Joaquín García Monge

20 Repertorio Americano sus balcones heráldicos, su gente pu.
Aquella tarde con con Gabriela Gabriela Mistral liaſsima y aquel aire adormitado, pero su río lleno de gatos muertos que el invierno limpia y lieya al mar.
LTA y llena de sol, no se por qué jeres y los niños, se disputaban para Ella agregó: me ha evocado una de esas mon. abrazarla. La Habana, donde no se sabe qué tañas andinas que ví en un libro de Todo aquí en México es lipdol. es mejor: si el mar o el pan. Villaes.
estampas: montañas a la apariencia comentó. Las cosas feas apdan es. pesa me ha hablado mucho de Guada.
con frialdad y bosquedad, excelsas de condidas.
lajara.
más allá, pero cuando uno se acerca, En la mesa ardían los heliotropos y Palma interrumpió:qué dulzura contenida, y de pronto el las rosas insignes y parecían celebrar. Pero no olvide que tenemos que. paso de un cóndor familiar a las nu. su onomástico el mango, la piña y el visitar Querétaro y Oaxaca, y si hay bes. Eo su rostro tostado hay la ilu durazno. Hablaba lentamente, comía tiempo verá usted una mañana con minación cordial de la sonrisa; en los con dejadez, rechazó el vino y la vian. neblina en el lago de Páztcuaro.
ojos de un verde doloroso y trémulo, da, sonreía con toda su alma y como a Puebla también añadi pues se abouda el pegror del mirar; por la al hablar hace poemas en prosa, y le encantaría como si viese uno de esos frente vuelan misericordias de alas nadie se hubiera atrevido a empañar cántaros que usted hace cantar en sus abiertas, se apaciguan las cóleras del la ternura del momento con el borror poemas.
maríntimo; y en la welena, que se de un brindis o una recitación de esas De esos cántaros concluyó ella parte en dos bandas al desgaire, se con que a. otros está reservado ator. en que el alfarero deja enseñando el desmayan hurafieces de pájaros que mentarla, todos comprendiamos lo que barro, para que el cántaro se acuerde cou sólo tocar la tierra casta de las ella alguna vez dijo: asomos vasos de que también es materia.
sienes bacen más pura su melancolía. con sed. En las copas se tranquilizaba el vino.
Ella me habla con orgullo de su san. Hablamos de las ciudades de vues. blanco, pero ella prefirió el agua clara.
gre de india aymará, que le da la dulce tra América con ella que ha vivido Trajeron el pastel de fresas y el heladesolación de ciertos parajes; y cuando siete años refugiada en un pueblecito do y como estábamos en el reino amo.
volvemos contemplar el mediodía en de la cordillera y que cuando bajó a roso de las frutas, ella exclamó casi el valle mexicano, le parece que los Santiago se asustó. Hay ciudades a. alborozáudose: volcanes se hallan burilados, y piensa las que no volveremos jamás, porque. Las frutas me parecen el corazón en el verde sombrío del trópico frío de les hemos dado la bendición al despe. del trópico. Cuando yo veo una piña, su tierra.
dirnos. Vasconcelos refirió que eso la mimo, la acaricio, la beso, y me la Es tibio el mediodía, julio está gris, le había pasado con Nueva York y que como con la fruición que debe tener El automóvil nos lleva a la posada de ahora iba a ser castigado.
un animalito. Qué cosa tan hermoSan Angel, y esto le impide la alegría: No recuerdo quién dijo (y esto sio sa es una fruta!
de andar, como ella dice, Al ver la molestar al peruanisimo Porras Barre. Por vez primera la señora Soro de nieve de los volcanes, se acuerda de nechea. Baltra conocía los mangos, Gabriela, los paisajes del sur de Chile, donde. Lima, la todavía virreinal, que como una chiquilla, paladeaba aquel todo es alucinante, y de repente la luz adormece como el opio a los que allí postre del Paraíso. No sé por qué se envuelve las cosas en un velo azul y llegan y de quien huyen los que to. me ocurrió recordar entonces la «Oda violeta que parece de sueño.
davía están vivos. Sus casas proceres, a la Zona. Tórridav, de don Andrés Nosotros tenemos la arauBello: caria; bay momentos eu que nos falta la luz. Yo necesito Tú das la caña hermosa.
de do la miel se acendra, de ella. Casi todo lo que he por quien desdeña el mundo los escrito ha pacido al amor de (panales.
los Andes. En el sur yo no puedo escribir. Estaba como atur.
Gabriela Mistral todos convinimos en que dida, adormecida. Por eso si los versos no son malos y siempre be delirado con este acusan al humapista meticuparéntesis de trópico. Aquí loso, la Oda no es sino un me siento como convalescienMéxico, 56. We fecha 21.
inventario em palagoso.
te.
Me atreví a ipsipuar: Entramos a la posada. En Joaquín García Monge Pero en el Antiguo Teslos tejados gritaba el frenético San José, Costa Rica.
tamento también se abusa de rojo de las bugambilias y yo la enumeración. Basta recor.
hablé de Cuernavaca en donde Teniendo noticias prepárase recepción dar que del templo salomónico también hallará un recodo co.
habla con minucia de cada mo ése, un patio así, la som.
en ésa a. Gabriela Mistral, permítome una de las maderas y de las bra de tejados alegres, el ru.
comunicarle que por gestiones nues. piedras preciosas que empleamor del agua antigua y esas tras, eminente poetisa ha consentido per roo carpinteros y lapidarios.
enredaderas que expresan do. manecer dos años entre nosotros dedicada Pero no es lo mismo ha.
lor de almas.
a su labor educativa, habiendo firmado hlar de la chirimoya, la tuna, Con ella nos sentamos a la el mamey y el zapote prieto, mesa: Palma Guillén, su secre. correspondiente contrato. Me consta tiene taria la señora Soro de Bal.
vivos deseos visitar Costa Rica, pero por que decir máloe. zafiros. amirra. etc.
tra, Vasconcelos. y Genaro ahora no podrá hacerlo; por razones indi. Pues sí serviría de algo la. Estrada. Vió el paisaje con cadas. Afectuosamente, Oda, porque si nuestra Amé.
esos sus grandes ojos quietos, rica desapareciera por una tra.
de pião sublime, y me habló VASCONCELOS. vesura de la Geología. la entonces de Jalapa, donde yo América del Sur aclaró Ga.
bien sé que las flores, las mu.
briela es decir desde México Un cable del Lic. Vasconcelos no podrá venir ahora a Costa Rica. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica