BourgeoisieCarmen Lyra

. 226 Repertorio Americano La moral de Guido da Verona FOGAZZA que soporta el peso de una gota de ro. es trágico el contraste que hay echa al hoibro. Son los suyos los cío?
entre la silueta infantil casi, de apa. únicos ojos, que se detienen con inteEl espejo de 1100 fuente se ha echado riencia mezquina, tierua, doliepte, ligente y cariñoso interés ante la pea temblar de commiseración cuaudo desamparada y el fondo duro y fan: queña interrogación decarne sensible Marianela se ha mirado eu él: Sobre tástico en donde se mueve. el auj. y abandonada, escrita sobre el paisaje el fondo verdoso su imagen wezquina, biepte de las niuas de Socartes sem. rocalloso por la mano del Destino y con los ojuelos negros, la tez pecosa, brado de rocas y que hace pensar en la que nadie fuera de él ha parecido ver.
la varicilla picuda aungue no siu gra. pesadilla de un gigante.
La hija de la Canela se aleja con la cia; el cabello escaso y la movible fiso. Las piedras desgarran su carpe deso. tristeza de una copla entonada por una nomía de pájaro. lada y se marcan con la huella de los voz que en vez de sollozar su peda, la. Madre de Dios, qué feísima cs. piecesitos heridos.
canta.
ella que hacía sentir al ciego a quien Hay alguien que no puede resistir La Realidad la acecha, impasible y sirve de lazarillo olas hermosumns de la la vista de esas patitas que sangran fatal.
tierra. Ella que le explica como es el sin que nadie ponga atención en ello. La mirada de unos ojos que se abreu sol y como son las estrellas como 600 (i Deben haber tenido un gesto tan a la luz, la deja muerta. Es la flecha las flores; ella que lo consuela con bumilde de agitarse al compás de la que atraviesa a la golondrina aterida, aquello de que todo lo tevenios den Diarcha los pliegues de la pobre falda. sin fuerzas ya para soñar con la pri.
tro. El sol, las yerbas, la luna y el cielo Es el doctor Golfín, aquel Teodoro mavera.
grande y azul, lleno siempre de estre. Golfín de cabezota de león y corazón CARMEN LIRA llas; todo, todo lo tenemos dentro; de panal, quien tiene piedad y de la Costa Rica, quiero decir que además de las cosas divinas que hay fuera, vosotros lleva.
inos otras dentro. Que le describe el trozo de mar, qiie se ve entre los carros de Ficóbriga, así, aute una pregueta de Pablo que cree que el war es grande, grandísimo, tan grande, que se estará OGAZZARO y Edmundo de Amicis Verona la mirada inquisidora de los wiraudo todo un día sio acabarlo de habían cerrado en Italia el ciclo críticos do sólo italianos sino extrapver: romántico que iniciara Alejandro Man. jeros. Al principio la crítica acogió su No se ve siuo un pedazo como el zzoni. Giovanni Verga, escéptico ante obra con aplausos inuúmeros. Procla.
que coges dentro de la boca cuando le la incomprensión ambiente, guardaba inó en él al heredero directo del arte pegas una mordida a un pan.
un silencio despectivo para su época refinado de Gabriel Anuinozio. El Llora la Nela al contemplar por par. esperando tiempos más comprensivos público, esta vez de acuerdo con los tes sus facciones en el resto de uu mí. para su obra, Rovetta había dado por críticos, aplaudió abiertamente. Los sero espejo que lleva en la faltriquera, terminada su labor renovadora. El futuristas, que en aquella época tratay es entonces, que cae sobre la freute waestro Annunzio, lejos de su tierra, ban de imponer su forma, lo califica. de Pablo que no conoce la luz. pero veía brillar en torno de su obra mara roo entre los suyos como ya habían dentro de cuyas tinieblas se estremece villosa la luz crepuscular que precede hecho con el autor de «El fuego. la intuición de la belleza de la forma a las sombras del olvido. Marinetti Había eu efecto una visión inueva en como el diamante en el carbón que yace tratala inútilmente de hacer triunfar las novelas de Verona: Esa canción en el seno de la tierra una gota de el afuturismor y de convertirse en optimista que sirena lenta y acompa.
llanto de los ojos de esta Ilusión que ídolo. En la generación que se había sada en las páginas araargas de La.
es Marianela.
iniciado en los primeros lustros de vida comienza mañana recuerdau en la este siglo, Pirandello, Zuccoli, Albertazzi y Panzini obteníau sólo un triunAl pescador fo relativo. Alfredo Vauoi, que tuvo Tarde dorada azul un momento de popularidad, pasó Pescador, pescador, pronto con la oculta burguesía de sus Tarde dorada y azul, que en el mar furibundo novelas. Todo parecía indicar que en campos verdes y leonados sabes ballar la flor esa generacióu no habría un escritor caminos llenos de luz.
que se pierde en el mundo.
capaz de heredar la popularidad que Copa de miere, invertida Pescador: que tu asiento los años iban quitando a Annunzio.
en el fondo del paisaje Surgió entonces Guido da Verona.
más grato sea la roca, y dorada por el sol Audaz como un vigoroso «condotieris, y allí provoque el viento revolucionario coino un artista del como una brasa de plata, tu pretensión más loca.
Renacimiento, pagano como un bijo Ellas dicen ir alegres Que lances el anzuelo de la vicja Grecia, húmedos los labios con nosotros. Cantamos en las aguas mnás bondas, por el ático licor optimista que escana media voz y atormenten tu celo ció Annuozio, con un espíritu reno.
recuerdos de la niñez Esfiuges y Giocondas.
vador ante cuyo ipfujo huían las musas cor amargura y placer: Mas, entre los oleajes de la decadencia, logró eu poco tiemellos callando su pena vo escuches las sonrisas po alcanzar una popularidad que nadie nosotros puestro dolor.
de la sireda, ultrajes en su tierra había obtenido. Sus edi. Azul, tirano cruel.
a la ilusión, cenizas.
ciones superarou en mucho a las más. Todo el cielo huele a mies! grandes que eu Italia se habían hecho.
Azul, lleno del olor Pescador, pescador: Su segunda novela, La que no se debe del campo de mi vifiez!
que en el mar furibundo amar, alcanzó en poco tiempo una ti.
sepas ballar la flor rada de 180, 000 ejemplares. Esa im. Volcanes, todo rubor, que se pierde en el mundo.
posición rápida en un medio hecho valle, todo palidez!
RAFAEL ESTRADA poco propicio por obra de los que le EDUARDO VILLASESOR Costa Rica.
precedieron, atrajo sobre Guido da (Mexicano. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica