este capítulo, se deja ver en menciona las batallas victoriosas de la fuerRAMON PÉREZ DE AYALA, Zola un industrialismo frío, que arrui.
za bruta, sino las de la fuerza espiritual na a menudo nuestras mejores dispo. pero hay que de continuo luchar heroica (EI SOI, Madrla. siciones a la simpatía. Le encontramos a la vez, en este punto, mal intencio.
Dado y candoroso. La resultante nos desplace enoja. Si existieran aquellas ediciones ad usum Delphini, creo que a acabaríamos manejándolas nosotros. Parece poseer la mirada de un Ma Una cena de artistas en casa de un tusalén, por no decir la de un Jehová. literato. media cena, los convidados lidades de historiador tan suptuosas.
se exaltan, discuten, se pelean, no hacen mucho caso del mena que ha leerlo con propósito de revisión. Ra. su lado Macaulay, por ejemplo, zones extrafías a cualquier intento de prodace en este punto una impresión preparado la dueña de la casa con eneste orden me han devuelto ahora a ternecedoras precauciones, Para resti.
que nos recuerda la de un inválido Oeuvre, la novela famosa del maes.
mir en pocas palabras el ambiente obligado a trabajar con un brazo úni.
creado en el comedor y el estado de tro naturalista. he encontrado allí camente.
los espíritus, Zola apunta tres o cuatro muchas sorpresas y no pocos motivos Hay, por fin, una cosa en Zola que anotaciones como estas: de admiración.
a veces catea sin duda cierta fatiga, La luz del quinqué brillaba muy En primer logar, me parece admira. pero que trae inevitablemente al res.
ble la vida agudísima, exacerbada, in.
alta. Las flores de faſença se abrían)
peto. Quiero decir, la majestad. Un (el comedor está adornado con porce.
tensa, que Zola sabe prestar a los ob. parentesco que nunca ha sido bastante lana de Delft. la mesa se incen.
jetos inanimados y a sus conjuntos, subrayado, por ventura, une en la dió con el desastre del cubierto. Como autor de los que llamaríamos historia de las letras los nombres de ¿Qué decir sobre esto. Qué decir. bodegones épicos. tal vez no reco Bossuet y de Zola, la prosa del uno sino que el lector de hoy en día, in.
Doce rival en toda la historia de la con la del otro. Las dos pertenecen a cluso el acostumbrado a los más estri.
literatura. Generalmente, el color de la misma familia retórica. y 808dentes atrevimientos metafóricos de la estas paturalezas muertas redactadas, pecho que, precisamente Iquien lo poesía y de la literatura de vanguar.
es poco fino. En cambio, iqué poten. hubiera dichol ante el tribunal de la dia, encuentra aquí un fragmento no cia sintética, qué energía de abrevia. retórica es donde convendrá intentar ción! El naturalismo fué acusado en un día la tarea que ya la justicia indigno de ser puesto a do lado, un su tiempo de culpas de un detallismo reclama, el imparcial proceso de re.
ejemplo de aquellas síntesis arbitrarias y febriles en que tanto se complace la prosaico. Leyendo a Zola, al revés, visión.
sensibilidadad moderna?
nos maravilla muy a menudo la ma. El lápiz rojo que antes reclamába.
pera como sabe condensar en muy pocas lloeas llenas de énfasis, poéticos iCuánto se ha insistido en los de.
mos para despojar a Zola de algunos pasajes introducidos en sus novelas escenarios, vastísimos lapsos de tiempo fectos de Zola! Algunos saltan a los por un frío industrialismo, podría tal relativamente dilatados.
ojos. No valdría la pena de insistir en vez completarse con unas tijeras que En esta misma cuestión de lo rela. ellos, si el análisis de alguno no pa.
tivo al paso del tiempo, encontramos diera traernos sigoificativa lección, separasen, Do nas páginas selectasen él un don, también de naturaleza que unas páginas, ya sería demasiado Por ejemplo, es psicológicamente eminentemente poética. Con una ipdi.
para esto, sino algunos fragmentos muy ioteresante ver la poca gracia cortos, correspondientes a los mejores ferencia verdaderamente formidable, con que el novelista introduce en la sabe conceder la misma extensión instantes en que se revela la posible Darración aquellas escenas que el len.
calidad del artista. Obtendríamos así una página, por ejemplo. a hechon guaje de la crítica y el público llamaba un Zola, no precisamente esta vez paacontecidos en una hora a un solo en su tiempo realistas por antono.
ra uso del Delfin, sino para uso del sujeto y a otros que han llenado la magia. ICómo se adivina que estos esteta. Una colección semejante pos vida de un grupo numeroso en una pasajes se han afiadido por fuerza y reservarla sin duda sorpresas muy de.
larga cadena de afios. Dirlasele a veves, con truco, como se despegan del texto licadas.
completamente desprovisto de cual. restante, con qué facilidad llegaríase RUGENIO ORS quier angustia de calendario o de reloj. a eliminarlos! Bastarla con un lápiz (Hermes, Bilbao, 1911. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica