290 Repertorio Americanó. dad interna; la impersonaliza por la lidad, sino de hecho, pues en teoría la aparición de la Miseria, ese crimen anterioridad de los factores que concu. Stendhal lo había augurado ya. Lo social lanzado al rostro de los crimi.
rrieron a suscitarla; determina en el importante era que esa impasibilidad pales. Cómo DO habían éstos de árbol genealógico la torcedura radical estudiosa disimulaba un saludable aullar, desollados por tan brava lejía!
que sorprenderá mañana con la rareza amor. Zola exponía en plena luz la Fué la miseria azote, la miseria ho.
de una flor y lo inesperado de una desnudez del gran miserable, rascaba rrenda lo que airó; pues en cuanto a espipa; sigue por el camino real, por la inmundicia plebeya y aún se gozaba la Verdad, todos la quisieran desnu.
la acera, en el bufete, en el mostra. en esto, arrastrado, sin duda, por su da, sin perjuicio de encontrarla des.
dor, al sujeto perfectamente vulgar, encarnizamiento de combatiente, sien. honesta cuando exhibe su vengadora que es centena en la villa y millón en do el entusiasmo un exceso de por sí; desnudez.
la metrópoli; y bajo su cartón descu. rodaba sus parejas de amantes en las Definida su originalidad, Zola po bre negruras de odio como para eclip eras escandalosas de sol, y sobre las reculó un paso en el intento. Nada sar soles, tesoros de dolor como para mesas de repasar; afrontaba con la era arrojarse, io difícil consistía en hartar deidades, y primaveras de misma entereza los hedores del laya perseverar. Desde el hambre hasta el amor lujosas en lirios; pues doquiera dero en Assommoir y el delirante ultraje, no desconoció amargura bajo que hay un hombre hay un amor y un invernáculo de La Curée; sin que la el sol. Mas la rueda de la Fortuna es dolor seguros, y donde están ésos, rigidez del disector enmascarara siem. amolador que afila y bruñe, y esos están la luna y el sol del cielo del es. presus ascos y sus indignaciones, caracteres petrificando con su contacto píritu.
pues el hombre de Mes Haines no era al cieno, lo vuelven mármol para ha.
Allá el rasgo externo es secundario. de los que llevan la lengua en la boca cerlo digno de su cincel.
Tal ojo muy azul, en contraste con como un estoque en un bastón. Poco a poco sus protagonistas se tal cabello muy negro; tal mandíbula ¡Oh, y cuál se puso a ladrar enton. impusieron, tomando sitio en la col.
denunciadora, tal luminosidad histé. ces la trahilla de las buenas costum. mena, y entonces llegó el momento de rica de la palidez, son otros tantos bres! iCuán furiosas salieron de sus examinar su calidad. La línea que les postigos entreabiertos sobre el limbo epítomes a Moral y la Urbanidad, perfilaba no constituía un modelo de moral. Pero siempre, en el canalla y como las hormigas de sus montonci. burilado; sus caracteres no resultaban en el héroe, en el inmoral y en el tos de tierra. Adónde iba ese goloso de un cuño superior; la impresión virtuoso, en el idiota y en el genial, del pantano. Buscando qué trufas ante todo, era de conjunto.
la fatalidad atávica serpenteando aquí clandestinas hozaba el suelo ese verra. Esos cuadros que no resisten a la turbia y allá clara, como un arroyo co. pronto la descubrieron. For. ponderación del detalle, revelan, por que fuese, vuelta a vuelta, tripa de mábase su clientela el ayaro; escupía lo mismo, algo. de inconsistente. La cloaca y arteria de pradera.
intestinalmente el envidioso las altu. producción febril, a novela por año, Esa lógica atormentada por su pro. ras que no podía alcanzar; pervertía a basta para explicarlo quizá, así justi.
pia ipflexibilidad es la falla de la los jóvenes el mal ciudadano; el co. fiquen al novelista tirápicas exigenobra. La premisa, en su forma auto barde no se atrevia a opinar sobre las cias explotadas por su editor.
ritaria y excluyente, se impuso tal aspiraciones del pueblo que describía; Además hay otra causa no menos vez como fundamento; pero extraerla el crápula, el miserable, el. Santo importante. Los personajes de Zola no equivaldrá a destruir el edificio cielo. Ha de extrañarnos aquel sapo son símbolos, puesto que encarnan que, una vez alzado, encuentra en la cuotidiano por desayuno, si el escritor argumentos de sociología o de moral.
correlación de sus partes una nueva podía agregar cómodamente dos víbo. Este, representa la degeneración obre.
estabilidad. No; la misma ciencia ha ras por merienda?
ra en un ambiente homicida, donde rechazado esas fatalidades heredita. Mejor se quería argumentos de prin. sólo sop alcanzables, por lo baratos, rias, y va en camino de relegar tam. cipes incógnitos, que se casar con pa. los Paraísos del alcohol; aquel, la pros.
bién esa pretendida igualdad entre el radógicas chalegueras en desenlaces titución, rediviva eternamente en sus bueno y el malo, sólo aprovechada por de matrimonio legal; las novelitas de. Lernas mefíticas; otro, el sacrilegio éste, siendo sofisma el argumento que centes, aunque no escasas de pimen de amor que venga a la naturaleza vio.
la induce de la identidad original. tón, eso sí; los adulterios vergonzantes, lentada; y todos revelan, siendo tan El atavismo, aun ayudando el me. los besos al soslayo, las alcahueterías daturales en el orden existente, por dio, no alcanza a explicar todas las ingeniosas, rematadas con postdatas la monstruosa sedición que éste im.
semejanzas, y aquellos a quienes mor. de nueve meses.
plica, la posibilidad de una armonía tifica la hipótesis de un móvil espiri No obstante, esa mogigatería de futura.
tual, deberán revestirse de paciencia solteronas, esa pudibunda mediocra. No hay sino ellos que puedan enpor ahora.
cia que en series iguales dispone sus carnar este principio y lograrlo, pues La química no ha tropezado ni con ideas y las latas de su almacén, no cuentan con la fertilidad, siendo el un miligramo de pensamiento en la tenían por qué alarmarse en rigor. lodo. Lágrimas de esclavos, tribulasíntesis de cualquier glicerida; y pi Las novelas de Zola, como que son de ciones de menesterosos, ruegos de so.
siquiera el piteco antecesor asoma por tesis, llevan todas al final el pie for. litarios, contriciones de prostitutas, entre el laberinto de la filogenia su zado de una moraleja; y esto lo ha fueron en todo tiempo riego y simienfaz bufona y bestial, para certificar. hecho notar el povelista en su prólogo tes de ideal, y éste el perro de ciego Dos un abolengo de caricatura.
de Assommoir. La moral en acción, que los pobrecitos y los lamentables Fué la falla de la obra enorme aque. el diagnóstico que es el principio de llevan de lazarillo, cuando fama, pla.
Ila lógica, pero el maridaje entre cien. la cura, forman sus explicaciones. ceres, compasión, afecciones, dejan al cia y arte fructificó. En principio, Zola mi entender esto comportó una debi. ausentarse campo libre para que la se propuso únicamente estudiar el lidad, cuyo piogún resultado prueba, esperanza reine como un astro sobre desarrollo de un hecho en un medio cuando menos, su ineficacia. Traicio. el desierto.
determinado. Las documentaciones de nó, además, una vacilación del método El escritor, acostumbrándose a la que Balzac y Flaubert se armaron por experimental preconizado para la po. mugre, abuso de ella. Al respecto hay probidad intelectual, servirían también vela, pues el investigador se preocu. páginas injustificables, y para ejem.
a Zola para la aplicación de un princi. paba de lo que iba a hallar. Por otra plo puede servirnos aquella última de pio científico. Ello afirmaba un pro parte el escándalo no residía en la Naná, en la que ésta aparece muerta greso sin duda, pero no una origina. tesis. Lo que en ella encolerizaba era de viruelas, encuadrando su cabello Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica