154. 2007 Repertorio Americano. nombre y pude sentir en todas jueguetes muertos yo no los amaba, y espiga así, temblorosa, hacia los el ambiente tieruo y casi religio tú te acuerdas; el más lindo era para ojos del Señor. Con ella itan breve!
pedimos todo lo que se necesita para so en que se desarrollaron los. wí tu propio cuerpo.
Jugaba con tus cabellos como hili. vivir con suavidad y transparencia programas; ni esa sentimentalitos de agua escurridizos; con tu bar sobre la costra llagada del mundo; dad baual de muchas fiestas esco billa suave y redonda;, cou tus dedos se pide el pan cotidiano, se dice que lares, ui esa seriedad seca y vacía que trenzaba y destreuzaba. Tu rostro los hombres son hermanos fliestros de algunos actos académicos: un inclipado era para tu hija todo el es. y se alaba la voluntad vigorosa del espectáculo del mundo. Con curiosi. Señor.
corro tibio de madres e hijas endad miraba tu parpadear rápido y el de este niodo la que nos mostró tre el cual me senté con compla: juego de la luz que se hacía dentro la tierra coino un lienzo extendido cencia a decir mis humildes pa de tus ojos verdes, y. aquello tan ex. lleno de formas y colores, nos hace labras. traño que solía pasar sobre tu cara conocer también al Dios escondido cuando tenías una cosa que yo igoo. detrás de las formas, Evocación de la madra raba, cuando eras desgraciada, madre.
Sí, todito mi inundo era tu sem Madre, en el fondo de tu vientre blaute: tu frente como un llano con Yo era una niña triste, madre, una se hicierop en silencio mis ojos, mi rastrojo dorado; tus mejillas como la niña buraña, como son los grillos boca, y mis manos. Con tu sangre loma de curva depurada y los surcos oscuros cuando es de día, como es el más rica me regabas como el agua a que la pena cavaba hacia los extremos lagarto verde, bebedor del sol. tú las papillas del jacinto, escondidas. de la boca, eran dos pequeños valleci. sufrías de que tu niña no jugara como bajo la tierra. Mis seotidos sop tuyos. tos tieroos. Aprendí los colores y las las otras, y solías decir que tenía y con este como préstamo de tu carne fornas mirando tu cabeza: el color de fiebre, cuando en la viña de la casa la audo por el mundo. Alabada seas por la última tarde estaba ep tu cabellera; encontrabas conversando sola con las todo el esplendor de la tierra que en el temblor de las yerbecitas en tus cepas retorcilas y con un almendro tra eu mí y se enreda en mi corazón. pestañas y el tallo de las plantas en esbelto y fino que parecía un niño tu cuello, que al doblarse hacia mí arrobado. Ahora está hablando así hacía un pliegue lleno de intimidad. también contigo que no le contestas, Madre, yo he crecido como uu fruto y si tú la vieses le pondrías la mano en la rama espesa, sobre tus rodillas en la frente, diciendo como entonces: profundas. Ellas llevan todavía la cuando ya supe caminar de la Hija, tú tienes fiebre. forma de mi cuerpo. otro hijo do te mano tuya, apegadita a ti cual si fuera la ha borrado y tanto se habituaron ai un pliegue grande de tu falda, salí a mecerme, que cuando ya corría por conocer tu valle y mi valle dulcísimo: Todos los que vienen después de ti los caminos, ellas estaban allí, en el Los padres están demasiado llevos en la vida, madre, enseñan sobre lo corredor de la casa, tristes de no sen. de afanes para que puedan llevarnos que tú enseñaste y dicen con muchas tir mi peso.
de la mano por un camino o subirnos palabras cosas que tú decías cou po.
No hay ritmo más suave entre los por una cuesta. Por esto es que siem. quitas; causap nuestros oidos y nos cien ritmos derramados por el Primer pre somos más hijos de la madre, con epipañan el gozo de oir escuchar. Se Músico en el mundo, que ese de tu, la cual seguimos ceñidos, como la al. aprendían las cosas con más levedad. mecedura, madre, y las cosas plácidas mendra lo está en suivainita cerrada. estando tu niñita bien acomodada que hay en mi alma se cuajaron con el cielo más amado por nosotros no sobre tu pecho. Tu ponías la ense.
ese vaivén de tus brazos y tus rodillas. es aquel de las estrellas líquidas y ñanza sobre esa como cera dorada del a la par que mecías ne ibas can. frías sino el otro de los ojos vuestros, cariño; uo hablabas por obligacióu y tando, y los versos no eran sino pala. tao próximo que se puede besar sobre así uo te apresurabas, sino por uece.
bras tuyas juguetouas, pretexto para su mismo llanto.
sidad de derramarte hacia tu hijita y tus mimos. En esas cauciones tú me El padre anda en la locura heroica munca le pediste que estuviese tiesa y nombrabas las cosas de la tierra: los de la vida y no sabemos lo que es su quieta en banca dura, oyéo.
cerros, los frutos, los pueblos, las bes dia. Sólo vemos que por las tardes dote. Mieutras te oſa jugaba con la tiecitas del capipo, como para dowi. vuelve y suele dejarpos en la mesa vuelta de tu blusa o con el botón de ciliar a tu hija en el mundo, como una parvita de frutos dorados y rojos concha de perla de tus mangas. para enumerarle los seres de la faniy vedios que os entrega a vosotras este es el único aprender deleitoso que lia tau extraña en que la habían para el ropero familiar los liepzos y yo he conocido, madre.
puesto a existir. así yo iba cono. las franelas con que uos vestís. Pero ciendo tu duro y suave upiverso: 00 la que monda los frutos y los corta en hay palabrita nombradora de las cria gajitos para la boca del niño y los Después yo he sido una joven y turas que no aprendiera de ti. Las exprime en la siesta calurosa eres tú, después una mujer. He caminado sola maestras que vinieron despliés sólo wadre. la que corta la frauela y el sin el arrimo de tu cuerpo, y he sabido usaron de las visiones y de los com. lienzo en piececitas y las vuelve un que eso quc llaman la libertad es una bres hermosos que tú ya me habías traje amoroso que se apega bien a los cosa sin belleza. He visto mi sombra entregado.
costados frioleptos del niño, eres tú, caer sobre los campos sin la tuya, chi.
Tú ibaš acercándome, inadre, las madre pobre, la más tierna de todas, quitita, al lado, y era fea y triste. He cosas inocentes que podía coger sin la tiernísima.
hablado también sin necesitar de tui herirme: un jazoin. o una yerba buena ayuda y yo hubiera querido que como del huerto, una hoja de yedra del coantes, en cada frase mía estuvieran tus rredor y yo palpaba eo ellos la amis. Va el niño junta palabritas como palabras ayudadoras, para que lo que tad de las criaturas. Tú a veces me vidrios de colores. Entonces tú nos iba diciendo fuese una guirnalda be comprabas, y otras me hacías, los pones una oración leve en medio de cha por las dos, juguetes: una nuñeca de ojos muy la lengua y allí se nos queda, viva, Muchas veces me han llamado fuer grandes como los míos, una casita que hasta el último día. Esta oración es te y segura los hombres que no sase desbarataba a poca costa. Pero los tan sencilla como la espadaña del lirio ben que el corazón de una mujer es uva Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica