374 2014 Repertorio Americano De los libros que nos llegan. los esclavos querían ascender a ciuda. Alguien me contó, días después, que palma, que había acompañado a Jesús danos; así los del Aventino, en tiens. aquella mujer fué rebautizada con la en los hosappas, se embebió de aquel pos de Agripa, o los que impusieron verdadera sangre del llamado Hijo del rocío como una purpura. desde enel Tribunado, o los que conmovieron Hombre; porque en las horas de touces, para los discípulos, es un triple a Roma con los Gracos, o los que se crucifixión se acercó a la cruz, y la símbolo de martirio, de triunfo y de levantaron en guerra con Euno y Es. herida del costado derramó sobre ella virgividad; y aquella saogre fué fepartaco. Eo cambio. sabes cuál es el otra lluvia de vino simbólico. La mu. cunda.
sostén más fuerte del actual Imperio. jer, desciñéndose la palma, que llevaba ¿Sabes dónde se apoya el trono del todavía, apudóla a los pies de Jesús, GABRIEL ALOMAR César. Se apoya en los que adoran la invadidos ya por el frío mortal; y la (La Libertad. Madrid. divididad de un hombre, y no encontrarían ya entre ellos la virilidad de un Escévola o de un Bruto. José le respondi. tal vez por eso profetizaba el Maestro el advepi.
miento de un César rabínico, o de un Rabino que se revestirá con la púr. Indice)
pura de Augusto. No hay nada más útil a. la tiranía absoluta de un solo GABRIELA MISTRAL: III hombre que la resignación de todos Desolacion, Poemas. New los demás. Si los hombres se declaran ¡Oh Cristo! un dolor les vuelva a hacer York, 1922. Edición del ovejas, ello favorece al Unico que sepa (viva declararse lobo. Sólo así puestra anti«Instituto de las Españas en alma que les diste y que se ha dormido, gua República ha llegado a ser el es.
los Estados Unidos. pp. que se la depuelva honda y sensitiva, cabel del Emperador.
248. casa de amargura, pasión y alarido. En verdad os digo repuso, final.
mente, Jesús, llamado el Cristo, que AL OIDO DEL CRISTO ¡Garfios, hierros, zarpas, que sus carnes algúo día también mis discípulos io hiendan (A Torres Riosecol.
vocarán esa República contra ese Im.
tal como se hienden quemadas gavillas; perio, y morirán por Mí, sin saberlo.
llamas que a su gajo caduco se prendan, Un gran murmullo que venía de llamas de suplicio: argollas, cuchillas!
Cristo, el de las carnes en gajos abiertas; fuera nos sosprendió. Los esclavos, a la puerta, se obstipaban en impedir Cristo, el de las venas vaciadas en ríos. Llanto, llanto de calientes raudales la entrada de una mujer. La mujer estas pobres gentes del siglo están muertas renueve los ojos de turbios cristales era hermosísima, morena, de ojos ne.
de una laxitud, de un miedo, de un frío!
y les vuelva el viejo fuego del mirar!
gros, opulenta. Uoa tupida cabellera la cabecera de sus lechos eres, caía sobre sus bonibros despudos. José ¡Retoñalos desde las entrañas, Cristo!
la hizo entrar. Yo la miré intensamensi te tienen, forma demasiado cruenta, Și ya es imposible, si Tá bien lo has visto, sin esas blanduras que aman las mujeres te, con una inclinación de toda mi si son paja de eras. desciende aventar!
avidez romada por las bellezas exóti.
y con esas marcas de vida violenta.
cas, en las cuales me parecía saborear VIERNES SANTO el placer de la victoria de Roma sobre No te escupirían por creerte loco, las tierras y las razas.
no fueran capaces de amarte tampoco El sol de Abril aun es ardiente y bueno En las manos de la mujer, antigua así, con sus impetus laxos y marchitos.
y el surco, de su espera, resplandece; meretriz, según José me dijo, una palpero hoy no llenes ansia de su seno, ma vibraba. Acercóse a Jesús y se la Porque como Lázaro ya hieden, ya hieden, porque Jesús padece.
ofreció, como por no disgregarse, mejor 10 se mueven.
un presente simbólico de no sé qué transcendencias. Des. Ni el amor ni el odio les arrancan gritos!
No remueras la tierra. Deja, manga, pués, arrodillada, besó largamente los la mano en el arado; echa las mieses II pies del Maestro y el extremo de su cuando ya nos devuelvan la esperanza, túnica, que curaba todos los males.
Aman la elegancia de gesto y color, que aún Jesús padece.
Jesús, sonriendo, le pasó la mano y en la crispadura tuya del madero, por los cabellos con lentitud amorosa Ya gud6 sangre bajo los olivos, en tu sudar sangre, tu último temblor y casta; ciñóle el cuello con su verde y el resplandor cárdeno del Calvario entero, Dras, rebelde de amor, tiene aún latidos, y ogó al que amó que lo nego tres veces.
palma; acercóse a los labios, por última vez, la copa casi llepa, y la derra.
jaun padece!
les parece que hay exageración mó después, como una unción, como el bautispio ritual de los Esenios, şoy pleboyo gusto. El que Tu lloraras y tuvieras sed y tribulación, Porque tú, labrador, siembras odiando, bre las negras crenchas. Upas gotas y yo tengo rencor cuando anochece, no cuaja en sus ojos dos lágrimas claras.
quedaron, como rubíes, entre aquellos y un niño hoy va como un hombre llorando, hilos nocturnos, y brillaron en las Tienen ojo opaco de infecunda yesca, Jesús padece.
puntas agudas de la palma.
sin virtud de llanto, que limpia y refresca. Mujer dijo el Rabí. esta palma Esta sobre el madero todavía tienen una boca de suelto botón es la corona de tu nueva virgividad, y sed tremenda el labio le estremece.
que nadie podrá desflorar. Este vino 10dio mi pau, mi estrofa y ni alegría, mojada en lascivia, ni firme ni roja; es mi sangre, que correrá ya eterna.
iy como de fines de otoño, así, floja porque Jesús padece!
mente sobre la tierra, desde tus cabe.
e impara, la poma de su corazón!
llos de mujer que ha preferido el amor CANTO DEL JUSTO a las riquezas, el espíritu a la carne, Mujer, desde hoy te llamarás HumaLea el REPERTORIO y recoPecho, el de mi Cristo, nidad. Vete en paz; estás salvada.
miéndelo a sus amigos.
más que los ocasos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica