214 Repertorio Americano Pero ni el lirio, al que llamaron su hermano, ni la rosa de Sarón, que El cortó de niño por las colinas, ni la Ma.
dreselva trenzada, quisieron hacerse cardo del camino y, como los principes y las muj. res mundanas que rehusaron seguirle por las llanuras quemadas, se quedaron sin cono.
cer a Cristo.
GABRIELA MISTRAL (Desolación) Tiene el leopardo un abrigo.
Tiene el leopardo un abrigo en su monte seco y pardo: yo tengo más que el leopardo, porque tengo un buen amigo. vino en el viento la voz cansada y como rota del cardo. Sí; ha pasado por este camino y le he tocado los vestidos, yo, un triste cardo. es verdad que se me parece. Sólo un poco, y cuando la luna te pone dolor. Tá levantas demasiado la cabeza. El la lleva algo inclinada; pero su mapto es albo como tu copo y eres harto feliz de parecértele. Nadie lo comparará nunca con el cardo polvoroso. Di, cardo. cómo son sus ojos?
El cardo abrió en otra plabta una flor azul. Cómo es su pecho?
El cardo abrió una flor roja. Así va su pecho dijo. Es un color demasiado crudo dijo el lirio. qué lleva en las sienes por guirpalda, cuando es la primavera?
El cardo elevó sus espinas. Es una horrible guirnalda dijo la camelia. Se le perdonan a la rosa sus pequeñas espinas; pero esas son como las del cactus, el erizado cactus de las laderas. ama Cristo? prosiguió el lirio, turbado. Cómo es su amor. Así ama Cristo dijo el cardo echando a volar las plumillas de su corola muerta hacia todos los vientos. pesar de todo dijo el lirio querría conocerle. Cómo podría ser, hermano cardo. Para tirarlo pasar, para recibir su mirada, haceos cardo del camino respondió éste. El va siempre por las sendas, sin reposo Al pasar me ha dicho: Bendito seas tú. porque floreces entre el polvo y alegras la mira.
da febril del caminante. Ni por tu perfume se detendrá en el jardín del rico, porque va oteando en el viento otro aroma: el aroma de las heridas de los hombres.
Duerme, como en un juguete, la mushma en su cojinete de arce del Japón: yo digo. No hay cojín como un amigo. Tiene el conde su abolengo: tiene la aurora el mendigo: tiene ala el ave; iyo tengo allá en México un amigo!
Tiepe el señor presidente un jardín con una fuente, y un tesoro en oro y trigo: tengo más, tengo un amigo.
JOSÉ MARTÍ. Versos sencillos)
Los desposorios con la tierra una mujer joven, bella y de buen sentido, que iba a casarse con un mecánico, le preguntaron, viendo có.
mo él vivía cubierto de aceite, sudoro.
so y con el traje sin aliños del hombre trabajador. cómo te atreves a unir tu suerte con ese muchacho, que se viste tao mal. Ah, contestó la joven. debajo de esas ropas bastas y llenas de pringues de aceite, hay un hombre, todo un hombre. Como si hubiese dicho que las ropas se compran, que con mil dólares cualquiera queda hecho un Brummel de la noche a la mañana; pero ni con ese oro ai con todo el oro del mundo se compra un marido sano, valeroso, emprendedor, austero, capaz de ser compañero, afectuoso y guía firme de una mujer, capaz de ser padre espiritual de sus hijos y ciudadano útil a su República.
Hay muchos jóvenes, los caballeri.
tos sociales, que hacen asco de tocar la tierra y de sembrarla. Aún siguen fieles a los viejos prejuicios de los hidalgos, que como tuviesen hidalguía, inicia, sino la confirmación de una decadencia que continúa. Es que estos tataranietos de españoles de la Colonia nos han infiltrado el horror al trabajo, en tauto que la España nueva se em.
aunque vo tuviesen qué poper a la peña en enterrar su pasado. El prejui.
mesa. Esto es de la época en que se cio del horror a los trabajos serviles creía el trabajo servil y vergonzoso, proviene de nuestros pseudo nobles, tan solamente propio de plebeyos. Es, y llega hasta los hombres a quienes la en fin, de la época en que en España tierra les ofrece un porvenir seguro y no se podía el sol. Pero tampoco se magnífico, a trueque de que sean va.
popía el puchero.
rooiles, activos y estudiosos.
Vicómo querrían trabajar la tierra No sólo yerran lamentablemente esos mocitos. enguaptados? o con pin sino que se ponen en ridículo, quienes zas? Cuando la juventud que está consideran que saber ejecutar el tra.
llamada por su riqueza o su talento, bajo del peón, cavar la tierra, remopor su posición o sus propios anhelos, verla con las propias manos, uptarse a ocupar los puestos que ofrecen ya la de ella, huodirse en ella, es cosa que agricultura y las nuevas industrias, se halle contrapuesta con la distinción ya la magistratura y la guerra, padece o con la jerarquía. Ya Cicerón uno de estos prejuicios o está contaminada de los espíritus má aristocráticos que por parecidos afemipamientos, casi ni hubo jamás, una de las inteligencias merece tal nombre, y es índice de que más delicadas, el hombre que poseía las fuerzas nacionales decaen. Fué la una mesa escritorio que valía miles de ruipa de Roma, el magno imperio. Las sextercios elogiaba la agricultura cartas de Símaco se guardaban en co. como la profesión más digna de un fres de sándalo, mientras los hijos de hombre libre.
los prepotentes pedían quitasol y es. La primera condición del caballero clavos que les abanicases para ir al fino y elegante, es que sea libre; y la Bósforo Cimeriano.
libertad no se consigue sino con inde Pero en Centro América este miedo pendencia económica, y esta indepen.
de ponerse en contacto con la tierra dencia no se logra jamás con el asco a no es indice de una decadencia que se la tierra y la repugnancia por su Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica