334 Repertorio Americano donde el inocente ajeno a la asechanza, es el pueblo, mientras usted está ahí en su ¡Y opera, Ud. señorita, la contestación taba limpiando el morral de su caballo y allí cuarto despreocupada en absoluto de lo que de aquel bestia!
le soltaste entre otras muchas cosas, más o puede ser mañana de Mario, él, echado allí. Ha observado Ud. alguna vez en el tam.
menos burlonas e incisivas, aquello de si te a la sombra de las acacias, aun confía en bo. Hay en el suelo un balde lleno hasta tenía miedo y de asi por qué te disparaba. asted, aun es todo suyo, aun piensa en que los bordes de una leche blanca, nacarada, más tarde aun, cuando lo amansaste, bien vale usted cuantas burlas ba tenido limpísima y de repente se asusta o se enoja cuando cou vagas promesas hiciste abrir su que soportar de parte de su hermano y de alguna vaca arisca o manera y. izas. al corazón a la luz de tus ojos, como se abren todos los suyos: que bien vale su amor las cocear, hecha entre el balde una pella enorlas flores a la luz de la aurora, cuando en. mil punzadas crueles con que han lastimado me de barro, de estiércol o de cualquier in.
tregado a ti por completo, te traía ya, en su corazón generoso, esos mil miserables mundicia. Bueno! El mismo efecto ha de homenaje y como a una princesa bárbara, que apenas advierten que alguno ba ballado baber causado al caer en la albura de lirio desde el huevo de perdiz reluciente y de co por fin una oportunidad para elevarse un del amor del muchacho, la brutal obscenidad lor chocolate, que encontraba en el campo poco, ya se arrojan decididos sobre él, para de aquella frase.
hasta el durazno pintón que a hurto de su impedirselo a fuerza de pedradas o escupita Dicen que se fué de la cocina más blanco padre, arrancaba del único arbol tempranero jos.
que el pañuelo que llevaba al cuello y que que hay en la huerta, entonces y molesta sin Sí, señorita. Todo esto es muy amar.
por espacio de una semana entera no dirigió duda por su insistente apremio, entonces le go sin duda, pero es la verdad verdadera. la palabra al capataz, ni aua para darle los diste sin compasión la primera puñalada: Por diversos motivos, pero siempre por su buenos días.
Tu no habías venido a La Estancia. simpática causa, Mario está enojado o dolopara quedarte en ella toda la vida. Tú te rosamente resentido con casi todas las pervolverías al lejano pueblo de tu residencia sonas que forman este pequeño mundo de En uno de los áogalos sombríos del gal.
habitual con tus pulmoncitos ya oxigenados. La Estancia. con el padre, porque una pón de «La Estancia. hasta donde llegan muy pronto, dentro de un mes quizás.
las tufonadas de horno del ambiente exte.
vez le dijo que se dejase de hacer el pavo ¿Y te acuerdas como palideció el pobre al y que cuando quisiera andar con mujeres rior, que los empujones del porte arrachado oirte, como tuvo que sentarse de golpe, en que no fuesen de su condición se fuese por hacen entrar por la puerta, Leo, don Frutos, el mortero ése que está siempre parado de. ahí, lejos. a la. la. Con la mamá porque el capataz Aguilera y otras personas más trás de la cocina que corresponde a las pie juzgó apenas la vió a usted que usted era están mirando un caballo. Es el caballo de zas del mayordomo, cómo lloró en tu preMario.
una guaranguita. Con Leo, su hermano sencia al igual que un chicuelo de cuatro unico e inseparable compañero de tantos El roano, con la cabeza inclinada, los ija.
años y cómo tú, sin dejar de mano tus am.
res hundidos y el pelo ensortijado en mil años, porque a cada paso suelta dicharachos bigüedades de pequeña coqueta, que no de mal gusto a propósito de ese insignificansucios remolinos que el sudor ha fijado al quiere pero que no suelta, le consolaste al te defectillo que tiene usted en la nariz, pesecarse, respira soplando estertorosamente cabo con esta promesa, tau sin precedentes ro que por ser suyo a Mario le parece como por un rojo agujero que tiene junto al codien los anales de la crueldad femenina, como llo, del lado de enlazar.
una gracia más de su persona. Con la negra en los anales de la tolerancia y de la inge Benita, la cocinera: con el gringo quintero: La escasa hemorragia después de correr a nuidad de los hombres: con la desgraciada de Adela, la sirvienta, lo largo del remo como una cinta encarnada. Yo le contestaré antes de irme.
forma con el polvo del casco un negro lodo y contra toda esa recua de canallas y de ¡Sí, señorita. Ni más ni menos. Usted adauciles, por todo eso y porque uso por esperaría a estar con el pie en el estribo del Tras uu breve silencio, el peón por dia, ano le han ido repitiendo invariablemente breack para decirle al infeliz que no lo an tapecito inquieto, con chiripá pampay aquello tan odioso de que parece mentira quería. lo más enorme y lo más atroz ha que al moverse ara el piso de tierra del que un niño, que un mocito bien, pueda sido que el pobre muchacho haya debido y fijarse así sin mala intención en una chica galpón con las rodajas sonoras de sus grarpodido vivir todo este mes que termina, sin pobre como Ud. y, además, porque algunos des espuelas, torna a explicar a don Frutos otra leña para la hoguera de su pasión, que como ocurrió el accidente: de ellos y muy especialmente las mujeres, alguna coqueta mirada suga, que alguna. Va le digo. Cuando endespués que se muestran un odio tan venenoso y tan provaga sonrisa.
largo el rodeo, yo llegué al jagüel casi mesfundo contra Ud. que hasta palidecen de Ah, ah. diga vd. que por suerte turao con las puntas de hacienda sedienta sólo verla cruzar el patio, con su sombrilla, para él, el may infeliz, no ha creído todavía, que caiba a la aguada balando y trotiando, y su vestido encarnados.
en eso que le soplaron la otra tarde, cabe ya estaba allí el chico iaguelero, pero.
uno de los esquineros del cerco de la quinta; yoría de los peones, Mario está también dis.
Con todos los demás, es decir, con la ma Icha. Con razón dicen que no hay come.
y no lo ha creído porque a la edad que dido que salga bien! Queriendo hacer un fa.
el cuenta, no puede concebirse una monsgustado porque son unos groseros, porque vor. sabe. queriendo hacer un favor, truosidad tan grande, como esa que signifi.
son unos insolentes, porque son unos perporque me pareció al ver cómo se apiñaban caría el casamiento de una chica como usted vertidos y porque no hay uno solo que no le los animales ande mesmo volcaba la manga, con un hombre como su primo, es decir haya aconsejado con tanto empeño como si que alguno podía cairse adentro, agarré y icon on viejo asqueroso. que tiene como en ello le fuera la vida, cuna sarta de ipfa. metí el caballo entre el montón, pechándo.
mias, contra usted. una sarta) tal de infatreinta años!
los y castigándolos con el poncho. yo no ¿Y ahora en qué piensa usted, quiere demias, que ni siquiera pueden repetirses, Sí, sé. Quizá no más algún toro chúcaro al cirdos; asted que sabe muy bien que mañana señorita. Pobre chico. Viera la cara levantar la cabeza asustao me lo agarró tan se marcha para el pueblo y que sin embargo que puso la primera vez que le oyó algo así, fiero con la guampa. Yo no sé. Es cierto está dejando pasar las horas melida ahí en a Aguilera, el gaucho ése a quien él mismo que advertí que medio se me, alzo de manos su cuarto y sin darle a Mario la respuesta estima y admira tanto! Estaban en la coentre la bacienda, pero recién me di cuenta que le debe. Qué. Será acaso que todacina de los peopes, una mañana los dos so. de que estaba corbeao al ver cómo afluejaba vía no ha encontrado usted hora, ni sitio, ni los. Mario, como de costumbre, hablando y. del encuentro. viscera que satisfaga plenamente, su intimo hablando y haciendo proyectos de amor para el ganchito con sus ojos renegridos y y atroz deseo de que resulte mortal la puña.
el futuro, y el otro cosiendo una rienda. De descoufiados, busca con insistencia los ojos lada. pronto Mario cambio de tono y dijo, diri.
del mayordomo, pero don Frutos no le Mientras usted está abí, en su cuarto, giéndose al gaucho, entre confidencial y atiende ya porque está muy ocupado en planchando posiblemente alguna ropa inte afectuoso: mostrar a Leo, cómo la fuerza de aquel sorior para su viaje, y más posiblemente aun. Ah. Sabe, Aguilera, que le estoy plo pneumo toráxico del pobre caballo de Pensando en el próximo carnaval, allá, en por pedir un rulo!
Mario alcanza a apagar un fosforo.
de sangre. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica