16 2192 Repertorio Americano El compadre de Ausencia SOBRE el cadmio del cielo se diluía un verde malva que dole por el camino confidencias sobre su amargura y bue.
na fe burlada.
Esbozaba la tristeza de su jacal tan frío y tan solo; hacía resaltar la doliente orfandad de sus mocosillos que sin cumplir diez años, ya sabían de dolores y lágrimas.
Ausencia entendía. bien que entendía. Después de todo, qué? Muerta su madre, qué le res.
flotaba en la atmósfera e iba de las arboledas, montes taba. y prados; en la garganta de los cerros, pedazos de neblina Iban llegando; la puerta de trancas estaba ya a la vis.
marchaban en vilo rozando las ramas con lentitud solemne, ta. Juan Simón cogió el rebozo de la comadre madrina casi en éxtasis. De no lejos, llegaba un eco de campanas. del más pequeño de los chicos, y jugando con sus puntas Aquí y allá, grupos de rebafios triscaban, mientras los le espetó la declaración: pastores echados de bruces en la apretada hierba, parecían. Comadre. por qué no? Asté sola. yo solo. vén.
arrobarse en la quietud.
gase con nosotros. ahí hace falta la mano de una mu.
Aisladas, solas, una que otra cabaña labriega dejaba jer.
perfilar su tejado, de donde partía a veces un hilillo de. No pronunció palabra Ausencia, pero la sonrisa de humo. Escuchábase el ladrar opaco de algún perro, y en sus labios carnosos y la mirada fuerte de sus ojos, hicie.
los caminos vecinales, los rancheros en semitono modu ron al ranchero arriar la yunta con más bríos.
laban cantares cloróticos.
Mientras, ella quedó tras la empalizada, con el cán.
taro al hombro, observando al grupo que se perdía.
CINCO DE LA TARDE En el ambiente pareció flotar un anhelo de ilusión.
En la casa de Ausencia hacíase la provisión diaria de ALFONSO FABILA agua. Ella bajó a llevarla del río, donde él estaba sentado Altamirano, 107. Mé.
a la orilla, esperando que bebieran los bueyes de su yunta. zico, México, Había pasado la moza de los veinte abriles entrando en unos veinticinco otobios muy tentadores.
Al verla, acercósele el gañán.
Dr. ALEJANDRO MONTEROS. Compadre habló la aldeapa. tanto bueno por MEDICO CIRUJANO aquí. yo me pensaba que su mercé andaba pal Jaral; TELÉFONO 899 Horas de consulta: de a p.
dicían que. que. pos que, aqueos se habían juido pa Despacho: 50 varas al Norte del Banco Internacional, la hacienda de Don Cristóbal. Se afigura asté, comadre contestole él que un hombre honrao se desgracie por una. con licencia de Doctor ODIO DE GRANDA asté, pero. por una. pa qué le digo el fip? Ta bueno que MEDICO, CIRUJANO RADIOLOGO si me queren robar la mujer ques mía, popia de mi pro.
de la Facultad de Medicina de Paris piedá, la mujer ques mía por el jusgao y por la iglesia, TELÉFONO NO 899 Horas de consulta: de a p.
yo me haga cremioal matando al jijo del fregao que me 25 varas al NO. de la Artillería, hiciera eso, pero cuando esa juera güena, honradota y ca.
bal. pero. por esa. Ayl compadre. mire asté, pos dicían que somercé Doctor CONSTANTINO HERDOCIA los iba siguiendo. Hasta le tengo ofrecida a Nuestra SeDe la Facultad de Medicina de Paris ñora de Gualupe una manda, con tal enque asté saliers con MEDICO CIRUJANO bien de la cosa. porque yo mi dije: pos como el otro está juerte, muchacho y adicen que no le tiene mieo ni al Enfermedades de los ojos, oídos, dariz y garganta. Horas de mesmísimo diablo. pos quién sabe. pue ser que lo hu.
oficina: 10 a 11. 30 a. y de a 5, contiguo al Teatro Variedades.
biera tumbao asté.
Teléfono numero 1443 No, comadre Ausencia. no es el mieo. Aquí opde me devisa con estas barbas onde ya hay pelos blancos y con este cuerpo que empieza a encorparse por los cuaren.
ta. pos le digo que tiro un güey. cuantimás a ese desgraciao, pero. a luego, qué me resultaría. Ir a la cárcel, revolverme con todos aqueos creminales, dejar a mis hijos solos en el Jacal. Isolos, comadre. y pudrir.
me allá. mientras los probes chamacos se morían de Delicioso hambre. Me comprende? Ya que la madre les salió tan perra y se jalb dejándolos a la mercé de los cuatro vientos, no se dirá que yo. juí de la mesma.
La muchacha observaba los ojos del compadre que iban publándose por las lágrimas, y como acabara de llenar su cántaro, lo puso en el hombro ayudada de la mano recia del hombre que decía bien no le tembla.
ba y estaba aún con los vigores de la juventud.
Uselo usted El mejor TALCO perfume Antiséptico El PONE SEGUÍA CAYENDO LA TARDE Juan Simón este era el nombre del compadre de Au.
Bencia viendo los preparativos de marcha de su coma.
dre, arrió también su yunta y fué escoltándola y hacién.
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